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La literatura realista y naturalista

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tipo de documento Lecciones

Informazioni sul curriculum

Livello: 16-17 años Soggetto: Lengua Castellana y Literatura
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Contenido

El contexto histórico

Durante el siglo XIX, España vivió uno de los periodos más convulsos de su historia. Se abrió la centuria con la guerra de la Independencia contra Francia y se cerró con la Guerra Hispano-estadounidense y el Desastre del 98, que significaron la pérdida de Cuba en América y de Filipinas en Asia. La dinastía borbónica, tras los reinados de Fernando VII (1814-1833) y de Isabel II (1833-1868), fue derrocada por la revolución de este último año, La Gloriosa. Sucedieron el Gobierno provisional (1869-1871) y el breve reinado de Amadeo de Saboya (1871-1873). Se abrió después la corta etapa de la Primera República (1873-1874), a la que siguieron la jefatura de Estado de Serrano (1874) y la Restauración de la dinastía borbónica en manos de Alfonso XII (1875-1885), hijo de Isabel II, tras el pronunciamiento de Martínez Campos. Muerto el rey, su segunda esposa, María Cristina asumió la Regencia hasta 1902, año en que comenzó a reinar su hijo Alfonso XIII.

Realismo y Naturalismo

Realismo

El realismo fue una corriente artística que se propuso representar lo más fielmente posible

  1. las consecuencias humanas y sociales provocadas por la revolución industrial y
  2. las sucesivas transformaciones del mundo moderno.

Para conseguir esta visión tan global, el vehículo literario más adecuado fue la novela, que se convirtió en una de las expresiones artísticas emblemáticas del siglo XIX.

Por otra parte, el realismo no se concibe sin la existencia de

  1. la clase media burguesa (público lector de este subgénero, en gran parte debido a que vio reflejada su existencia en estas obras);
  2. la prensa diaria, que se convierte en vehículo de publicación de algunas de estas novelas.

Naturalismo

Émile Zola

Esta tendencia literaria nació en Francia y su máximo representante fue Émile Zola (1840-1902). Esta parte de la filosofía positivista de Auguste Comte (1798-1857), de los métodos del fisiólogo Claude Bernard (1813-1878) y de varios de los logros definitorios del espíritu moderno: la democracia, los métodos experimentales (Claude Bernard) y las teorías sobre la herencia (Charles Darwin). De esta manera, Zola busca la razón de los problemas sociales en el ambiente, y la de los individuos, en la herencia biológica. Así, el Naturalismo adopta una concepción materialista y determinista de las personas, que no son responsables moralmente, pues son resultado del ambiente que les rodea y de la herencia. Si el escritor realista es consciente de lo que sucede, el naturalista actúa como un juez de instrucción que investiga los antecedentes y las causas. Zola poseía una ideología socialista, y en sus obras abundan personajes como los alcohólicos, locos y psicópatas.

El texto donde se encuentra la teoría naturalista ideada por Solo es La novela experimental (1880). En este texto de crítica literaria, sostiene que el novelista es observador y experimentador. Desde el punto de vista del observador, el escritor ofrece los hechos tal y como los ha observado, establece el terreno sobre el que se moverán los personajes y se desarrollarán los hechos. Desde el punto de vista experimentador, el novelista instituye la experiencia, es decir, mueve a los personajes en una historia particular para mostrar en ella que la sucesión de hechos será la que exige el determinismo de los fenómenos a estudiar.

En España, debido a las contradicciones entre las teorías naturalistas y las creencias religiosas, tuvo escaso eco, llegando la crítica a preguntarse si efectivamente se dio ese movimiento en sentido estricto. De ello trata la propia Emilia Pardo Bazán en su artículo La cuestión palpitante, que sí se consideraba en dicha escuela. También se han considerado naturalistas pasajes de autores como Benito Pérez Galdós, pero fue explícitamente rechazado por la mayoría. Al hablar de naturalismo español, la frontera con el realismo no es clara y, al no adoptarse las teorías francesas, no es fácil diferenciar bien ambos movimientos.

