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La Arquitectura gótica se difundió en España, a finales del siglo XII, con relativa prontitud desde su nacimiento en Francia. Su consolidación fue progresiva, combinándose en sus primeros momentos los elementos arquitectónicos románicos y góticos. Desde sus inicios hasta llegar al periodo del alto gótico, la arquitectura española se mantuvo fiel a los modelos franceses. Sin embargo, algunas características como la insistencia en tipos de plantas de estilo románico o la conservación de elementos decorativos de influencia mudéjar condujeron a la formación de variantes estilísticas locales, este proceso se acrecentó a finales del siglo XIII y durante el siglo XIV, en los que apareció una amplia diferenciación en las formas arquitectónicas y decorativas regionales.
El desarrollo de la arquitectura en España durante estos siglos reflejó las diferentes circunstancias históricas a las que estaban sujetos los diversos reinos hispanos. Así sobre todo en el sur de España el desarrollo del gótico se adoptó algo tardíamente. Por su parte la prosperidad económica en Cataluña estimuló la construcción civil en esta zona. A finales del siglo XV surgió un estilo panaespañol, característico del círculo de los Reyes Católicos, que nació del encuentro de estructuras tardogóticas europeas con decoraciones mudéjares y motivos renacentistas.
La difusión de la arquitectura gótica en España tuvo tres vías principales de influencia, la primera fue la arquitectura cisterciense que se extendió por todo el país y que antes del siglo XIII llevó a la construcción de los grandes conventos de la Orden reformada, precedentes del arte gótico. La segunda vía fueron las relaciones mantenidas entre el Condado de Barcelona con el Languedoc y Provenza en Francia y el contacto de los obispos catalanes con los de Narbona y Montpellier. La tercera vía se produjo en Castilla y León, donde los matrimonios de varios reyes con princesas de las casas de Anjou, Borgoña y Plantagenet motivaron la introducción del gótico francés en la zona central.
La transición entre el estilo románico y el gótico se produjo de manera paulatina en España, por los recelos que despertaban las nuevas estructuras góticas, de carácter revolucionario en ese momento. El primer elemento gótico que se incorpora a la arquitectura española es la bóveda de ojiva, su aparición se efectúa hacia el año 1170, por vía de la Orden del Cister. Una manifestación de este tránsito está en el hecho de que algunos edificios se comiencen a labrar de forma gótica y posteriormente se continúan bajo esquemas románicos.3 La combinación de ambas formas se funden en un estilo de transición, que tiene sus principal presencia en las catedrales de Tarragona comenzada en 1174, Lérida (1203), Ávila (1170) y Cuenca (1196).
El gótico pleno llega a desarrollarse con toda su fuerza a través del Camino de Santiago en el siglo XIII, con la creación de algunas de las más puras catedrales góticas, de influencia francesa, durante el reinado en Castilla y León de Fernando III: las catedrales de Burgos, León y Toledo. En la Meseta están presentes dos influencias, la borgoñona, en el Reino de León, debido al matrimonio de Alfonso VI con Constanza de Borgoña; y la inglesa, en el Reino de Castilla, llegada a través de la alianza matrimonial de los reyes castellanos con la Casa de Lancaster (Juan de Gante y Catalina de Lancáster).
Algunos edificios importantes:
Catedral de Burgos
La primera piedra de la catedral se colocó el 20 de julio de 1221 en presencia de los promotores del templo: el rey Fernando III de Castilla y el obispo Mauricio. Cabe suponer que el primer maestro de obras fue un anónimo arquitecto francés.
La construcción de la catedral se inició por la cabecera y el presbiterio. Hacia 1240 asumió la dirección de las obras el llamado Maestro Enrique, también de origen francés, que después se haría cargo del proyecto de la catedral de León y que sin duda se inspiró en la catedral de Reims, con cuya fachada el hastial de la seo burgalesa guarda grandes semejanzas.
Catedral de Toledo
El edificio de la catedral es obra del siglo XIII, la primera piedra se colocó el 14 de agosto de 1226, también con asistencia del rey Fernando III y del arzobispo de Toledo, Rodrigo Ximénez de Rada, quien desde el principio de su mandato, en 1209, defendió ante el Papa, la primacía de la sede toledana. En su mente figuraba la construcción de una gran catedral digna de esta ciudad que gobernaba.
Catedral de León
La construcción de la catedral gótica se inicia hacia 1205, pero los problemas constructivos de los cimientos hicieron que pronto las obras quedaran paralizadas, y no se reemprendiera la tarea hasta 1255, bajo el pontificado del obispo Martín Fernández y el apoyo del rey Alfonso X el Sabio, siendo esta nueva catedral de estilo enteramente gótico. El arquitecto de la catedral parece ser que fue el maestro Enrique, tal vez natural de Francia, y que ya había trabajado anteriormente en la catedral de Burgos.
El siglo XIV supone el esplendor del gótico en las áreas mediterráneas, de Cataluña, Valencia y Mallorca. La diversidad climatológica, la influencia francesa e italiana y la configuración social marcan el estilo gótico en estas zonas, con rasgos propios. Son construcciones de exteriores sobrios y macizos de gran simplicidad que otorga gran solemnidad a los templos, que presentan la denominada planta de salón de tradición norte europea, en las que se reducen la diferencia de altura con las naves laterales, y ausencia de arbotante, con escasa decoración escultórica, caracterizado por la influencia de las iglesias del sur de Francia y la casi nula aportación del arte mudéjar. La preocupación por la perfección y la pureza constructiva sustituye al afán decorativo de la arquitectura castellana. También destaca mucho la arquitectura civil.
