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Las dos principales causas que desembocaron en la restauración de la monarquía de Alfonso XII fueron: de un lado, la inestabilidad del gobierno de Serrano, y por otro, la progresiva incorporación de las clases medias y los grupos burgueses a la causa alfonsina (Partido Alfonsino). Desde 1870 había sido Alfonso, por su madre, heredero al trono estando en el exilio en París. Alfonso XII firmó en Inglaterra el Manifiesto de Sandhurst (redactado en realidad por Cánovas), en el que el futuro rey prometía para España una monarquía constitucional y democrática, y mostraba la voluntad de integrar en el nuevo régimen algunos avances políticos del sexenio.
Cánovas apostaba por una restauración monárquica pacífica y sin intervención militar, pero el movimiento se aceleró entre sectores del ejército y el general Martínez Campos se adelantó al proceso político y dirigió un pronunciamiento en Sagunto (Valencia) a favor de la monarquía. El gobierno no opuso resistencia y Cánovas firmó un Ministerio - Regencia y comunicó a Alfonso XII su proclamación como Rey.
Alfonso XII ratificó a Cánovas como jefe de gobierno, quien emprendió una política encaminada a tres objetivos :
Entre las primeras medidas de Cánovas se produjeron nuevos nombramientos de gobernadores civiles, de presidentes de las diputaciones provinciales y de alcaldes. Se restituyó en sus empleos y en sus grados a empleados y militares que habían sido separados en el sexenio. Se dieron instrucciones para el mantenimiento del orden público y el control de los elementos demócratas y republicanos. Se restableció el Concordato con la Santa Sede y se aseguraban las aportaciones del Estado a la Iglesia Católica.
Todo esto supuso una vuelta al pasado anterior al 68 aunque se intentó que los sectores menos radicales de la Revolución del 68 (Unión Liberal y Partido Progresista) aceptasen la monarquía y se integrasen en el nuevo régimen. Además hubo un grupo de demócratas (los monárquicos) que aceptaron también la monarquía. Su líder más importante fue Cristino Martos.
Según las ideas de Cánovas la Restauración debía cumplir dos objetivos :
Jugó un papel fundamental Alfonso XII como rey-soldado. Para evitar la fragmentación parlamentaria y garantizar gobiernos estables, Cánovas había previsto la existencia de dos grandes partidos, uno más conservador, liderado por él mismo, otro más liberal que acabó liderando Sagasta. Así, la dinámica política de la Restauración se basó en el turno pacífico de estos dos partidos según el modelo de bipartidismo británico. El partido del gobierno debía ceder el poder cuando perdía la confianza de las Cortes o del Rey. Para que pasase a gobernar el otro partido que respetaría la obra legislativa de sus antecesores aunque implantase una nueva línea política.
En los primeros años, a partir de 1875, se dio el dominio del partido conservador ante la división de la oposición (no estaba organizado el Partido Liberal). Su acción de gobierno entre 1875 y 1881 estuvo marcada por reformas administrativas y por medidas que reforzaban el control del Estado : abolición de los fueros vascos, censura previa de prensa, restricción de la libertad de cátedra (Ley Orovio). La ley electoral de 1878 (en la Constitución de 1876 se hacía referencia a una legislación posterior) se establecía un sufragio censitario muy restringido (850.000 personas).
Quedaban sometidas a la interpretación las libertades de reunión y asociación.
Durante estos años se fue perfilando entre los sectores liberales progresistas el otro partido tras aceptar la monarquía y la Constitución. Así, en 1880, quedaba fundado oficialmente el Partido Liberal Fusionista, futuro Partido Liberal, bajo la jefatura de Sagasta. Cuando se comprobó la solidez de este partido y su fidelidad al sistema, el rey les encargó en febrero de 1881, por primera vez, la formación de gobierno (la primera vez que llegaba al poder un gobierno liberal progresista sin pronunciamiento). Comienza así el turno político que caracterizó este régimen hasta 1823. Este gobierno liberal de Sagasta (1881-1883) tomó medidas para terminar con las restricciones de la libertad de expresión (derogación de la Ley Orovio, afirmación del derecho de reunión y la libertad de prensa sin censura previa), aunque no se atrevieron todavía a restablecer el sufragio universal ni el juicio por jurados. En esta etapa se produjeron algunos disturbios y protestas sociales : los sucesos de la Mano Negra en Jerez (anarquistas) y un intento de pronunciamiento republicano en 1883 con tres sedes : Badajoz, Santo Domingo de la calzada y la Seo de Urgell. Ambos movimientos fueron reprimidos con dureza, pero provocaron que el rey encargara otra vez el gobierno a Cánovas en 1884 que gobernó otros dos años hasta la muerte del rey en 1885.