Etapas

En España, cabe distinguir dos periodos, separados por el paréntesis revolucionario de 1868:

  1. Prerrealismo (de 1843 a 1868). Alterna aspectos románticos (costumbrismo e idealización) con otros ya realistas (argumentos más definidos y mayor caracterización de los personajes), al tiempo que responde a un marcado dualismo (enfrentamiento de buenos y malos). A esta etapa pertenecen Fernán Caballero (1849, fecha de edición de su novela La Gaviota, se considera el inicio de la nueva tendencia realista) y Pedro Antonio de Alarcón.
  2. Plenitud del Realismo (de 1875 a 1898). En un primer momento, las obras tienden a ser excesivamente ideológicas (son las conocidas como novelas de tesis), pero con el paso del tiempo se hacen más objetivas y se despojan de actitudes extraliterarias o moralizantes.

La novela realista

Algunas características de la novela de la época son las siguientes:

  1. La realidad contemporánea como tema esencial.
  2. Los espacios novelescos son fundamentalmente urbanos porque en las ciudades es donde vive la burguesía y donde se está produciendo las transformaciones económicas y sociales.
  3. El narrador habitual es el omnisciente, ya interfiera en el relato emitiendo juicios ya adopte una postura invisible o neutral.
  4. Los personajes, que suelen ser numerosos, representan a un determinado grupo social; pero también se muestran personalidades individuales.
  5. Construcción de tramas sencillas que se organizan por medio de contrastes: clases altas frente clases bajas; el vicio frente a la virtud; amor puro frente al libertinaje; la usura frente a la generosidad; el materialismo frente a la espiritualidad.
  6. La narración respeta la temporalidad cronológica.

Benito Pérez Galdós

Photo of Benito Pérez Galdós.jpgBenito Pérez Galdós nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1843. En 1862 se trasladó a Madrid para estudiar Derecho, aunque nunca acabó la carrera.

Escritor progresista, siempre preocupado por la política, aceptó de Sagasta un escaño en el Congreso y, tres años más tarde, fue elegido miembro de la Real Academia.

A partir de 1892 emprendió por su cuenta la reforma del teatro, como ya hiciera con la novela en 1870, aunque tuvo menos éxito.

En 1907 volvió al Congreso y en 1909 llegó a ser, con Pablo Iglesias, jefe titular de la «conjunción» republicano-socialista.

Murió en Madrid en 1920.

La fontana de oro (1870), primera novela larga de Galdós, marca a la vez el principio de la novela moderna en España y el comienzo del "período histórico" de nuestro autor. Escrita cuando se estaba preparando la revolución de 1868 y terminada poco después de estallar, la obra es un buen ejemplo de los presupuestos de Galdós en relación con la novela histórica: interpretar el pasado reciente de un modo didáctico para descubrir los orígenes de los procesos ideológicos, políticos y sociales operantes en la España de su época. La novela evoca el desigual conflicto entre la minoría del bando liberal y el régimen reaccionario de Fernando VII.

Esta novela muestra a Galdós en su camino hacia los Episodios nacionales.

Los episodios nacionales

En ellos durante casi cuarenta años, con un lapsus entre 1879 y 1898 que separa la segunda serie de la tercera, Galdós exploró sistemáticamente el pasado reciente de España desde 1807 a la Restauración, siempre con la intención de comprender su presente.

Los diez primeros episodios, escritos entre enero de 1873 y la primavera de 1875, exploran el surgimiento de un ideal español nacional y patriótico en la lucha contra Napoleón. En ellos Galdós se enfrenta por primera vez a las dificultades técnicas que conlleva una obra tan vasta. El mayor problema era el equilibrio: equilibrio entre los hechos histórico y la ficción, equilibrio entre la narración y la interpretación.

En la segunda serie, escrita entre 1875 y finales de 1879, el énfasis pasa de la autoafirmación nacional y patriótica a la lucha consiguiente entre las ideas tradicionales y progresistas.

En el momento álgido de su carrera creadora, los años ochenta y principios de los noventa, interrumpió los Episodios y se dedicó a sus Novelas españolas contemporáneas y al teatro. Cuando el ruinoso pleito con su socio, Miguel de la Cámara, le obligó a principios de 1898 a volver a las viejas obras que le habían dado tanto dinero, su concepción de la vida nacional había cambiado mucho. No por la pérdida Cuba, sino por el desengaño de su propia clase social, la cual, corrompida por la repentina obtención del poder en 1868, había traicionado los ideales de la Gloriosa bajo la Restauración. En los episodios posteriores Galdós se debatió penosamente en la búsqueda de un nuevo ideal basado en la distribución equitativa del bienestar humano, que le llevó al extremismo político.