Algunos edificios importantes:
Catedral de Mallorca
La catedral de Palma de Mallorca que dispone de tres naves sin girola, de extraordinaria altura que alcanza 44 metros en su nave central. La mayor novedad que presenta la catedral es el ábside que cierra en línea recta. También destaca el rosetón de grandes dimensiones que permite la iluminación de su cabecera. Fue consagrada en 1346.
Catedral de Santa María del Mar
Las obras se comenzaron el 2 de marzo de 1329 y en 1393 se colocó la última piedra del cierre de la bóveda. Las trazas se atribuyen Jaime Fabre. El exterior siguiendo las características del gótico catalán presenta un aspecto macizo y robusto. El conjunto del interior muestra una concepción de carácter unitario de gran luminosidad, con tres naves, de alturas muy similares. El presbiterio se organiza con un tramo con cabecera poligonal con ocho columnas.
Palacio de la Generalidad Valenciana
El palacio inició su construcción en 1421.
La arquitectura de este edificio representa una compleja mezcla de estilos artísticos que van desde el gótico al herreriano, pasando por el renacentista de varias épocas. El primitivo caserón es gótico mediterráneo con el patio descubierto y con su escalera volada, con puerta ojival en el entresuelo, al igual que en la fachada, con ventanales adintelados en el entresuelo y trilobulados en la altura principal, al igual que en las ventanas situadas debajo del alero. Las puertas halconeras y las esquinas son renacentistas y los ventanales del segundo piso clasicistas. La balaustrada que corona las torres es de carácter escurialense.
Durante los siglos XV y XVI, mientras en Italia crecía con fuerza el Renacimiento, la
actividad constructiva del gótico es abrumadora en España, se levantan numerosos edificios de grandes proporciones, caracterizados por la sencillez estructural de la construcción y la complicación ornamental. Se erigen las grandes catedrales de Sevilla iniciada en 1402, Segovia (1525) y Salamanca (1513). La disyuntiva de estilos en que se encontraba la arquitectura de la época era percibida de forma plenamente consciente por los contemporáneos, pero de una manera bien distinta a como suele percibirse por el gusto actual, que asocia al Renacimiento la "modernidad" y al Gótico la "medievalidad": Diego de Sagredo lo expresó con la oposición entre el estilo moderno (el Gótico, en su versión local) y el romano (el Renacimiento clasicista e italianizante), entre el estilo gótico, racional y eficiente y el estilo romano, ampuloso y sensual.
Durante el siglo XV, la influencia flamenca es muy importante y son muchos los artistas del norte de Europa que se establecen en España, la estrecha relación comercial y política de Castilla con el centro y norte de Europa convoca a arquitectos como Juan y Simón de Colonia, que actúan fundamentalmente en Burgos y Valladolid, donde destacan la Capilla del Condestable en la catedral de Burgos, la iglesia conventual de San Pablo (Valladolid) y el Colegio de San Gregorio.
En la península ibérica, la transición del románico es bien visible en el Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela, una obra que aún conserva vestigios de su policromía. Durante la evolución inicial del gótico ibérico, la influencia francesa fue dominante y aunque en general, los resultados fueran menos prolíficos que en Francia, adquirió unas características muy singulares: una asimilación de las influencias árabes, una tendencia recurrente al arcaísmo y el gusto por una decoración floral exuberante. Ejemplos significativos de un gótico en su plenitud se pueden observar en las catedrales de Burgos y de León, que se encontraban en los caminos de peregrinación de la época y fueron decoradas con una estatuaria importante.
A lo largo del siglo XIII, el resto de los reinos cristianos españoles, se mantuvieron más o menos ajenos al gótico y las iglesias siguieron utilizando el estilo románico. Se importaron muchas piezas de dimensiones pequeñas del estilo gótico francés destinadas a la devoción privada y se tiene noticia que varios artistas franceses trabajaron por diversos lugares de la península realizando este tipo de obras. Obras de finales del siglo XIII fueron la Virgen del mainel de la catedral de Tarragona y el apostolado de la misma puerta.
En el siglo XIV, el estilo francés ya se había instalado por completo en centros de escultura monumental de Navarra y la Corona de Aragón. De esta fase son buenos ejemplos las catedrales de Barcelona, Pamplona y la Seo de Zaragoza. Al mismo tiempo, la escultura se aplicó de manera diversa en otros espacios, como tumbas, coros y edificios civiles. De la primera década, se pueden citar los sepulcros de Pedro III de Aragón, Jaime II y de su esposa Blanca de en el monasterio de Santes Creus. Otro artista de la época fue Jaime Cascalls que trabajó en diversas obras del monasterio de Poblet y realizó la escultura exenta del rey Pedro IV de la catedral de Gerona. Del escultor Pere Moragues es el sepulcro del obispo Lope Fernández de Luna de la Seo de Zaragoza.
A partir del siglo XV, llegó la influencia del arte flamenco y alemán, influencia que se mantuvieron hasta la llegada del clasicismo renacentista durante el reinado de Carlos I, ya en el siglo XVI. En ese momento, fue disminuyendo el interés por la decoración monumental, como en otros lugares de Europa, y proliferaron los retablos y las obras portátiles. Los últimos ejemplos de grandes estatuas de fachada gótica se encuentran en la catedral de Oviedo y en la de Sevilla y, en algunas partes de la catedral de Toledo. Jean de Valenciennes realizó la puerta del Mirador de la catedral de Palma, en su taller se formó Guillem Sagrera que realizó para la misma puerta las figuras de san Pedro y de san Pablo.
