¿Qué puedo hacer?
tipo de documento Lecciones
Al hablar del arte griego hay que señalar unos importantes precedentes que serían el arte de las Islas Cícladas, el arte minoico o cretense y el micénico.
En el primer caso, este período se ubica en el III milenio a.C. y se caracteriza por: la sencillez y belleza, el antropomorfismo y el uso de materiales pobres. Entre las obras más conocidas destacan el Flautista o el Arpista.
En el segundo caso, se ubica entre el 2600-1400 a.C. y tiene una gran influencia oriental (Egipto y Asia Menor). En este arte destaca en arquitectura los grandes palacios como Knossos, en escultura pequeñas estatuillas como la Diosa de las serpientes y finalmente, grandes frescos murales como la Damas de Azul, La Parisina o el Principe de los lirios.
En tercer caso, nos ubicamos entre el 1500-1200 a.C. Destaca por ciudades amuralladas como Micenas o Tirinto, con la Puerta de los Leones en Micenas o el tesoro de Atreo, el Megharon (antecedente del templo griego) y una rica orfebrería como la máscara atribuida durante mucho tiempo a Agamenón.
Dórico
Es en el que encontramos la columna dórica, que es la más sencilla de todas. Es el más antiguo y el menos esbelto y decorado. Se relaciona con lo masculino. En él, la columna se apoya directamente sobre el estereóbato, ya que este orden carece de basa. El fuste es troncocónico (el fuste es más ancho en la parte inferior que en la superior), y los fustes no son lisos, sino que tienen estrías de arista viva. El collarino, que es una especia de acanaladura, da paso al capitel, compuesto de equino y ábaco. Sobre este último se encuentra el entablamento: el arquitrabe es liso; el friso está dividido en triglifos y metopas (con decoración escultórica en relieve); la cornisa es lisa. Todo ello era cubierto por un tejado a dos aguas o vertientes. Dejaba en la parte anterior y posterior del edificio dos frontones triangulares cuyo interior, denominado tímpano, estaba decorado con esculturas.
Jónico
Caracterizado por la columna jónica. Es más esbelto y decorado que el anterior. El estilóbato (último escalón del estereóbato) aparece separado del fuste por la basa, formada por una serie de cuerpos cóncavos y convexos. El fuste es más fino y alto y tiene estrías de cantos planos. Lo más característico es su capitel, compuesto por volutas y ábaco decorado. El entablamento: su arquitrabe tiene tres franjas; el friso es corrido y recibe decoración escultórica en todo su perímetro; la cornisa está formada por tres bandas que van aumentando de tamaño hacia la techumbre.
Corintio
Este orden es muy parecido al jónico. Únicamente se diferencian en el capitel de la columna. Este orden no es muy utilizado por los griegos, puesto que surge en la época helenistica. En cambio, será muy utilizado por los romanos.
Los edificios griegos eran construidos a la medida del hombre. Los mismos eran concebidos para ser admirados desde el exterior, es por esto que le dan mayor importancia a los exteriores y no a los interiores. Los griegos siempre se esmeraron en los edificios públicos, ya que no daban importancia al hogar. Los edificios más construidos fueron templos, santuarios. Siempre se basaban en el concepto de conjunto.
Los griegos también se destacaron por el hecho, de no sobreponer jamás pisos. Dedicándonos ahora a los materiales, recordaremos que en sus orígenes utilizaban la madera, posteriormente se hicieron con materiales más sufridos y duraderos. En un principio, utilizaron el aglomerado, y más tarde utilizaron el mármol y la piedra por largo tiempo. Se empezó a utilizar mármol en la época clásica.
Los edificios, en especial los templos, eran policromados. Normalmente se “policromaban” los frisos y los relieves. El fondo de las metopas era pintado de verde, y los triglifos de azul.
Ahora nos referiremos a la armonía visual, gran obsesión de los helenos. Para conseguir la total armonía y perfección en los templos, los griegos utilizaron varias técnicas. Entre ellas se destacan varias. Es el caso de la mala inclinación de las columnas, porqué desde lejos se veían torcidas. También se utilizó la entasis, que consistía en un ensanche central de las columnas, para evitar el deforme visual. Referido a las columnas, encontramos una desigualdad en la distancia entre ellas.
El arquitrabe se ve afectado por el defecto visual, por su posición totalmente horizontal. Para solucionarlo curvarán el estereobato y el entablamiento.