Técnicamente hay que destacar que, aunque se publicaron por entregas, los Episodios nacionales no muestran, en general, los excesos de los folletines, sino que el interés se logra mediante la estructuración coherente del argumento.

 

Leopoldo Alas, «Clarín»

 

LeopoldoAlasClarin.jpgClarín nació en Zamora en 1852 y murió en Oviedo en 1901.

Dos obras, La regenta (1884-1885) y Su único hijo (1890), le situaron junto con Benito Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán como uno de los grandes novelistas españoles después de 1868.

La crítica literaria de Clarín, como era costumbre, se publicó primero en la prensa y luego fue reunida en tomos. Las colecciones mayores son: Solos de Clarín ( 1881 ), ...Sermón perdido (1885), Mezclilla (1889), Ensayos y revistas (1892), Palique (1893) y Siglo pasado (1901). Su producción crítica tuvo como fin contrarrestar el compañerismo en boga que presentaba a mediocridades como escritores geniales.

Por lo que respecta al teatro y la poesía, no tenía una posición teórica claramente estructurada. No estaba satisfecho con lo que se estaba produciendo; quería un cambio, pero no tenía ninguna doctrina que exponer.

En cuanto a la novela, la situación es muy distinta: sabía muy bien lo que sucedía con la novela española de su época y dónde fallaba, tenía una doctrina definida y podía apuntar a una línea específica de desarrollo: la evolución de la novela francesa -desde Balzac, pasando por Flaubert, hasta Zola- y la narrativa de Benito Pérez Galdós.

La Regenta

Está considerada como la obra maestra de la ficción española del siglo XIX.

La Regenta cuenta la historia de una joven provinciana, Ana Ozores, casada con un hombre bondadoso pero mucho mayor que ella, quien oscila entre el "amor" de su confesor, Fermín de Pas, y el de Álvaro, cacique liberal de Vetusta, ciudad en la que se desarrolla la acción, y seductor experimentado.

Lo que interesa sobre todo a Clarín, mucho más que la entrega de Ana -que ocurre "fuera de escena", entre dos capítulos- es su vacilación interior y la lucha entablada entre Fermín y Álvaro (símbolos de los poderes de Vetusta) por la posesión física de la joven. Ambos son terminan por mostrarse fundamentalmente ruines, pero tras ellos hay una sociedad igualmente mezquina.

La novela se divide en dos grandes partes de quince capítulos. La segunda es algo más larga y comprende tres años en vez de los tres días descritos en la primera. Los capítulos están cuidadosamente confeccionados para adecuarse a los incidentes y cada uno ha sido concebido como una unidad, como un componente completo de un conjunto artístico plenamente unificado.

Su único hijo

En Su único hijo se describe las gentes aburridas y monótonas de una ciudad provinciana, cuyas vidas se ven conmocionadas por la llegada de una compañía de ópera. Bonifacio Reyes, un marido soñador, ineficaz y sufrido, mantendrá unas triviales relaciones con una de las cantantes; y su mujer, Emma, con un barítono. Luego, desengañado con su amante y engañado por su familia política, sufre una profunda evolución moral para, al final de la novela, aparecer ennoblecido al rechazar la justificada insinuación de que él no es el padre del hijo de su esposa.

Emilia Pardo Bazán

Nació en La Coruña en 1851. En 1868, cuando tenía diecisiete años, se casó y se trasladó a Madrid.

No publicó su primera novela, Pascual López, hasta 1879. A ésta le siguió Un viaje de novios (1881), obra en la que los elementos de la novela de tesis -el argumento trata del imprudente matrimonio de una muchacha jovencísima- se combinan con abundantes descripciones y con una intriga secundaria en la que la ingenua religiosidad de la heroína entra en conflicto con el pesimismo ateo de su pretendido amante.

En 1882, inmediatamente después de la primera traducción de Zola al español, Pardo Bazán desarrolló sus ideas sobre la novela en una serie de artículos, La cuestión palpitante, publicados al año siguiente en forma de libro. En el volumen, que causó una tremenda impresión, desarrolla los siguientes aspectos:

  1. Ataque contra el idealismo.
  2. Exposición y crítica del movimiento naturalista, núcleo de la argumentación del libro y también su parte más floja. Para la autora, el naturalismo era un movimiento pseudocientífico basado en la aplicación de un restringido concepto de determinismo a la conducta humana, con tendencia a recalcar lo sórdido, lo feo y lo proletario.
  3. Defensa del realismo como una teoría más ancha, completa y perfecta que el naturalismo.
  4. Defensa de la literatura española y, en especial, del realismo de Benito Pérez Galdós (después de su primera época de novelas de tesis) y de Pereda.