El influjo del gótico internacional se hizo patente en la obra de Pere Johan, que entre otras realizó el Sant Jordi (San Jorge) para el palacio de la Generalidad de Cataluña, el retablo mayor de la catedral de Tarragona y el bancal de la Seo de Zaragoza. La pervivencia del estilo gótico es mayor que en otros países, como puede comprobarse al comparar dos ejemplos de escultura funeraria: el famoso Doncel de la catedral de Sigüenza (aún gótico) y el sepulcro de los Reyes Católicos en la catedral de Granada (ya renacentista). Incluso hasta el comienzo del siglo XVI puede considerarse gótico el estilo proveniente del norte de Europa (Alemania y Flandes) de las sillerías del coro de las catedrales de Ciudad Rodrigo, de Toledo y Nueva de Plasencia, debidas a Rodrigo Alemán.
Tradicional fue en la Corona de Castilla, que triunfaran escultores del norte de Europa (Lorenzo Mercadante, Gil de Siloé o Felipe Bigarny). Un lugar destacado ocupó la familia Egas o Cueman, artífice de la transición del gótico al renacimiento en el centro peninsular con Juan Guas y Sebastián de Almonacid, responsable quizá del Doncel de la catedral de Sigüenza —o alguien vinculado a su taller de Guadalajara—. En el reino de Navarra destacó Janin Lomme de Tournai.
Se inicia en el siglo XIII y predomina hasta mediados del siglo XIV.
Es una pintura de tendencia dibujística; se concede especial importancia a las líneas del dibujo. Los temas son de un naturalismo ingenuo.
En España las vidrieras se reducen, prácticamente, a algunas de la Catedral de León. En cambio, sigue produciéndose pintura mural. Se cultiva, asimismo, la pintura sobre tabla y las miniaturas.
Pintura mural
Las obras maestras de la pintura mural en esta época son las de la sala capitular del Monasterio de Sigena en la comarca aragonesa de Los Monegros, hoy en Museo Nacional de Arte de Cataluña, y los frescos de la capilla de San Martín o del Aceite, en la Catedral Vieja de Salamanca, obra de Antón Sánchez de Segovia. Además, pueden citarse las pinturas murales procedentes del Real Monasterio de Santa Clara de Toro, firmadas por Teresa Díez (iglesia de San Sebastián de los Caballeros, Toro) las de la iglesia de San Martín de Tours en Gazeo (Álava), las de San Fructuoso de Bierge, las del museo de Pamplona, procedentes de la catedral y la que sobrevivió al desmantelamiento de la iglesia de Santa María de la Almudena llamada Nuestra Señora de la Flor de Lis, visible en la actualidad en la cripta de la catedral de la Almudena.
Pintura sobre tabla
Cabe citar, en primer lugar, los frontales catalanes y aragoneses que siguen las estructuras románicas, pero con técnicas e iconografía gótico lineales, como el frontal de Valltarga, y el de Aviá.
Se hacen los primeros retablos, que dedican la calle central al santo o tema correspondiente, y las calles laterales a escenas relativas a su historia. El más destacado de este grupo es el retablo de Quejana, de 1396.
Pueden citarse, además, los retablos de Santo Domingo de Tamarite de Litera, el de San Pedro Mártir, el de Luis de Tolosa (Monasterio de Santa Clara de Tordesillas), el de San Millán de la Cogolla (La Rioja) y el de San Cristóbal.
Se han de incluir también en este tipo de pintura sobre tabla las del arca de San Isidro (Palacio Arzobispal de Madrid) y las del sepulcro de Sancho Saiz de Carrillo, de Mahamud (Burgos).
Igualmente, se pinta sobre los techos, como puede verse en la Catedral de Teruel, atribuida a Domingo Peñaflor.
Miniatura
La obra maestra de la miniatura española son las cuarenta que se encuentran en el códice de Monasterio de El Escorial de Las Cantigas, realizada en el escritorio de Alfonso X.
Pueden citarse, además, dos Biblias de Pamplona, particularmente la que se conserva en la Biblioteca Municipal de Amiens, encargada por Sancho el Fuerte de Navarra, en 1197.
Son los rasgos típicos de este estilo el estudio de la perspectiva clásica, así como de la anatomía; se profundiza en la representación de los sentimientos.
Es el estilo del Duecento (siglo XIII) y Trecento (siglo XIV), en el que se diferencia entre la Siena y la Florencia.
En España, este estilo se impuso en la segunda mitad del siglo XIV, siguiendo especialmente el estilo de la escuela sienesa. Su recepción se produjo a través de la Corona de Aragón, tanto a través de la llegada de obras de arte pintadas en este estilo (el retablo de la Pasión en Santa Clara de Asís de Palma de Mallorca), como de pintores italianos (Gherardo Starnina).
Corona de Aragón
Predomina la influencia sienesa.
Castilla
Predomina la influencia florentina.
En 1395 se documenta la presencia de los florentinos Gherardo Starnina y Nicolás de Antonio, autores de las tablas del retablo de San Salvador de la catedral de Toledo, actualmente desmembrado, del que alguna tabla se conserva en el retablo de la capilla de Santa Eugenia. Por su evidente italianismo es muy probable que estos mismos pintores sean los autores de los frescos de la capilla de San Blas en el claustro de la misma catedral toledana, construida hacia las mismas fechas, colaborando con ellos Juan Rodríguez de Toledo, cuya firma aparece en las pinturas de la zona inferior. Al mismo Rodríguez de Toledo se atribuye el retablo de Don Sancho de Rojas, actualmente en el Museo del Prado.
En Andalucía merecen mencionarse las pinturas murales con la Coronación de la Virgen en Santa María de Arcos de la Frontera (Cádiz) y las realizadas por un artista cristiano en la Sala de los Reyes de La Alhambra de Granada.
En la primera mitad del siglo XV nace en el centro de Europa, al fundirse la influencia italiana (estilización de las figuras, melancolía, aspectos iconográficos) con la francesa (tendencia a lo caligráfico, sentido caballeresco).