Atendiendo a la forma de su planta pueden ser:
Según la disposición de las columnas pueden ser: próstilos, cuando sólo están en la fachada principal; anfipróstilos, cuando aparecen en la parte anterior y posterior; períptero, cuando está rodeado de columnas en todos sus lados; díptero, cuando dos filas de columnas rodean todos sus lados.
La evolución de los templos griegos:
Época arcaica
Siglos VII y VI a. C. Los templos que encontramos durante este periodo se caracterizan sobre todo por la utilización del orden dórico. Su fisionomía es de edificios sólidos y pesados. Ello se debe fundamentalmente a la gran anchura que tiene el fuste de sus columnas, y también al escaso espacio que hay entre los intercolumnios. Además, en esta etapa, equino y ábaco son de grandes dimensiones. Los edificios más importantes de esta época son: los templos de Paestum, en la magna Grecia; el templo de Atenea Afaia, en la isla de Egina; El Tholos de Marmaria, en Delfos; el Tesoro de los Atenienses, en Delfos también.
Época clásica
Siglos V y IV a. C. Nos centraremos básicamente en la Acrópolis (ciudad elevada) y en el principal conjunto arquitectónico monumental integrado por varios templos. Entre ellos destacamos el Partenón.
Este templo fue realizado en la época de Pericles y sus arquitectos fueron Calícrates e Ictinos. La decoración escultórica fue realizada por Fidias (escuela de Fidias). Este templo se construyó para albergar la escultura de la diosa Atenea Partenos (escultura crisoelefantina). Este templo de orden dórico es octástilo y períptero. Se estilizan los fustes, etc. En él se llevaron a cabo una serie de correcciones ópticas cuyo resultado es la armonía y el perfecto equilibrio de dicha constitución.
Los propileos constituyen el acceso monumental de la acrópolis. Fueron realizados 10 años después de la construcción del Partenón por Mnesicles. La escalinata de acceso desemboca en una zona porticada de columnas. A la derecha de estos se sitúa el pequeño templo de Atenea Niké (atenea victoriosa). Tiene una única nave, es tetrástilo, anfipróstilo y jónico.
El Erecteion fue construido para albergar las figuras de los dioses procedentes del antiguo Partenón. Su planta es atípica. Este templo destaca sobre todo por sus dos espacios porticados: uno es un pórtico jónico y el otro es el mundialmente conocido de las cariátides.
Época helenística
Año 323 a. C. al 23 a. C. Durante este periodo se generaliza el uso del orden Corintio. De este periodo destaca el templo de Zeus olímpico que se encuentra en Atenas y sería del s. II a. C. También el altar de Zeus en Pérgamo, ciudad de Asia Menor. Este templo es característico de los templos abiertos que aparecen durante esta etapa, en el que destaca un zócalo decorado con relieves. A él se accede a través de una escalinata que desemboca en un pórtico de orden jónico.
El teatro es uno de los mejores ejemplos en los que la forma se adapta perfectamente a la función que tenían. Era un espacio reservado para la representación de las tragedias y comedias clásicas. Las primeras representaciones se hicieron en honor del rey Dionisos (Baco romano). Los teatros más conocidos son: el de Dionisos (Atenas), y el de Epidauro. El teatro respondía a una distribución clara de espacios y solía aprovechar el desnivel del terreno, donde colocaban el theatron o cavea (gradas). El siguiente espacio era la orquestra donde recitaban los coros, y por último la skene o escena, donde actuaban los personajes o actores principales. El modelo de este teatro, posiblemente, aparecería en al época clásica.
La escultura griega tiene varias funciones: intelectual: representa los ideales de determinadas clases: kuroi (aristocracia) y escultura clásica (democracia), religiosa: representa a los dioses, estética (refleja la belleza basada en un canon) y conmemorativa (placas y retratos).
Las primeras esculturas que e realizaron fueron las Xoana, que recuerdan al tronco de un árbol, con un ligero estrechamiento en la cintura (sólo se conocen por textos literarios). Los principales temas son los Kouros y las Kores.
Los Kouros son representaciones de atletas desnudos y tienen convencionalismos típicos del arte antiguo: frontalidad; simetría; hieratismo (rigidez en las articulaciones), por lo que no hay sensación de movimiento; pies sólidamente apoyados en el suelo, el izquierdo se adelanta, pero el cuerpo se apoya en los dos; escaso estudio de la anatomía; inexpresividad en los rostros, ojos abultados y almendrados, grades pómulos, barbilla y mentón muy marcados, sonrisa arcaica; cabellos con disposición geométrica. En el largo periodo de tiempo en que se realizaron, desde la segunda mitad del s. VII hasta el s. V sufrieron una evolución importante. Los convencionalismos son muy fuertes al principio, desapareciendo casi prácticamente al final en una clara conquista del realismo.