Separada amistosamente de su marido, la escritora pudo seguir libremente sus intereses literarios e intelectuales.

La siguiente novela de Pardo Bazán, La tribuna (1883), ocupa un lugar significativo en la historia de la literatura española como primer reflejo literario de la auténtica vida de la clase trabajadora urbana. Historia de una muchacha obrera vagamente revolucionaria, seducida y abandonada por un joven oficial, la novela se centra en los levantamientos que siguieron a la revolución de 1868.

Posiblemente intimidada por las reacciones negativas a La tribuna, publicó en 1885 El cisne de Villamorta, que fue su primer gran éxito popular, quizá por su argumento y su marco más convencional.

En 1886 y 1887 aparecieron las dos novelas más importantes de Pardo Bazán: Los pazos de Ulloa y su continuación, La madre naturaleza.

La primera, considerada como su obra maestra, cuenta la historia de una oligarquía que ha perdido su papel social y retiene solamente sus características negativas: ociosidad, violencia e irresponsabilidad.

Si Los pazos de Ulloa es, fundamentalmente, el estudio de un proceso social (la desintegración de la clase dominante), La madre naturaleza es el estudio de un proceso natural: el descubrimiento del amor de Perucho y su hermanastra Manolita.

Los años ochenta, década central de la producción novelesca de Emilia Pardo Bazán, terminan con dos novelas cortas: Insolación y Morriña (1889). En éstas, aunque el tema sigue siendo la conducta sexual humana, la acción se sitúa por primera vez en Madrid.

En los años noventa, sus perspectivas e ideas empezaron a sufrir un cambio. Desde 1891 a 1893 publicó por su cuenta una revista mensual, Nuevo Teatro Crítico, en la que aparecían a la vez escritos creativos, crítica literaria y ensayos sobre cuestiones intelectuales. Es entonces cuando se muestra como la escritora de cuentos más prolífica y probablemente la más importante de su tiempo: entre 1892 y su muerte publicó más de quinientos.

En la última fase de su obra novelesca -que incluye Una cristiana y su continuación La prueba (1890), La piedra angular (1891), Doña Milagros (1894), Memorias de un solterón (1896), La quimera (1905) y La sirena negra (1908)- sus intenciones ideológicas predominan sobre su capacidad creadora. Al mismo tiempo, quizá bajo la influencia de la novela rusa (de la que fue la primera propagandista en España), sus convicciones religiosas empezaron a imponerse en sus novelas.

Las dos obras sobresalientes de este período son La quimera y La sirena negra, ambas de un interés excepcional por tener elementos en común con la novela de la generación del 98 y por ilustrar los intentos de una escritora perteneciente a una generación anterior de adaptarse a la sensibilidad que surge en el grupo más joven.

El teatro y la poesía realistas

El teatro realista español describe un arco desde las posturas más conservadoras y acríticas a las más progresistas y ácidas: desde la alta comedia de Adelardo López de Ayala y Ventura de la Vega, al teatro éticamente inquieto de Benito Pérez Galdós y la acerada crítica de Enrique Gaspar (1842-1902), dramaturgo de minorías. Junto a estos autores, se reanudó el interés por el costumbrismo que reflejó el público burgués más conservador a través de géneros como la zarzuela o género chico, el sainete o el teatro por horas. Se trataba de un teatro fundamentalmente de evasión, que procuraba no plantear problemas de conciencia al burgués. Junto a ello, se intentaba revitalizar los anticuados valores conservadores de la honra con las iniciativas para hacer revivir el drama histórico romántico por parte de Manuel Tamayo y Baus o por parte del neorromanticismo del matemático José Echegaray.