Se valora más la expresión. Las figuras se estilizan. Predomina la línea curva, especialmente en los ropajes, que presentan numerosos plegados. Se añaden detalles de fuerte sabor simbólico.
En España, se desarrolla en particular en la Corona de Aragón, habiendo diversas escuelas regionales.
Corona de Aragón
La escuela de Valencia tiene su auge en la primera mitad del siglo XV, con obras como la Transfiguración de Cristo de Sanchis y Sivera, en la sacristía de la Catedral de Valencia.
Sus autores principales son Lorenzo Zaragoza, el Maestro de Villahermosa, Miquel Alcanyís, Marzal de Sax, Gonçal Peris y su discípulo Jaume Mateu, así como Pere Nicolau y su discípulo Antoni Peris.
Asimismo, hay que destacar la importantísima figura del italiano, ya nombrado anteriormente, Gherardo Starnina y su influencia en el desarrollo posterior del estilo gótico internacional en la pintura ibérica, activo en Valencia con el retablo de Fray Bonifacio Ferrrer, procedente de la cartuja de Porta Coeli.
En Cataluña destacan Luis Borrassá y Bernardo Martorell al que siguen Ramón de Mur o Pere Lembrí activo en las comarcas de Tortosa y el Maestrazgo.
En Aragón trabajaron Pedro Zuera, Maestro de Arguís y Juan Leví.
La principal figura de Mallorca es Francisco Comes.
Castilla y León
Nicolás Francés trabaja en León: retablo de La Bañeza. Nicolás y Dello Delli trabajan en las pinturas de la bóveda y retablo mayor de la Catedral Vieja de Salamanca, y en la diócesis de Sigüenza lo hace el Maestro de Sigüenza, identificado con Juan de Sevilla. Destaca de entre sus obras el Retablo de la vida de la Virgen y de san Francisco, 1445-1460, actualmente en el museo del Prado.
A fines del primer cuarto del siglo XV se inicia el estilo flamenco, que arranca de las formas del estilo internacional de los maestros que trabajaron en las cortes de los duques de Berry y de Borgoña. Su principal característica es el uso del aceite como aglutinante, técnica al óleo que tiene unas consecuencias estéticas: mayor viveza de colores, la superposición (veladura) permite una mayor variedad de tonos, más minuciosidad y detallismo.
En consecuencia, se refleja el ambiente con mayor realismo (en los rostros, los ropajes, las cosas, plantas, animales, paisajes) no exento, sin embargo, de simbolismo.
A mitad de siglo, dentro del contexto cultural denominado hispano-flamenco, llega a la Península, en particular a Castilla, esta pintura realista, rica en colores y minuciosa en sus detalles. Existieron varias escuelas regionales.
Corona de Aragón
En Cataluña destacan el valenciano Luis Dalmau, autor de la Virgen dels Consellers (1443), muy influido por Jan Van Eyck; y Jaime Huguet (m. 1492), el más representativo de esta escuela. Además, tuvieron un importante taller los Vergós.
En Valencia trabajaron el brujense Louis Alincbrot, conocedor de la obra de Jan van Eyck, establecido en la capital del Turia de 1439 a 1460, Jacomart, a partir de 1451, autor del retablo de Catí, y Juan Rexach, a quien se atribuye el retablo de San Martín, en la catedral de Segorbe. Asimismo, hay que destacar la figura de Rodrigo de Osona, con el retablo del Calvario de la iglesia de San Nicolás, de 1476, con una fuerte influencia de Rogier Van der Weyden; siendo figura clave en la transición hacia la pintura renacentista, junto con Vicente Macip.
Destaca en las Islas Baleares el pintor Pedro Nisart, muy influido por Van Eyck, según se advierte en el San Jorge, con una vista de Palma de Mallorca al fondo.
El pintor más destacado de la época en la Corona aragonesa fue, sin embargo, cordobés: B. Bermejo, cuyas obras más destacadas son "San Miguel de Tous", actualmente en la National Gallery de Londres, "Tránsito de la Virgen" actualmente en la Galería de Arte de Berlín,Santo Domingo de Silos o la Piedad del arcediano Desplá, entre otras.
Castilla
Jorge Inglés pintó el retablo de la Virgen para Buitrago del Lozoya (1455), en el que destaca el conocido retrato del Marqués de Santillana como donante. Influyó en el Maestro de Sopetrán.
Juan de Segovia, identificado con el Maestro de los Luna, y Sancho de Zamora contrataron en 1488 el retablo de la capilla de don Álvaro de Luna, en la catedral de Toledo.
Alto valor artístico y documental tiene la tabla conocida como La Virgen de los Reyes Católicos, de un maestro anónimo provisionalmente conocido como el Maestro de los Reyes Católicos.
Destaca el trabajo del salmantino Fernando Gallego, cuya obra maestra es el retablo de San Ildefonso de Toledo de la Catedral de Zamora. Otras obras: la Piedad, Cristo bendiciendo y la representación de las constelaciones para la primitiva biblioteca de la Universidad de Salamanca, conocida como el Cielo de Salamanca.
En Andalucía merece citarse a Juan Sánchez de Castro por la Virgen de Gracia de la Catedral de Sevilla y a Pedro de Córdoba, autor de una excepcional Anunciación para la catedral de Córdoba.
Asimismo, en el contexto castellano, hay que citar la primera etapa de Pedro Berruguete, formado en el gótico hispano flamenco de influencia italiana, autor de difícil clasificación propio de los pintores de transición, y con obras capitales como "La Anunciación" de la Cartuja de Miraflores, la recientemente descubierta "Virgen de la Leche", actualmente en el Museo del Prado, o "La Piedad", actualmente en el Museo de Nacional de Escultura de Valladolid, y que sin duda es el mayor exponente en la transición hacia la pintura renacentista castellana.