Como ejemplos de esta etapa destacamos numerosos Kouroi, como el de Anavisos, El Kouros de Melos, etc. Otras obras a destacar son el Moscóforo (precedente de la figura del buen pastor en la iconografía paleocristiana) y también el Apolo de Piombino, de bronce.
Las Kores son imágenes de sacerdotisas, y es por esto que van vestidas. Se han encontrado imágenes de éstas en diferentes tamaños, la mayoría proceden de la Acrópolis.
Al igual que los Kouroi, eran figuras policromadas y tienen los mismos convencionalismos que las esculturas masculinas. Experimentaron también una evolución en el sentido de mayor realismo centrado en cabellos y ropaje. Los cabellos son largos formando tirabuzones. En un principio se parten en dos separándose hacia delante, después se desplazan hacia atrás, y finalmente se recogen en la nuca con un moño (al igual que en los Kouroi). Al principio, vestían el pelo dórico (túnica suelta pero ajustada a la cintura) posteriormente la túnica y el chitón jónico.
Se realizaron en distintas escuelas: Ática, Jónica y Peloponésica.
Durante este periodo hay una evolución en varios aspectos: mayor movimiento, mayor estudio anatómico y de los ropajes, idealización y equilibrio.
Los frontones plantean dificultades técnicas, pues los espacios para localizar las figuras con desiguales. La primera solución técnica la aporta el templo de Medusa en la isla de Korfú (época arcaica). Aquí el problema se resolvió con la utilización de figuras a diferentes escalas, pero no triunfó. Fue en los frontones de Atenea Afaia en la isla de Egina, y en el de Zeus en Olimpia cuando los escultores adoptaron una solución más realista: no se utiliza distinta escala, sino que las posturas y el movimiento se adaptan a los diferentes espacios.
En este periodo la escultura alcanza la máxima perfección en la representación de la figura humana. Hay un intento de representar la realidad (realismo idealizado). La escultura refleja un mundo de seres perfectos que difícilmente podemos encontrar en la realidad. Los autores del s. V captan la belleza ideal, basada en la proporción y la armonía. Se da un estudio más detallado de anatomía, cabello, etc. Posturas más naturales, e incluso asombrosas, con separación de los brazos y las piernas, que intentan captar la energía y el movimiento. Los rostros manifiestan estados de serenidad y equilibrio. En el siglo IV los escultores dan mayor importancia a la expresión de los sentimientos en los rostros, y mayor movimiento.
Esta etapa tiene su origen en las conquistas de Alejandro Magno, que unifica primero toda Grecia y más tarde extiende sus conquistas por territorios orientales. Por ello, los griegos extendieron así su civilización y su arte. El arte helenístico se considera el resultado de la fusión de elementos griegos y de elementos orientales; este arte se desarrolló en diferentes escuelas, como Alejandría, Rodas, Pérgamo, etc. Durante este periodo la escultura busca nuevos valores expresivos. El concepto de armonía y belleza ideal es sustituido por otros valores, no obstante, el recuerdo de los ideales clásicos se conserva en algunas obras, como por ejemplo en la Venus de Milo, del s. II a. C. Esta figura no se adaptaría a lo que es el helenismo.
La escultura de este periodo, a pesar de estar repartida en distintas escuelas presenta, en mayor o menor medida, una serie de características comunes:
Mirón se intereso por el estudio humano en movimiento; su principal obra es el Discóbolo. El discóbolo consigue la captación de movimiento en el momento preciso en el que el atleta se dispone a lanzar el disco con el cuerpo inclinado hacia delante y apoyado sobre el pie derecho al mismo tiempo que gira la cintura. Asombró a sus contemporáneos por lo atrevido de su postura, un cuerpo en el límite del equilibrio. La anatomía está tratada con un naturalismo acusado, pero el rostro es inexpresivo (no muestra el esfuerzo que la acción supone), y la cabellera sigue siendo arcaica (pelo corto y pegado).
