¿Qué puedo hacer?
El vanguardismo —también conocido por su nombre en francés, avant-garde— se refiere a las personas y a las obras experimentales e innovadoras, en particular en lo que respecta al arte, la cultura, la política, la filosofía y la literatura; representa un empuje de los límites de lo que se acepta con la norma o statu quo, sobre todo en el ámbito cultural.
La característica primordial del vanguardismo es la libertad de expresión, la cual se manifiesta alterando la estructura de las obras, abordando temas tabú y desordenando los parámetros creativos. En la poesía se rompe con la métrica y cobran protagonismo aspectos considerados irrelevantes, como la tipografía.
La noción de la existencia del vanguardismo es considerado por algunos como una característica del modernismo, a diferencia de la posmodernidad. Muchos artistas se han alineado con el movimiento vanguardista y aun continúan haciéndolo, trazando una historia a partir del dadaísmo, y pasando por los situacionistas hasta artistas posmodernos como los Poetas del Lenguaje, alrededor de la década de 1930.3 Estos movimientos artísticos renovadores —generalmente dogmáticos— se produjeron en Europa en las primeras décadas del siglo xx; desde donde se extendieron al resto de los continentes. —Principalmente hacia América, en donde se enfrentaron al modernismo—.
El término también hace referencia a la promoción de reformas sociales radicales; fue este sentido el que evocó el adherente a Saint-Simon, Secante Rodrigues, en su ensayo «L'artiste, le savant et l'industriel» («El artista, el científico y el industrial», 1825), el cual contiene el primer uso registrado del término «vanguardia» en su sentido ahora habitual: allí, Rodrigues pide a los artistas «servir como el vanguardismo [de la gente]», insistiendo en que «el poder de las artes es, de hecho, la forma más inmediata y rápida para la reforma social, política y económica».
Con el término Generación del 27 se denomina a un conjunto de escritores y poetas españoles del siglo xx que se dio a conocer en el panorama cultural alrededor de 1927, con motivo del homenaje para Luis de Góngora organizado en ese año por José María Romero Martínez en el Ateneo de Sevilla en el tercer centenario de la muerte del poeta cordobés, y como relevo de la Generación del 98 y el Novecentismo.
El concepto y la denominación de grupo generacional fue ya puesto en duda por uno de sus miembros, Pedro Salinas, con el argumento de que los integrantes del mismo no cumplen los criterios que Julius Peterson dio al concepto historiográfico de «generación»:
Es cierto que el nacimiento de la mayoría se sitúa en un lapso que no rebasa los 17 años, pero no todos los autores nacidos entonces se han considerado miembros del grupo. Coinciden los elegidos en una sólida formación universitaria y en la consideración de Juan Ramón Jiménez como poeta de referencia. Se pone en duda, asimismo la existencia de un «lenguaje generacional», ya que, si bien todos ejercieron estéticas de la vanguardia artística, no renunciaron a la tradición literaria culta del Siglo de Oro o la popular, y evolucionando desde el neopopularismo al surrealismo.
Aunque se podría considerar «acontecimiento generacional» el acto de reivindicación en el Ateneo de Sevilla de la segunda época de Luis de Góngora, la llamada culterana, rechazada por la crítica literaria oficial, no se levantaron con firmeza contra generaciones anteriores, ni estas se hallaban en un estado de anquilosamiento; muy por el contrario constituyen una generación «cumulativa» que asume los logros de las anteriores, y todas estas generaciones del 98, del 14 y del 27, las que forman la llamada Edad de Plata de la literatura española, reaccionaban en el fondo contra una sola: la decimonónica, identificada con la falsía del turnismo de partidos y de la Restauración monárquica, contra las que se levantó también el krausismo, la Institución Libre de Enseñanza y el regeneracionismo, corrientes de las que se sienten herederos. En cuanto a si existieron relaciones personales entre ellos, las hubo, incluso de profunda amistad al menos entre los que residieron en la misma zona y frecuentaron lugares como la Residencia de Estudiantes, donde entraron en contacto con las vanguardias artísticas y científicas, y el Centro de Estudios Históricos, donde asimilaron las tradiciones culturales hispánicas, así como en las redacciones de revistas como La Gaceta Literaria, Cruz y Raya, Revista de Occidente, Litoral, Caballo Verde para la Poesía y Octubre entre otras, lo cual les hace tener una conciencia colectiva unida por experiencias comunes y propias definidas al cabo por la positiva de la República y las negativas de la Guerra Civil y los exilios exterior e interior.
En consecuencia la crítica afirma que se trata de un «grupo generacional», una «constelación» o «promoción» de autores, pese a lo cual ha terminado admitiéndose la designación de generación del 27, pese a existir otras propuestas como: «generación Guillén-Lorca»; «generación de 1925» (media aritmética de la fecha de publicación del primer libro de cada autor); «generación de las vanguardias»; «generación de la amistad»; «generación de la dictadura»; «generación de la República»
Texto wikipedia:
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El vanguardismo —también conocido por su nombre en francés, avant-garde— se refiere a las personas y a las obras experimentales e innovadoras, en particular en lo que respecta al arte, la cultura, la política, la filosofía y la literatura; representa un empuje de los límites de lo que se acepta con la norma o statu quo, sobre todo en el ámbito cultural.