Créditos

Texto

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  • De Raimundo Madrazo - Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba: file, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=86142053
  • De "Bibliothek des allgemeinen und praktischen Wissens. Bd. 5" (1905), Französische Literaturgeschichte, Seite 73 - Scan by User:Gabor, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=22251
  • De Pablo Audouard Deglaire - The Critic: http://babel.hathitrust.org/cgi/pt?id=inu.32000000676967;view=1up;seq=408;size=200, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=47496648
  • De Josep Pascó i Mensa (1855-1910) - (febrero de 0009). "Doña Emilia Pardo Bazán". La Ilustración Artística X (476): 1., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=33911825

Contenido

El contexto histórico

Durante el siglo XIX, España vivió uno de los periodos más convulsos de su historia. Se abrió la centuria con la guerra de la Independencia contra Francia y se cerró con la Guerra Hispano-estadounidense y el Desastre del 98, que significaron la pérdida de Cuba en América y de Filipinas en Asia. La dinastía borbónica, tras los reinados de Fernando VII (1814-1833) y de Isabel II (1833-1868), fue derrocada por la revolución de este último año, La Gloriosa. Sucedieron el Gobierno provisional (1869-1871) y el breve reinado de Amadeo de Saboya (1871-1873). Se abrió después la corta etapa de la Primera República (1873-1874), a la que siguieron la jefatura de Estado de Serrano (1874) y la Restauración de la dinastía borbónica en manos de Alfonso XII (1875-1885), hijo de Isabel II, tras el pronunciamiento de Martínez Campos. Muerto el rey, su segunda esposa, María Cristina asumió la Regencia hasta 1902, año en que comenzó a reinar su hijo Alfonso XIII.

Realismo y Naturalismo

Realismo

El realismo fue una corriente artística que se propuso representar lo más fielmente posible

  1. las consecuencias humanas y sociales provocadas por la revolución industrial y
  2. las sucesivas transformaciones del mundo moderno.

Para conseguir esta visión tan global, el vehículo literario más adecuado fue la novela, que se convirtió en una de las expresiones artísticas emblemáticas del siglo XIX.

Por otra parte, el realismo no se concibe sin la existencia de

  1. la clase media burguesa (público lector de este subgénero, en gran parte debido a que vio reflejada su existencia en estas obras);
  2. la prensa diaria, que se convierte en vehículo de publicación de algunas de estas novelas.

Naturalismo

Émile Zola

Esta tendencia literaria nació en Francia y su máximo representante fue Émile Zola (1840-1902). Esta parte de la filosofía positivista de Auguste Comte (1798-1857), de los métodos del fisiólogo Claude Bernard (1813-1878) y de varios de los logros definitorios del espíritu moderno: la democracia, los métodos experimentales (Claude Bernard) y las teorías sobre la herencia (Charles Darwin). De esta manera, Zola busca la razón de los problemas sociales en el ambiente, y la de los individuos, en la herencia biológica. Así, el Naturalismo adopta una concepción materialista y determinista de las personas, que no son responsables moralmente, pues son resultado del ambiente que les rodea y de la herencia. Si el escritor realista es consciente de lo que sucede, el naturalista actúa como un juez de instrucción que investiga los antecedentes y las causas. Zola poseía una ideología socialista, y en sus obras abundan personajes como los alcohólicos, locos y psicópatas.

El texto donde se encuentra la teoría naturalista ideada por Solo es La novela experimental (1880). En este texto de crítica literaria, sostiene que el novelista es observador y experimentador. Desde el punto de vista del observador, el escritor ofrece los hechos tal y como los ha observado, establece el terreno sobre el que se moverán los personajes y se desarrollarán los hechos. Desde el punto de vista experimentador, el novelista instituye la experiencia, es decir, mueve a los personajes en una historia particular para mostrar en ella que la sucesión de hechos será la que exige el determinismo de los fenómenos a estudiar.

En España, debido a las contradicciones entre las teorías naturalistas y las creencias religiosas, tuvo escaso eco, llegando la crítica a preguntarse si efectivamente se dio ese movimiento en sentido estricto. De ello trata la propia Emilia Pardo Bazán en su artículo La cuestión palpitante, que sí se consideraba en dicha escuela. También se han considerado naturalistas pasajes de autores como Benito Pérez Galdós, pero fue explícitamente rechazado por la mayoría. Al hablar de naturalismo español, la frontera con el realismo no es clara y, al no adoptarse las teorías francesas, no es fácil diferenciar bien ambos movimientos.