Policleto se preocupo sobre todo por conseguir la imagen del hombre ideal plasmada en las armoniosas proporciones del cuerpo humano desnudo. Instauró el canon de 7 cabezas en el que la proporción del cuerpo debía contener 7 veces la de la cabeza. Entre sus otras destacan el Doríforo o joven portador de lanza, y el Diadúmeno o atleta atándose a la cabeza la cinta de la victoria.
La obra de Fidias supone la culminación del ideal clásico. Es el autor de la obra escultórica del Partenón, de sus relieves localizados en frontones, en metopas y en los frisos. Además tiene una serie de esculturas dedicadas a Atenea y Zeus, hoy desaparecidas y que se conocen por referencias o copias. Su obra representó un gran avance, ya que resolvió la manera de decorar los vértices bajos de los frontones. En ellos hizo girar los cuerpos de tal manera que el movimiento fuera observable desde diferentes puntos de vista. Pero fue en el tratamiento de los ropajes donde el autor consiguió un naturalismo pleno, con abundantes y sinuosos pliegues de las telas, que se pegan al cuerpo, como paños mojados, y que permiten al artista hacer un pequeño estudio de la anatomía.
Es el creador de l prototipo de belleza femenina en sus Afroditas, como la Afrodita de Arlés y la Afrodita de Cnido. Hasta este momento no se había realizado desnudos femeninos. Es a partir del s. IV cuando aparece una visión sensual del cuerpo femenino. La musculatura en este autor presenta una tendencia hacia las líneas curvas redondeadas incluso cuando se trata de figuras masculinas. Otro aspecto característico es lo denominado como curva praxiteliana, que surge por la posición de los cuerpos y que se repite en sus obras, se arquean ligeramente apoyados en algo para formar dicha curva. Sus personajes representan una expresión característica apreciable en gestos y rostros. Es melancólica, ensoñadora, como de dejadez o indolencia. Sus principales obras, además de las Afroditas, son: Hermes con Dionisos niño (Hermes de Olimpia), Apolo Sauróctonos (en esta aparece el dios de la luz matando a una lagartija. Aparece Apolo tratado sin ninguna solemnidad: humanización de los dioses, y su cuerpo aparece modelado con suma delicadeza, anatomía de formas redondeadas similares a las de un adolescente.)
Su obra más importante es la Ménade. El autor se interesó sobre todo por revelar los estados de ánimo, aunque también dio mucha importancia al movimiento, llevado incluso a sus últimos extremos, llega incluso a la convulsión. Ésta representa una sacerdotisa dedicada al culto del dios Dionisos, que se encuentra en plena danza ritual. Su movimiento y gestos muestran la alteración del momento. En esta obra el realismo se impone claramente al idealismo. Su postura es muy brusca. La sacerdotisa se inclina hacia atrás, con el cuello violentamente doblado. Cabellera y vestidos acompañan la postura del cuerpo. La expresividad es muy fuerte, típica de una persona que está fuera de sí. La túnica es muy corta y ceñida a la cintura, para resaltar el tratamiento anatómico. Toda la anatomía está en función del movimiento brusco que realiza.
Su obra más importante es el Apoxiomenos. En él repitió el tema del atleta en el momento de transición del movimiento a la quietud. Modificó el canon adoptado por Policleto, y alargó a 7,5 cabezas el módulo de la altura total. Otras obras de Lisipo a destacar son el Ares calzándose y el Ares Ludovisi.
En ella destacaremos dos obras: “El galo suicidándose” y “El galo moribundo”. En estas obras se relata la victoria de los habitantes de Pérgamo contra los Gálatas invasores. Destacan estas obras por su gran dramatismo.También la obra en relieve del altar de Zeus en Pérgamo que relata la lucha entre dioses y gigantes (gigantomaquia). En ella cabe destacar el gran movimiento, la tensión muscular y el gran dramatismo de las escenas.
En ella aparecen obras como “El toro Farnesio”, grupo escultórico que destaca por la composición piramidal. “La victoria de Samotracia” que representa una victoria alada. Es una figura que formaría parte de una gran obra y estaría en la proa de un barco, por eso sus ropas aparecen azotadas por el viento y pegadas al cuerpo; es una figura de gran barroquismo. Y por último: el grupo escultórico del “Laocoonte y sus hijos”, realizada por Hagesandro, Atenodoro y Polidoro, que desarrolla un tema mitológico: Laocoonte, sacerdote de Apolo, es devorado, junto con sus hijos, por serpientes marinas enviadas por Poseidón para que éste no revelase el secreto del caballo de Troya.