La característica primordial del vanguardismo es la libertad de expresión, la cual se manifiesta alterando la estructura de las obras, abordando temas tabú y desordenando los parámetros creativos. En la poesía se rompe con la métrica y cobran protagonismo aspectos considerados irrelevantes, como la tipografía.
La noción de la existencia del vanguardismo es considerado por algunos como una característica del modernismo, a diferencia de la posmodernidad. Muchos artistas se han alineado con el movimiento vanguardista y aun continúan haciéndolo, trazando una historia a partir del dadaísmo, y pasando por los situacionistas hasta artistas posmodernos como los Poetas del Lenguaje, alrededor de la década de 1930.3 Estos movimientos artísticos renovadores —generalmente dogmáticos— se produjeron en Europa en las primeras décadas del siglo xx; desde donde se extendieron al resto de los continentes. —Principalmente hacia América, en donde se enfrentaron al modernismo—.
El término también hace referencia a la promoción de reformas sociales radicales; fue este sentido el que evocó el adherente a Saint-Simon, Secante Rodrigues, en su ensayo «L'artiste, le savant et l'industriel» («El artista, el científico y el industrial», 1825), el cual contiene el primer uso registrado del término «vanguardia» en su sentido ahora habitual: allí, Rodrigues pide a los artistas «servir como el vanguardismo [de la gente]», insistiendo en que «el poder de las artes es, de hecho, la forma más inmediata y rápida para la reforma social, política y económica».
Con el término Generación del 27 se denomina a un conjunto de escritores y poetas españoles del siglo xx que se dio a conocer en el panorama cultural alrededor de 1927, con motivo del homenaje para Luis de Góngora organizado en ese año por José María Romero Martínez en el Ateneo de Sevilla en el tercer centenario de la muerte del poeta cordobés, y como relevo de la Generación del 98 y el Novecentismo.
El concepto y la denominación de grupo generacional fue ya puesto en duda por uno de sus miembros, Pedro Salinas, con el argumento de que los integrantes del mismo no cumplen los criterios que Julius Peterson dio al concepto historiográfico de «generación»:
Es cierto que el nacimiento de la mayoría se sitúa en un lapso que no rebasa los 17 años, pero no todos los autores nacidos entonces se han considerado miembros del grupo. Coinciden los elegidos en una sólida formación universitaria y en la consideración de Juan Ramón Jiménez como poeta de referencia. Se pone en duda, asimismo la existencia de un «lenguaje generacional», ya que, si bien todos ejercieron estéticas de la vanguardia artística, no renunciaron a la tradición literaria culta del Siglo de Oro o la popular, y evolucionando desde el neopopularismo al surrealismo.
Aunque se podría considerar «acontecimiento generacional» el acto de reivindicación en el Ateneo de Sevilla de la segunda época de Luis de Góngora, la llamada culterana, rechazada por la crítica literaria oficial, no se levantaron con firmeza contra generaciones anteriores, ni estas se hallaban en un estado de anquilosamiento; muy por el contrario constituyen una generación «cumulativa» que asume los logros de las anteriores, y todas estas generaciones del 98, del 14 y del 27, las que forman la llamada Edad de Plata de la literatura española, reaccionaban en el fondo contra una sola: la decimonónica, identificada con la falsía del turnismo de partidos y de la Restauración monárquica, contra las que se levantó también el krausismo, la Institución Libre de Enseñanza y el regeneracionismo, corrientes de las que se sienten herederos. En cuanto a si existieron relaciones personales entre ellos, las hubo, incluso de profunda amistad al menos entre los que residieron en la misma zona y frecuentaron lugares como la Residencia de Estudiantes, donde entraron en contacto con las vanguardias artísticas y científicas, y el Centro de Estudios Históricos, donde asimilaron las tradiciones culturales hispánicas, así como en las redacciones de revistas como La Gaceta Literaria, Cruz y Raya, Revista de Occidente, Litoral, Caballo Verde para la Poesía y Octubre entre otras, lo cual les hace tener una conciencia colectiva unida por experiencias comunes y propias definidas al cabo por la positiva de la República y las negativas de la Guerra Civil y los exilios exterior e interior.
En consecuencia la crítica afirma que se trata de un «grupo generacional», una «constelación» o «promoción» de autores, pese a lo cual ha terminado admitiéndose la designación de generación del 27, pese a existir otras propuestas como: «generación Guillén-Lorca»; «generación de 1925» (media aritmética de la fecha de publicación del primer libro de cada autor); «generación de las vanguardias»; «generación de la amistad»; «generación de la dictadura»; «generación de la República»
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