Texto: wikipedia
Imagen:
La Arquitectura gótica se difundió en España, a finales del siglo XII, con relativa prontitud desde su nacimiento en Francia. Su consolidación fue progresiva, combinándose en sus primeros momentos los elementos arquitectónicos románicos y góticos. Desde sus inicios hasta llegar al periodo del alto gótico, la arquitectura española se mantuvo fiel a los modelos franceses. Sin embargo, algunas características como la insistencia en tipos de plantas de estilo románico o la conservación de elementos decorativos de influencia mudéjar condujeron a la formación de variantes estilísticas locales, este proceso se acrecentó a finales del siglo XIII y durante el siglo XIV, en los que apareció una amplia diferenciación en las formas arquitectónicas y decorativas regionales.
El desarrollo de la arquitectura en España durante estos siglos reflejó las diferentes circunstancias históricas a las que estaban sujetos los diversos reinos hispanos. Así sobre todo en el sur de España el desarrollo del gótico se adoptó algo tardíamente. Por su parte la prosperidad económica en Cataluña estimuló la construcción civil en esta zona. A finales del siglo XV surgió un estilo panaespañol, característico del círculo de los Reyes Católicos, que nació del encuentro de estructuras tardogóticas europeas con decoraciones mudéjares y motivos renacentistas.
La difusión de la arquitectura gótica en España tuvo tres vías principales de influencia, la primera fue la arquitectura cisterciense que se extendió por todo el país y que antes del siglo XIII llevó a la construcción de los grandes conventos de la Orden reformada, precedentes del arte gótico. La segunda vía fueron las relaciones mantenidas entre el Condado de Barcelona con el Languedoc y Provenza en Francia y el contacto de los obispos catalanes con los de Narbona y Montpellier. La tercera vía se produjo en Castilla y León, donde los matrimonios de varios reyes con princesas de las casas de Anjou, Borgoña y Plantagenet motivaron la introducción del gótico francés en la zona central.
La transición entre el estilo románico y el gótico se produjo de manera paulatina en España, por los recelos que despertaban las nuevas estructuras góticas, de carácter revolucionario en ese momento. El primer elemento gótico que se incorpora a la arquitectura española es la bóveda de ojiva, su aparición se efectúa hacia el año 1170, por vía de la Orden del Cister. Una manifestación de este tránsito está en el hecho de que algunos edificios se comiencen a labrar de forma gótica y posteriormente se continúan bajo esquemas románicos.3 La combinación de ambas formas se funden en un estilo de transición, que tiene sus principal presencia en las catedrales de Tarragona comenzada en 1174, Lérida (1203), Ávila (1170) y Cuenca (1196).
El gótico pleno llega a desarrollarse con toda su fuerza a través del Camino de Santiago en el siglo XIII, con la creación de algunas de las más puras catedrales góticas, de influencia francesa, durante el reinado en Castilla y León de Fernando III: las catedrales de Burgos, León y Toledo. En la Meseta están presentes dos influencias, la borgoñona, en el Reino de León, debido al matrimonio de Alfonso VI con Constanza de Borgoña; y la inglesa, en el Reino de Castilla, llegada a través de la alianza matrimonial de los reyes castellanos con la Casa de Lancaster (Juan de Gante y Catalina de Lancáster).
Algunos edificios importantes:
Catedral de Burgos
La primera piedra de la catedral se colocó el 20 de julio de 1221 en presencia de los promotores del templo: el rey Fernando III de Castilla y el obispo Mauricio. Cabe suponer que el primer maestro de obras fue un anónimo arquitecto francés.
La construcción de la catedral se inició por la cabecera y el presbiterio. Hacia 1240 asumió la dirección de las obras el llamado Maestro Enrique, también de origen francés, que después se haría cargo del proyecto de la catedral de León y que sin duda se inspiró en la catedral de Reims, con cuya fachada el hastial de la seo burgalesa guarda grandes semejanzas.
Catedral de Toledo
El edificio de la catedral es obra del siglo XIII, la primera piedra se colocó el 14 de agosto de 1226, también con asistencia del rey Fernando III y del arzobispo de Toledo, Rodrigo Ximénez de Rada, quien desde el principio de su mandato, en 1209, defendió ante el Papa, la primacía de la sede toledana. En su mente figuraba la construcción de una gran catedral digna de esta ciudad que gobernaba.
Catedral de León
La construcción de la catedral gótica se inicia hacia 1205, pero los problemas constructivos de los cimientos hicieron que pronto las obras quedaran paralizadas, y no se reemprendiera la tarea hasta 1255, bajo el pontificado del obispo Martín Fernández y el apoyo del rey Alfonso X el Sabio, siendo esta nueva catedral de estilo enteramente gótico. El arquitecto de la catedral parece ser que fue el maestro Enrique, tal vez natural de Francia, y que ya había trabajado anteriormente en la catedral de Burgos.
El siglo XIV supone el esplendor del gótico en las áreas mediterráneas, de Cataluña, Valencia y Mallorca. La diversidad climatológica, la influencia francesa e italiana y la configuración social marcan el estilo gótico en estas zonas, con rasgos propios. Son construcciones de exteriores sobrios y macizos de gran simplicidad que otorga gran solemnidad a los templos, que presentan la denominada planta de salón de tradición norte europea, en las que se reducen la diferencia de altura con las naves laterales, y ausencia de arbotante, con escasa decoración escultórica, caracterizado por la influencia de las iglesias del sur de Francia y la casi nula aportación del arte mudéjar. La preocupación por la perfección y la pureza constructiva sustituye al afán decorativo de la arquitectura castellana. También destaca mucho la arquitectura civil.