Texto: Mª Dolores Granja en Wikillerato
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Al hablar del arte griego hay que señalar unos importantes precedentes que serían el arte de las Islas Cícladas, el arte minoico o cretense y el micénico.
En el primer caso, este período se ubica en el III milenio a.C. y se caracteriza por: la sencillez y belleza, el antropomorfismo y el uso de materiales pobres. Entre las obras más conocidas destacan el Flautista o el Arpista.
En el segundo caso, se ubica entre el 2600-1400 a.C. y tiene una gran influencia oriental (Egipto y Asia Menor). En este arte destaca en arquitectura los grandes palacios como Knossos, en escultura pequeñas estatuillas como la Diosa de las serpientes y finalmente, grandes frescos murales como la Damas de Azul, La Parisina o el Principe de los lirios.
En tercer caso, nos ubicamos entre el 1500-1200 a.C. Destaca por ciudades amuralladas como Micenas o Tirinto, con la Puerta de los Leones en Micenas o el tesoro de Atreo, el Megharon (antecedente del templo griego) y una rica orfebrería como la máscara atribuida durante mucho tiempo a Agamenón.
Dórico
Es en el que encontramos la columna dórica, que es la más sencilla de todas. Es el más antiguo y el menos esbelto y decorado. Se relaciona con lo masculino. En él, la columna se apoya directamente sobre el estereóbato, ya que este orden carece de basa. El fuste es troncocónico (el fuste es más ancho en la parte inferior que en la superior), y los fustes no son lisos, sino que tienen estrías de arista viva. El collarino, que es una especia de acanaladura, da paso al capitel, compuesto de equino y ábaco. Sobre este último se encuentra el entablamento: el arquitrabe es liso; el friso está dividido en triglifos y metopas (con decoración escultórica en relieve); la cornisa es lisa. Todo ello era cubierto por un tejado a dos aguas o vertientes. Dejaba en la parte anterior y posterior del edificio dos frontones triangulares cuyo interior, denominado tímpano, estaba decorado con esculturas.
Jónico
Caracterizado por la columna jónica. Es más esbelto y decorado que el anterior. El estilóbato (último escalón del estereóbato) aparece separado del fuste por la basa, formada por una serie de cuerpos cóncavos y convexos. El fuste es más fino y alto y tiene estrías de cantos planos. Lo más característico es su capitel, compuesto por volutas y ábaco decorado. El entablamento: su arquitrabe tiene tres franjas; el friso es corrido y recibe decoración escultórica en todo su perímetro; la cornisa está formada por tres bandas que van aumentando de tamaño hacia la techumbre.
Corintio
Este orden es muy parecido al jónico. Únicamente se diferencian en el capitel de la columna. Este orden no es muy utilizado por los griegos, puesto que surge en la época helenistica. En cambio, será muy utilizado por los romanos.
Los edificios griegos eran construidos a la medida del hombre. Los mismos eran concebidos para ser admirados desde el exterior, es por esto que le dan mayor importancia a los exteriores y no a los interiores. Los griegos siempre se esmeraron en los edificios públicos, ya que no daban importancia al hogar. Los edificios más construidos fueron templos, santuarios. Siempre se basaban en el concepto de conjunto.
Los griegos también se destacaron por el hecho, de no sobreponer jamás pisos. Dedicándonos ahora a los materiales, recordaremos que en sus orígenes utilizaban la madera, posteriormente se hicieron con materiales más sufridos y duraderos. En un principio, utilizaron el aglomerado, y más tarde utilizaron el mármol y la piedra por largo tiempo. Se empezó a utilizar mármol en la época clásica.
Los edificios, en especial los templos, eran policromados. Normalmente se “policromaban” los frisos y los relieves. El fondo de las metopas era pintado de verde, y los triglifos de azul.
Ahora nos referiremos a la armonía visual, gran obsesión de los helenos. Para conseguir la total armonía y perfección en los templos, los griegos utilizaron varias técnicas. Entre ellas se destacan varias. Es el caso de la mala inclinación de las columnas, porqué desde lejos se veían torcidas. También se utilizó la entasis, que consistía en un ensanche central de las columnas, para evitar el deforme visual. Referido a las columnas, encontramos una desigualdad en la distancia entre ellas.
El arquitrabe se ve afectado por el defecto visual, por su posición totalmente horizontal. Para solucionarlo curvarán el estereobato y el entablamiento.