Etapas

En España, cabe distinguir dos periodos, separados por el paréntesis revolucionario de 1868:

  1. Prerrealismo (de 1843 a 1868). Alterna aspectos románticos (costumbrismo e idealización) con otros ya realistas (argumentos más definidos y mayor caracterización de los personajes), al tiempo que responde a un marcado dualismo (enfrentamiento de buenos y malos). A esta etapa pertenecen Fernán Caballero (1849, fecha de edición de su novela La Gaviota, se considera el inicio de la nueva tendencia realista) y Pedro Antonio de Alarcón.
  2. Plenitud del Realismo (de 1875 a 1898). En un primer momento, las obras tienden a ser excesivamente ideológicas (son las conocidas como novelas de tesis), pero con el paso del tiempo se hacen más objetivas y se despojan de actitudes extraliterarias o moralizantes.

La novela realista

Algunas características de la novela de la época son las siguientes:

  1. La realidad contemporánea como tema esencial.
  2. Los espacios novelescos son fundamentalmente urbanos porque en las ciudades es donde vive la burguesía y donde se está produciendo las transformaciones económicas y sociales.
  3. El narrador habitual es el omnisciente, ya interfiera en el relato emitiendo juicios ya adopte una postura invisible o neutral.
  4. Los personajes, que suelen ser numerosos, representan a un determinado grupo social; pero también se muestran personalidades individuales.
  5. Construcción de tramas sencillas que se organizan por medio de contrastes: clases altas frente clases bajas; el vicio frente a la virtud; amor puro frente al libertinaje; la usura frente a la generosidad; el materialismo frente a la espiritualidad.
  6. La narración respeta la temporalidad cronológica.

Benito Pérez Galdós

Photo of Benito Pérez Galdós.jpgBenito Pérez Galdós nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1843. En 1862 se trasladó a Madrid para estudiar Derecho, aunque nunca acabó la carrera.

Escritor progresista, siempre preocupado por la política, aceptó de Sagasta un escaño en el Congreso y, tres años más tarde, fue elegido miembro de la Real Academia.

A partir de 1892 emprendió por su cuenta la reforma del teatro, como ya hiciera con la novela en 1870, aunque tuvo menos éxito.

En 1907 volvió al Congreso y en 1909 llegó a ser, con Pablo Iglesias, jefe titular de la «conjunción» republicano-socialista.

Murió en Madrid en 1920.

La fontana de oro (1870), primera novela larga de Galdós, marca a la vez el principio de la novela moderna en España y el comienzo del "período histórico" de nuestro autor. Escrita cuando se estaba preparando la revolución de 1868 y terminada poco después de estallar, la obra es un buen ejemplo de los presupuestos de Galdós en relación con la novela histórica: interpretar el pasado reciente de un modo didáctico para descubrir los orígenes de los procesos ideológicos, políticos y sociales operantes en la España de su época. La novela evoca el desigual conflicto entre la minoría del bando liberal y el régimen reaccionario de Fernando VII.

Esta novela muestra a Galdós en su camino hacia los Episodios nacionales.

Los episodios nacionales

En ellos durante casi cuarenta años, con un lapsus entre 1879 y 1898 que separa la segunda serie de la tercera, Galdós exploró sistemáticamente el pasado reciente de España desde 1807 a la Restauración, siempre con la intención de comprender su presente.

Los diez primeros episodios, escritos entre enero de 1873 y la primavera de 1875, exploran el surgimiento de un ideal español nacional y patriótico en la lucha contra Napoleón. En ellos Galdós se enfrenta por primera vez a las dificultades técnicas que conlleva una obra tan vasta. El mayor problema era el equilibrio: equilibrio entre los hechos histórico y la ficción, equilibrio entre la narración y la interpretación.

En la segunda serie, escrita entre 1875 y finales de 1879, el énfasis pasa de la autoafirmación nacional y patriótica a la lucha consiguiente entre las ideas tradicionales y progresistas.

En el momento álgido de su carrera creadora, los años ochenta y principios de los noventa, interrumpió los Episodios y se dedicó a sus Novelas españolas contemporáneas y al teatro. Cuando el ruinoso pleito con su socio, Miguel de la Cámara, le obligó a principios de 1898 a volver a las viejas obras que le habían dado tanto dinero, su concepción de la vida nacional había cambiado mucho. No por la pérdida Cuba, sino por el desengaño de su propia clase social, la cual, corrompida por la repentina obtención del poder en 1868, había traicionado los ideales de la Gloriosa bajo la Restauración. En los episodios posteriores Galdós se debatió penosamente en la búsqueda de un nuevo ideal basado en la distribución equitativa del bienestar humano, que le llevó al extremismo político.