Algunos edificios importantes:
Catedral de Mallorca
La catedral de Palma de Mallorca que dispone de tres naves sin girola, de extraordinaria altura que alcanza 44 metros en su nave central. La mayor novedad que presenta la catedral es el ábside que cierra en línea recta. También destaca el rosetón de grandes dimensiones que permite la iluminación de su cabecera. Fue consagrada en 1346.
Catedral de Santa María del Mar
Las obras se comenzaron el 2 de marzo de 1329 y en 1393 se colocó la última piedra del cierre de la bóveda. Las trazas se atribuyen Jaime Fabre. El exterior siguiendo las características del gótico catalán presenta un aspecto macizo y robusto. El conjunto del interior muestra una concepción de carácter unitario de gran luminosidad, con tres naves, de alturas muy similares. El presbiterio se organiza con un tramo con cabecera poligonal con ocho columnas.
Palacio de la Generalidad Valenciana
El palacio inició su construcción en 1421.
La arquitectura de este edificio representa una compleja mezcla de estilos artísticos que van desde el gótico al herreriano, pasando por el renacentista de varias épocas. El primitivo caserón es gótico mediterráneo con el patio descubierto y con su escalera volada, con puerta ojival en el entresuelo, al igual que en la fachada, con ventanales adintelados en el entresuelo y trilobulados en la altura principal, al igual que en las ventanas situadas debajo del alero. Las puertas halconeras y las esquinas son renacentistas y los ventanales del segundo piso clasicistas. La balaustrada que corona las torres es de carácter escurialense.
Durante los siglos XV y XVI, mientras en Italia crecía con fuerza el Renacimiento, la
actividad constructiva del gótico es abrumadora en España, se levantan numerosos edificios de grandes proporciones, caracterizados por la sencillez estructural de la construcción y la complicación ornamental. Se erigen las grandes catedrales de Sevilla iniciada en 1402, Segovia (1525) y Salamanca (1513). La disyuntiva de estilos en que se encontraba la arquitectura de la época era percibida de forma plenamente consciente por los contemporáneos, pero de una manera bien distinta a como suele percibirse por el gusto actual, que asocia al Renacimiento la "modernidad" y al Gótico la "medievalidad": Diego de Sagredo lo expresó con la oposición entre el estilo moderno (el Gótico, en su versión local) y el romano (el Renacimiento clasicista e italianizante), entre el estilo gótico, racional y eficiente y el estilo romano, ampuloso y sensual.
Durante el siglo XV, la influencia flamenca es muy importante y son muchos los artistas del norte de Europa que se establecen en España, la estrecha relación comercial y política de Castilla con el centro y norte de Europa convoca a arquitectos como Juan y Simón de Colonia, que actúan fundamentalmente en Burgos y Valladolid, donde destacan la Capilla del Condestable en la catedral de Burgos, la iglesia conventual de San Pablo (Valladolid) y el Colegio de San Gregorio.
En la península ibérica, la transición del románico es bien visible en el Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela, una obra que aún conserva vestigios de su policromía. Durante la evolución inicial del gótico ibérico, la influencia francesa fue dominante y aunque en general, los resultados fueran menos prolíficos que en Francia, adquirió unas características muy singulares: una asimilación de las influencias árabes, una tendencia recurrente al arcaísmo y el gusto por una decoración floral exuberante. Ejemplos significativos de un gótico en su plenitud se pueden observar en las catedrales de Burgos y de León, que se encontraban en los caminos de peregrinación de la época y fueron decoradas con una estatuaria importante.
A lo largo del siglo XIII, el resto de los reinos cristianos españoles, se mantuvieron más o menos ajenos al gótico y las iglesias siguieron utilizando el estilo románico. Se importaron muchas piezas de dimensiones pequeñas del estilo gótico francés destinadas a la devoción privada y se tiene noticia que varios artistas franceses trabajaron por diversos lugares de la península realizando este tipo de obras. Obras de finales del siglo XIII fueron la Virgen del mainel de la catedral de Tarragona y el apostolado de la misma puerta.
En el siglo XIV, el estilo francés ya se había instalado por completo en centros de escultura monumental de Navarra y la Corona de Aragón. De esta fase son buenos ejemplos las catedrales de Barcelona, Pamplona y la Seo de Zaragoza. Al mismo tiempo, la escultura se aplicó de manera diversa en otros espacios, como tumbas, coros y edificios civiles. De la primera década, se pueden citar los sepulcros de Pedro III de Aragón, Jaime II y de su esposa Blanca de en el monasterio de Santes Creus. Otro artista de la época fue Jaime Cascalls que trabajó en diversas obras del monasterio de Poblet y realizó la escultura exenta del rey Pedro IV de la catedral de Gerona. Del escultor Pere Moragues es el sepulcro del obispo Lope Fernández de Luna de la Seo de Zaragoza.
A partir del siglo XV, llegó la influencia del arte flamenco y alemán, influencia que se mantuvieron hasta la llegada del clasicismo renacentista durante el reinado de Carlos I, ya en el siglo XVI. En ese momento, fue disminuyendo el interés por la decoración monumental, como en otros lugares de Europa, y proliferaron los retablos y las obras portátiles. Los últimos ejemplos de grandes estatuas de fachada gótica se encuentran en la catedral de Oviedo y en la de Sevilla y, en algunas partes de la catedral de Toledo. Jean de Valenciennes realizó la puerta del Mirador de la catedral de Palma, en su taller se formó Guillem Sagrera que realizó para la misma puerta las figuras de san Pedro y de san Pablo.