Atendiendo a la forma de su planta pueden ser:
Según la disposición de las columnas pueden ser: próstilos, cuando sólo están en la fachada principal; anfipróstilos, cuando aparecen en la parte anterior y posterior; períptero, cuando está rodeado de columnas en todos sus lados; díptero, cuando dos filas de columnas rodean todos sus lados.
La evolución de los templos griegos:
Época arcaica
Siglos VII y VI a. C. Los templos que encontramos durante este periodo se caracterizan sobre todo por la utilización del orden dórico. Su fisionomía es de edificios sólidos y pesados. Ello se debe fundamentalmente a la gran anchura que tiene el fuste de sus columnas, y también al escaso espacio que hay entre los intercolumnios. Además, en esta etapa, equino y ábaco son de grandes dimensiones. Los edificios más importantes de esta época son: los templos de Paestum, en la magna Grecia; el templo de Atenea Afaia, en la isla de Egina; El Tholos de Marmaria, en Delfos; el Tesoro de los Atenienses, en Delfos también.
Época clásica
Siglos V y IV a. C. Nos centraremos básicamente en la Acrópolis (ciudad elevada) y en el principal conjunto arquitectónico monumental integrado por varios templos. Entre ellos destacamos el Partenón.
Este templo fue realizado en la época de Pericles y sus arquitectos fueron Calícrates e Ictinos. La decoración escultórica fue realizada por Fidias (escuela de Fidias). Este templo se construyó para albergar la escultura de la diosa Atenea Partenos (escultura crisoelefantina). Este templo de orden dórico es octástilo y períptero. Se estilizan los fustes, etc. En él se llevaron a cabo una serie de correcciones ópticas cuyo resultado es la armonía y el perfecto equilibrio de dicha constitución.
Los propileos constituyen el acceso monumental de la acrópolis. Fueron realizados 10 años después de la construcción del Partenón por Mnesicles. La escalinata de acceso desemboca en una zona porticada de columnas. A la derecha de estos se sitúa el pequeño templo de Atenea Niké (atenea victoriosa). Tiene una única nave, es tetrástilo, anfipróstilo y jónico.
El Erecteion fue construido para albergar las figuras de los dioses procedentes del antiguo Partenón. Su planta es atípica. Este templo destaca sobre todo por sus dos espacios porticados: uno es un pórtico jónico y el otro es el mundialmente conocido de las cariátides.
Época helenística
Año 323 a. C. al 23 a. C. Durante este periodo se generaliza el uso del orden Corintio. De este periodo destaca el templo de Zeus olímpico que se encuentra en Atenas y sería del s. II a. C. También el altar de Zeus en Pérgamo, ciudad de Asia Menor. Este templo es característico de los templos abiertos que aparecen durante esta etapa, en el que destaca un zócalo decorado con relieves. A él se accede a través de una escalinata que desemboca en un pórtico de orden jónico.
El teatro es uno de los mejores ejemplos en los que la forma se adapta perfectamente a la función que tenían. Era un espacio reservado para la representación de las tragedias y comedias clásicas. Las primeras representaciones se hicieron en honor del rey Dionisos (Baco romano). Los teatros más conocidos son: el de Dionisos (Atenas), y el de Epidauro. El teatro respondía a una distribución clara de espacios y solía aprovechar el desnivel del terreno, donde colocaban el theatron o cavea (gradas). El siguiente espacio era la orquestra donde recitaban los coros, y por último la skene o escena, donde actuaban los personajes o actores principales. El modelo de este teatro, posiblemente, aparecería en al época clásica.
La escultura griega tiene varias funciones: intelectual: representa los ideales de determinadas clases: kuroi (aristocracia) y escultura clásica (democracia), religiosa: representa a los dioses, estética (refleja la belleza basada en un canon) y conmemorativa (placas y retratos).
Las primeras esculturas que e realizaron fueron las Xoana, que recuerdan al tronco de un árbol, con un ligero estrechamiento en la cintura (sólo se conocen por textos literarios). Los principales temas son los Kouros y las Kores.
Los Kouros son representaciones de atletas desnudos y tienen convencionalismos típicos del arte antiguo: frontalidad; simetría; hieratismo (rigidez en las articulaciones), por lo que no hay sensación de movimiento; pies sólidamente apoyados en el suelo, el izquierdo se adelanta, pero el cuerpo se apoya en los dos; escaso estudio de la anatomía; inexpresividad en los rostros, ojos abultados y almendrados, grades pómulos, barbilla y mentón muy marcados, sonrisa arcaica; cabellos con disposición geométrica. En el largo periodo de tiempo en que se realizaron, desde la segunda mitad del s. VII hasta el s. V sufrieron una evolución importante. Los convencionalismos son muy fuertes al principio, desapareciendo casi prácticamente al final en una clara conquista del realismo.