Técnicamente hay que destacar que, aunque se publicaron por entregas, los Episodios nacionales no muestran, en general, los excesos de los folletines, sino que el interés se logra mediante la estructuración coherente del argumento.

 

Leopoldo Alas, «Clarín»

 

LeopoldoAlasClarin.jpgClarín nació en Zamora en 1852 y murió en Oviedo en 1901.

Dos obras, La regenta (1884-1885) y Su único hijo (1890), le situaron junto con Benito Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán como uno de los grandes novelistas españoles después de 1868.

La crítica literaria de Clarín, como era costumbre, se publicó primero en la prensa y luego fue reunida en tomos. Las colecciones mayores son: Solos de Clarín ( 1881 ), ...Sermón perdido (1885), Mezclilla (1889), Ensayos y revistas (1892), Palique (1893) y Siglo pasado (1901). Su producción crítica tuvo como fin contrarrestar el compañerismo en boga que presentaba a mediocridades como escritores geniales.

Por lo que respecta al teatro y la poesía, no tenía una posición teórica claramente estructurada. No estaba satisfecho con lo que se estaba produciendo; quería un cambio, pero no tenía ninguna doctrina que exponer.

En cuanto a la novela, la situación es muy distinta: sabía muy bien lo que sucedía con la novela española de su época y dónde fallaba, tenía una doctrina definida y podía apuntar a una línea específica de desarrollo: la evolución de la novela francesa -desde Balzac, pasando por Flaubert, hasta Zola- y la narrativa de Benito Pérez Galdós.

La Regenta

Está considerada como la obra maestra de la ficción española del siglo XIX.

La Regenta cuenta la historia de una joven provinciana, Ana Ozores, casada con un hombre bondadoso pero mucho mayor que ella, quien oscila entre el "amor" de su confesor, Fermín de Pas, y el de Álvaro, cacique liberal de Vetusta, ciudad en la que se desarrolla la acción, y seductor experimentado.

Lo que interesa sobre todo a Clarín, mucho más que la entrega de Ana -que ocurre "fuera de escena", entre dos capítulos- es su vacilación interior y la lucha entablada entre Fermín y Álvaro (símbolos de los poderes de Vetusta) por la posesión física de la joven. Ambos son terminan por mostrarse fundamentalmente ruines, pero tras ellos hay una sociedad igualmente mezquina.

La novela se divide en dos grandes partes de quince capítulos. La segunda es algo más larga y comprende tres años en vez de los tres días descritos en la primera. Los capítulos están cuidadosamente confeccionados para adecuarse a los incidentes y cada uno ha sido concebido como una unidad, como un componente completo de un conjunto artístico plenamente unificado.

Su único hijo

En Su único hijo se describe las gentes aburridas y monótonas de una ciudad provinciana, cuyas vidas se ven conmocionadas por la llegada de una compañía de ópera. Bonifacio Reyes, un marido soñador, ineficaz y sufrido, mantendrá unas triviales relaciones con una de las cantantes; y su mujer, Emma, con un barítono. Luego, desengañado con su amante y engañado por su familia política, sufre una profunda evolución moral para, al final de la novela, aparecer ennoblecido al rechazar la justificada insinuación de que él no es el padre del hijo de su esposa.

Emilia Pardo Bazán

Nació en La Coruña en 1851. En 1868, cuando tenía diecisiete años, se casó y se trasladó a Madrid.

No publicó su primera novela, Pascual López, hasta 1879. A ésta le siguió Un viaje de novios (1881), obra en la que los elementos de la novela de tesis -el argumento trata del imprudente matrimonio de una muchacha jovencísima- se combinan con abundantes descripciones y con una intriga secundaria en la que la ingenua religiosidad de la heroína entra en conflicto con el pesimismo ateo de su pretendido amante.

En 1882, inmediatamente después de la primera traducción de Zola al español, Pardo Bazán desarrolló sus ideas sobre la novela en una serie de artículos, La cuestión palpitante, publicados al año siguiente en forma de libro. En el volumen, que causó una tremenda impresión, desarrolla los siguientes aspectos:

  1. Ataque contra el idealismo.
  2. Exposición y crítica del movimiento naturalista, núcleo de la argumentación del libro y también su parte más floja. Para la autora, el naturalismo era un movimiento pseudocientífico basado en la aplicación de un restringido concepto de determinismo a la conducta humana, con tendencia a recalcar lo sórdido, lo feo y lo proletario.
  3. Defensa del realismo como una teoría más ancha, completa y perfecta que el naturalismo.
  4. Defensa de la literatura española y, en especial, del realismo de Benito Pérez Galdós (después de su primera época de novelas de tesis) y de Pereda.