El influjo del gótico internacional se hizo patente en la obra de Pere Johan, que entre otras realizó el Sant Jordi (San Jorge) para el palacio de la Generalidad de Cataluña, el retablo mayor de la catedral de Tarragona y el bancal de la Seo de Zaragoza. La pervivencia del estilo gótico es mayor que en otros países, como puede comprobarse al comparar dos ejemplos de escultura funeraria: el famoso Doncel de la catedral de Sigüenza (aún gótico) y el sepulcro de los Reyes Católicos en la catedral de Granada (ya renacentista). Incluso hasta el comienzo del siglo XVI puede considerarse gótico el estilo proveniente del norte de Europa (Alemania y Flandes) de las sillerías del coro de las catedrales de Ciudad Rodrigo, de Toledo y Nueva de Plasencia, debidas a Rodrigo Alemán.
Tradicional fue en la Corona de Castilla, que triunfaran escultores del norte de Europa (Lorenzo Mercadante, Gil de Siloé o Felipe Bigarny). Un lugar destacado ocupó la familia Egas o Cueman, artífice de la transición del gótico al renacimiento en el centro peninsular con Juan Guas y Sebastián de Almonacid, responsable quizá del Doncel de la catedral de Sigüenza —o alguien vinculado a su taller de Guadalajara—. En el reino de Navarra destacó Janin Lomme de Tournai.
Se inicia en el siglo XIII y predomina hasta mediados del siglo XIV.
Es una pintura de tendencia dibujística; se concede especial importancia a las líneas del dibujo. Los temas son de un naturalismo ingenuo.
En España las vidrieras se reducen, prácticamente, a algunas de la Catedral de León. En cambio, sigue produciéndose pintura mural. Se cultiva, asimismo, la pintura sobre tabla y las miniaturas.
Pintura mural
Las obras maestras de la pintura mural en esta época son las de la sala capitular del Monasterio de Sigena en la comarca aragonesa de Los Monegros, hoy en Museo Nacional de Arte de Cataluña, y los frescos de la capilla de San Martín o del Aceite, en la Catedral Vieja de Salamanca, obra de Antón Sánchez de Segovia. Además, pueden citarse las pinturas murales procedentes del Real Monasterio de Santa Clara de Toro, firmadas por Teresa Díez (iglesia de San Sebastián de los Caballeros, Toro) las de la iglesia de San Martín de Tours en Gazeo (Álava), las de San Fructuoso de Bierge, las del museo de Pamplona, procedentes de la catedral y la que sobrevivió al desmantelamiento de la iglesia de Santa María de la Almudena llamada Nuestra Señora de la Flor de Lis, visible en la actualidad en la cripta de la catedral de la Almudena.
Pintura sobre tabla
Cabe citar, en primer lugar, los frontales catalanes y aragoneses que siguen las estructuras románicas, pero con técnicas e iconografía gótico lineales, como el frontal de Valltarga, y el de Aviá.
Se hacen los primeros retablos, que dedican la calle central al santo o tema correspondiente, y las calles laterales a escenas relativas a su historia. El más destacado de este grupo es el retablo de Quejana, de 1396.
Pueden citarse, además, los retablos de Santo Domingo de Tamarite de Litera, el de San Pedro Mártir, el de Luis de Tolosa (Monasterio de Santa Clara de Tordesillas), el de San Millán de la Cogolla (La Rioja) y el de San Cristóbal.
Se han de incluir también en este tipo de pintura sobre tabla las del arca de San Isidro (Palacio Arzobispal de Madrid) y las del sepulcro de Sancho Saiz de Carrillo, de Mahamud (Burgos).
Igualmente, se pinta sobre los techos, como puede verse en la Catedral de Teruel, atribuida a Domingo Peñaflor.
Miniatura
La obra maestra de la miniatura española son las cuarenta que se encuentran en el códice de Monasterio de El Escorial de Las Cantigas, realizada en el escritorio de Alfonso X.
Pueden citarse, además, dos Biblias de Pamplona, particularmente la que se conserva en la Biblioteca Municipal de Amiens, encargada por Sancho el Fuerte de Navarra, en 1197.
Son los rasgos típicos de este estilo el estudio de la perspectiva clásica, así como de la anatomía; se profundiza en la representación de los sentimientos.
Es el estilo del Duecento (siglo XIII) y Trecento (siglo XIV), en el que se diferencia entre la Siena y la Florencia.
En España, este estilo se impuso en la segunda mitad del siglo XIV, siguiendo especialmente el estilo de la escuela sienesa. Su recepción se produjo a través de la Corona de Aragón, tanto a través de la llegada de obras de arte pintadas en este estilo (el retablo de la Pasión en Santa Clara de Asís de Palma de Mallorca), como de pintores italianos (Gherardo Starnina).
Corona de Aragón
Predomina la influencia sienesa.
Castilla
Predomina la influencia florentina.
En 1395 se documenta la presencia de los florentinos Gherardo Starnina y Nicolás de Antonio, autores de las tablas del retablo de San Salvador de la catedral de Toledo, actualmente desmembrado, del que alguna tabla se conserva en el retablo de la capilla de Santa Eugenia. Por su evidente italianismo es muy probable que estos mismos pintores sean los autores de los frescos de la capilla de San Blas en el claustro de la misma catedral toledana, construida hacia las mismas fechas, colaborando con ellos Juan Rodríguez de Toledo, cuya firma aparece en las pinturas de la zona inferior. Al mismo Rodríguez de Toledo se atribuye el retablo de Don Sancho de Rojas, actualmente en el Museo del Prado.
En Andalucía merecen mencionarse las pinturas murales con la Coronación de la Virgen en Santa María de Arcos de la Frontera (Cádiz) y las realizadas por un artista cristiano en la Sala de los Reyes de La Alhambra de Granada.
En la primera mitad del siglo XV nace en el centro de Europa, al fundirse la influencia italiana (estilización de las figuras, melancolía, aspectos iconográficos) con la francesa (tendencia a lo caligráfico, sentido caballeresco).