Como ejemplos de esta etapa destacamos numerosos Kouroi, como el de Anavisos, El Kouros de Melos, etc. Otras obras a destacar son el Moscóforo (precedente de la figura del buen pastor en la iconografía paleocristiana) y también el Apolo de Piombino, de bronce.
Las Kores son imágenes de sacerdotisas, y es por esto que van vestidas. Se han encontrado imágenes de éstas en diferentes tamaños, la mayoría proceden de la Acrópolis.
Al igual que los Kouroi, eran figuras policromadas y tienen los mismos convencionalismos que las esculturas masculinas. Experimentaron también una evolución en el sentido de mayor realismo centrado en cabellos y ropaje. Los cabellos son largos formando tirabuzones. En un principio se parten en dos separándose hacia delante, después se desplazan hacia atrás, y finalmente se recogen en la nuca con un moño (al igual que en los Kouroi). Al principio, vestían el pelo dórico (túnica suelta pero ajustada a la cintura) posteriormente la túnica y el chitón jónico.
Se realizaron en distintas escuelas: Ática, Jónica y Peloponésica.
Durante este periodo hay una evolución en varios aspectos: mayor movimiento, mayor estudio anatómico y de los ropajes, idealización y equilibrio.
Los frontones plantean dificultades técnicas, pues los espacios para localizar las figuras con desiguales. La primera solución técnica la aporta el templo de Medusa en la isla de Korfú (época arcaica). Aquí el problema se resolvió con la utilización de figuras a diferentes escalas, pero no triunfó. Fue en los frontones de Atenea Afaia en la isla de Egina, y en el de Zeus en Olimpia cuando los escultores adoptaron una solución más realista: no se utiliza distinta escala, sino que las posturas y el movimiento se adaptan a los diferentes espacios.
En este periodo la escultura alcanza la máxima perfección en la representación de la figura humana. Hay un intento de representar la realidad (realismo idealizado). La escultura refleja un mundo de seres perfectos que difícilmente podemos encontrar en la realidad. Los autores del s. V captan la belleza ideal, basada en la proporción y la armonía. Se da un estudio más detallado de anatomía, cabello, etc. Posturas más naturales, e incluso asombrosas, con separación de los brazos y las piernas, que intentan captar la energía y el movimiento. Los rostros manifiestan estados de serenidad y equilibrio. En el siglo IV los escultores dan mayor importancia a la expresión de los sentimientos en los rostros, y mayor movimiento.
Esta etapa tiene su origen en las conquistas de Alejandro Magno, que unifica primero toda Grecia y más tarde extiende sus conquistas por territorios orientales. Por ello, los griegos extendieron así su civilización y su arte. El arte helenístico se considera el resultado de la fusión de elementos griegos y de elementos orientales; este arte se desarrolló en diferentes escuelas, como Alejandría, Rodas, Pérgamo, etc. Durante este periodo la escultura busca nuevos valores expresivos. El concepto de armonía y belleza ideal es sustituido por otros valores, no obstante, el recuerdo de los ideales clásicos se conserva en algunas obras, como por ejemplo en la Venus de Milo, del s. II a. C. Esta figura no se adaptaría a lo que es el helenismo.
La escultura de este periodo, a pesar de estar repartida en distintas escuelas presenta, en mayor o menor medida, una serie de características comunes:
Mirón se intereso por el estudio humano en movimiento; su principal obra es el Discóbolo. El discóbolo consigue la captación de movimiento en el momento preciso en el que el atleta se dispone a lanzar el disco con el cuerpo inclinado hacia delante y apoyado sobre el pie derecho al mismo tiempo que gira la cintura. Asombró a sus contemporáneos por lo atrevido de su postura, un cuerpo en el límite del equilibrio. La anatomía está tratada con un naturalismo acusado, pero el rostro es inexpresivo (no muestra el esfuerzo que la acción supone), y la cabellera sigue siendo arcaica (pelo corto y pegado).