Separada amistosamente de su marido, la escritora pudo seguir libremente sus intereses literarios e intelectuales.

La siguiente novela de Pardo Bazán, La tribuna (1883), ocupa un lugar significativo en la historia de la literatura española como primer reflejo literario de la auténtica vida de la clase trabajadora urbana. Historia de una muchacha obrera vagamente revolucionaria, seducida y abandonada por un joven oficial, la novela se centra en los levantamientos que siguieron a la revolución de 1868.

Posiblemente intimidada por las reacciones negativas a La tribuna, publicó en 1885 El cisne de Villamorta, que fue su primer gran éxito popular, quizá por su argumento y su marco más convencional.

En 1886 y 1887 aparecieron las dos novelas más importantes de Pardo Bazán: Los pazos de Ulloa y su continuación, La madre naturaleza.

La primera, considerada como su obra maestra, cuenta la historia de una oligarquía que ha perdido su papel social y retiene solamente sus características negativas: ociosidad, violencia e irresponsabilidad.

Si Los pazos de Ulloa es, fundamentalmente, el estudio de un proceso social (la desintegración de la clase dominante), La madre naturaleza es el estudio de un proceso natural: el descubrimiento del amor de Perucho y su hermanastra Manolita.

Los años ochenta, década central de la producción novelesca de Emilia Pardo Bazán, terminan con dos novelas cortas: Insolación y Morriña (1889). En éstas, aunque el tema sigue siendo la conducta sexual humana, la acción se sitúa por primera vez en Madrid.

En los años noventa, sus perspectivas e ideas empezaron a sufrir un cambio. Desde 1891 a 1893 publicó por su cuenta una revista mensual, Nuevo Teatro Crítico, en la que aparecían a la vez escritos creativos, crítica literaria y ensayos sobre cuestiones intelectuales. Es entonces cuando se muestra como la escritora de cuentos más prolífica y probablemente la más importante de su tiempo: entre 1892 y su muerte publicó más de quinientos.

En la última fase de su obra novelesca -que incluye Una cristiana y su continuación La prueba (1890), La piedra angular (1891), Doña Milagros (1894), Memorias de un solterón (1896), La quimera (1905) y La sirena negra (1908)- sus intenciones ideológicas predominan sobre su capacidad creadora. Al mismo tiempo, quizá bajo la influencia de la novela rusa (de la que fue la primera propagandista en España), sus convicciones religiosas empezaron a imponerse en sus novelas.

Las dos obras sobresalientes de este período son La quimera y La sirena negra, ambas de un interés excepcional por tener elementos en común con la novela de la generación del 98 y por ilustrar los intentos de una escritora perteneciente a una generación anterior de adaptarse a la sensibilidad que surge en el grupo más joven.

El teatro y la poesía realistas

El teatro realista español describe un arco desde las posturas más conservadoras y acríticas a las más progresistas y ácidas: desde la alta comedia de Adelardo López de Ayala y Ventura de la Vega, al teatro éticamente inquieto de Benito Pérez Galdós y la acerada crítica de Enrique Gaspar (1842-1902), dramaturgo de minorías. Junto a estos autores, se reanudó el interés por el costumbrismo que reflejó el público burgués más conservador a través de géneros como la zarzuela o género chico, el sainete o el teatro por horas. Se trataba de un teatro fundamentalmente de evasión, que procuraba no plantear problemas de conciencia al burgués. Junto a ello, se intentaba revitalizar los anticuados valores conservadores de la honra con las iniciativas para hacer revivir el drama histórico romántico por parte de Manuel Tamayo y Baus o por parte del neorromanticismo del matemático José Echegaray.

Créditos

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  • De "Bibliothek des allgemeinen und praktischen Wissens. Bd. 5" (1905), Französische Literaturgeschichte, Seite 73 - Scan by User:Gabor, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=22251
  • De Pablo Audouard Deglaire - The Critic: http://babel.hathitrust.org/cgi/pt?id=inu.32000000676967;view=1up;seq=408;size=200, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=47496648
  • De Josep Pascó i Mensa (1855-1910) - (febrero de 0009). "Doña Emilia Pardo Bazán". La Ilustración Artística X (476): 1., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=33911825

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