Se valora más la expresión. Las figuras se estilizan. Predomina la línea curva, especialmente en los ropajes, que presentan numerosos plegados. Se añaden detalles de fuerte sabor simbólico.
En España, se desarrolla en particular en la Corona de Aragón, habiendo diversas escuelas regionales.
Corona de Aragón
La escuela de Valencia tiene su auge en la primera mitad del siglo XV, con obras como la Transfiguración de Cristo de Sanchis y Sivera, en la sacristía de la Catedral de Valencia.
Sus autores principales son Lorenzo Zaragoza, el Maestro de Villahermosa, Miquel Alcanyís, Marzal de Sax, Gonçal Peris y su discípulo Jaume Mateu, así como Pere Nicolau y su discípulo Antoni Peris.
Asimismo, hay que destacar la importantísima figura del italiano, ya nombrado anteriormente, Gherardo Starnina y su influencia en el desarrollo posterior del estilo gótico internacional en la pintura ibérica, activo en Valencia con el retablo de Fray Bonifacio Ferrrer, procedente de la cartuja de Porta Coeli.
En Cataluña destacan Luis Borrassá y Bernardo Martorell al que siguen Ramón de Mur o Pere Lembrí activo en las comarcas de Tortosa y el Maestrazgo.
En Aragón trabajaron Pedro Zuera, Maestro de Arguís y Juan Leví.
La principal figura de Mallorca es Francisco Comes.
Castilla y León
Nicolás Francés trabaja en León: retablo de La Bañeza. Nicolás y Dello Delli trabajan en las pinturas de la bóveda y retablo mayor de la Catedral Vieja de Salamanca, y en la diócesis de Sigüenza lo hace el Maestro de Sigüenza, identificado con Juan de Sevilla. Destaca de entre sus obras el Retablo de la vida de la Virgen y de san Francisco, 1445-1460, actualmente en el museo del Prado.
A fines del primer cuarto del siglo XV se inicia el estilo flamenco, que arranca de las formas del estilo internacional de los maestros que trabajaron en las cortes de los duques de Berry y de Borgoña. Su principal característica es el uso del aceite como aglutinante, técnica al óleo que tiene unas consecuencias estéticas: mayor viveza de colores, la superposición (veladura) permite una mayor variedad de tonos, más minuciosidad y detallismo.
En consecuencia, se refleja el ambiente con mayor realismo (en los rostros, los ropajes, las cosas, plantas, animales, paisajes) no exento, sin embargo, de simbolismo.
A mitad de siglo, dentro del contexto cultural denominado hispano-flamenco, llega a la Península, en particular a Castilla, esta pintura realista, rica en colores y minuciosa en sus detalles. Existieron varias escuelas regionales.
Corona de Aragón
En Cataluña destacan el valenciano Luis Dalmau, autor de la Virgen dels Consellers (1443), muy influido por Jan Van Eyck; y Jaime Huguet (m. 1492), el más representativo de esta escuela. Además, tuvieron un importante taller los Vergós.
En Valencia trabajaron el brujense Louis Alincbrot, conocedor de la obra de Jan van Eyck, establecido en la capital del Turia de 1439 a 1460, Jacomart, a partir de 1451, autor del retablo de Catí, y Juan Rexach, a quien se atribuye el retablo de San Martín, en la catedral de Segorbe. Asimismo, hay que destacar la figura de Rodrigo de Osona, con el retablo del Calvario de la iglesia de San Nicolás, de 1476, con una fuerte influencia de Rogier Van der Weyden; siendo figura clave en la transición hacia la pintura renacentista, junto con Vicente Macip.
Destaca en las Islas Baleares el pintor Pedro Nisart, muy influido por Van Eyck, según se advierte en el San Jorge, con una vista de Palma de Mallorca al fondo.
El pintor más destacado de la época en la Corona aragonesa fue, sin embargo, cordobés: B. Bermejo, cuyas obras más destacadas son "San Miguel de Tous", actualmente en la National Gallery de Londres, "Tránsito de la Virgen" actualmente en la Galería de Arte de Berlín,Santo Domingo de Silos o la Piedad del arcediano Desplá, entre otras.
Castilla
Jorge Inglés pintó el retablo de la Virgen para Buitrago del Lozoya (1455), en el que destaca el conocido retrato del Marqués de Santillana como donante. Influyó en el Maestro de Sopetrán.
Juan de Segovia, identificado con el Maestro de los Luna, y Sancho de Zamora contrataron en 1488 el retablo de la capilla de don Álvaro de Luna, en la catedral de Toledo.
Alto valor artístico y documental tiene la tabla conocida como La Virgen de los Reyes Católicos, de un maestro anónimo provisionalmente conocido como el Maestro de los Reyes Católicos.
Destaca el trabajo del salmantino Fernando Gallego, cuya obra maestra es el retablo de San Ildefonso de Toledo de la Catedral de Zamora. Otras obras: la Piedad, Cristo bendiciendo y la representación de las constelaciones para la primitiva biblioteca de la Universidad de Salamanca, conocida como el Cielo de Salamanca.
En Andalucía merece citarse a Juan Sánchez de Castro por la Virgen de Gracia de la Catedral de Sevilla y a Pedro de Córdoba, autor de una excepcional Anunciación para la catedral de Córdoba.
Asimismo, en el contexto castellano, hay que citar la primera etapa de Pedro Berruguete, formado en el gótico hispano flamenco de influencia italiana, autor de difícil clasificación propio de los pintores de transición, y con obras capitales como "La Anunciación" de la Cartuja de Miraflores, la recientemente descubierta "Virgen de la Leche", actualmente en el Museo del Prado, o "La Piedad", actualmente en el Museo de Nacional de Escultura de Valladolid, y que sin duda es el mayor exponente en la transición hacia la pintura renacentista castellana.
Texto: wikipedia
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