Policleto se preocupo sobre todo por conseguir la imagen del hombre ideal plasmada en las armoniosas proporciones del cuerpo humano desnudo. Instauró el canon de 7 cabezas en el que la proporción del cuerpo debía contener 7 veces la de la cabeza. Entre sus otras destacan el Doríforo o joven portador de lanza, y el Diadúmeno o atleta atándose a la cabeza la cinta de la victoria.
La obra de Fidias supone la culminación del ideal clásico. Es el autor de la obra escultórica del Partenón, de sus relieves localizados en frontones, en metopas y en los frisos. Además tiene una serie de esculturas dedicadas a Atenea y Zeus, hoy desaparecidas y que se conocen por referencias o copias. Su obra representó un gran avance, ya que resolvió la manera de decorar los vértices bajos de los frontones. En ellos hizo girar los cuerpos de tal manera que el movimiento fuera observable desde diferentes puntos de vista. Pero fue en el tratamiento de los ropajes donde el autor consiguió un naturalismo pleno, con abundantes y sinuosos pliegues de las telas, que se pegan al cuerpo, como paños mojados, y que permiten al artista hacer un pequeño estudio de la anatomía.
Es el creador de l prototipo de belleza femenina en sus Afroditas, como la Afrodita de Arlés y la Afrodita de Cnido. Hasta este momento no se había realizado desnudos femeninos. Es a partir del s. IV cuando aparece una visión sensual del cuerpo femenino. La musculatura en este autor presenta una tendencia hacia las líneas curvas redondeadas incluso cuando se trata de figuras masculinas. Otro aspecto característico es lo denominado como curva praxiteliana, que surge por la posición de los cuerpos y que se repite en sus obras, se arquean ligeramente apoyados en algo para formar dicha curva. Sus personajes representan una expresión característica apreciable en gestos y rostros. Es melancólica, ensoñadora, como de dejadez o indolencia. Sus principales obras, además de las Afroditas, son: Hermes con Dionisos niño (Hermes de Olimpia), Apolo Sauróctonos (en esta aparece el dios de la luz matando a una lagartija. Aparece Apolo tratado sin ninguna solemnidad: humanización de los dioses, y su cuerpo aparece modelado con suma delicadeza, anatomía de formas redondeadas similares a las de un adolescente.)
Su obra más importante es la Ménade. El autor se interesó sobre todo por revelar los estados de ánimo, aunque también dio mucha importancia al movimiento, llevado incluso a sus últimos extremos, llega incluso a la convulsión. Ésta representa una sacerdotisa dedicada al culto del dios Dionisos, que se encuentra en plena danza ritual. Su movimiento y gestos muestran la alteración del momento. En esta obra el realismo se impone claramente al idealismo. Su postura es muy brusca. La sacerdotisa se inclina hacia atrás, con el cuello violentamente doblado. Cabellera y vestidos acompañan la postura del cuerpo. La expresividad es muy fuerte, típica de una persona que está fuera de sí. La túnica es muy corta y ceñida a la cintura, para resaltar el tratamiento anatómico. Toda la anatomía está en función del movimiento brusco que realiza.
Su obra más importante es el Apoxiomenos. En él repitió el tema del atleta en el momento de transición del movimiento a la quietud. Modificó el canon adoptado por Policleto, y alargó a 7,5 cabezas el módulo de la altura total. Otras obras de Lisipo a destacar son el Ares calzándose y el Ares Ludovisi.
En ella destacaremos dos obras: “El galo suicidándose” y “El galo moribundo”. En estas obras se relata la victoria de los habitantes de Pérgamo contra los Gálatas invasores. Destacan estas obras por su gran dramatismo.También la obra en relieve del altar de Zeus en Pérgamo que relata la lucha entre dioses y gigantes (gigantomaquia). En ella cabe destacar el gran movimiento, la tensión muscular y el gran dramatismo de las escenas.
En ella aparecen obras como “El toro Farnesio”, grupo escultórico que destaca por la composición piramidal. “La victoria de Samotracia” que representa una victoria alada. Es una figura que formaría parte de una gran obra y estaría en la proa de un barco, por eso sus ropas aparecen azotadas por el viento y pegadas al cuerpo; es una figura de gran barroquismo. Y por último: el grupo escultórico del “Laocoonte y sus hijos”, realizada por Hagesandro, Atenodoro y Polidoro, que desarrolla un tema mitológico: Laocoonte, sacerdote de Apolo, es devorado, junto con sus hijos, por serpientes marinas enviadas por Poseidón para que éste no revelase el secreto del caballo de Troya.
Texto: Mª Dolores Granja en Wikillerato
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