El turnismo bipartidista se consolida en este año (1885). Cánovas y Sagasta acordaron, para consolidar la regencia de María Cristina, reafirmar esa alternancia política que ya se venía produciendo con el Pacto de El Pardo, decisivo para garantizar la estabilidad del régimen. Como primera manifestación de este pacto, Cánovas le cedió el poder a Sagasta, que inició un periodo de gobierno entre 1885 y 1890 que se conoce como el “Parlamento Largo”, porque agotó casi completamente el periodo de la legislatura (5 años). Este periodo se caracteriza por reformas trascendentes de carácter liberal :
Antecedente : guerra entre 1868-1878 finalizada con la Paz del Zanjón.
Las consecuencias de la pérdida colonial fueron las siguentes:
Las manifestaciones de obreros y campesinos para mejorar su situación fueron prohibidas a partir de 1874 mediante la disolución de la AIT en España. Antes de esto, en un congreso de la AIT en Zaragoza, el movimiento obrero se escindió en dos tendencias : la anarquista, partidaria de la emancipación de los trabajadores sin un Estado ; y la socialista-marxista, defensora de esta emancipación por medios políticos.
El no cumplimiento de las promesas políticas del 68 provocó el odio de los obreros hacia cualquier tipo de Estado y a la desconfianza en cualquier reforma política, lo que significaba la separación del mundo obrero de la política.
Geográficamente el anarquismo se extendió coincidiendo con la revolución cantonal del 73, esto es, por la costa este, Andalucía, Zaragoza y Madrid, ampliándose luego a otros núcleos industriales. En 1874 los anarquistas se organizaron clandestinamente llegando a pensar en una revolución para acabar con el Estado. En 1881 volvió a la legalidad con el gobierno de Sagasta creándose la Federación de Trabajadores de la Región Española, que apostó por imponer el anarquismo de forma pacífica, lo que provocó la ruptura con sector andaluz partidario de la violencia, que se dividió en agrupaciones secretas delictivas (como la “Mano Negra”). El Gobierno responsabilizó a la Federación de Trabajadores de la Región Española de los crímenes andaluces, lo que, junto con las luchas internas, debilitó a la organización quedándose el movimiento obrero anarquista sin salida. Esto provocó una reforma doctrinal encaminada a la organización sindical.
Esta tendencia del movimiento obrero estaba muy relacionada con Marx, que apostaba por la participación política de los trabajadores enfrentándose al régimen. El socialista más importante fue Pablo Iglesias, quien, analizando el socialismo francés, fundó el Partido Socialista Obrero Español en 1879 con un programa inspirado en la AIT. Este partido proponía varias bases para el triunfo obrero : la posesión del poder político, la transformación de lo privado en colectivo y la enseñanza general científica, basadas en la teoría de clases marxista ; la abolición de las clases sociales y unas medidas políticas y económicas que acabaran con la “esclavitud obrera”. En 1881 se difundió ampliamente el programa gracias a la salida de la clandestinidad. Además en 1884 se publicó el Informe de Jaime Vera (amigo de Pablo Iglesias) para el gobierno con las ideas marxistas, y en 1886 apareció El Socialista, periódico del partido.
Como consecuencia de la crisis económica de 1887 se creó en 1888 la Unión General de Trabajadores, un sindicato destinado a mejorar las condiciones de vida y de trabajo de los obreros por medio de la negociación, las demandas al poder político y la huelga. Así el partido sería el instrumento del poder político y el sindicato el instrumento de las exigencias laborales cotidianas.
Al principio el PSOE no confiaba en alianzas con otros partidos, pero ,tras los escasos resultados, se consideraron las ventajas de una alianza con los republicanos, que culminaron en 1910 con la formación de la conjunción republicano-socialista.
Tras el desastre del 1898 y la liquidación del imperio colonial español surgió en la sociedad española el Regeneracionismo, una corriente política y cultural de crítica al sistema de la Restauración cuyo líder, Joaquín Costa, proponía modernizar al país con reformas educativas, económicas y culturales como remedio a sus males.
Los políticos conservadores y liberales del turno de partidos se apuntaron al regeneracionismo para modernizar España desde arriba sin alterar las bases fundamentales del sistema de la Restauración. A esta actuación se la denominó Revisionismo.
La figura más destacada fue Joaquín Costa que definió el estado político de España en un informe que hizo para el Ateneo de Madrid titulado "Oligarquía y caciquismo". Costa proponía para acabar con estos males:
Costa llegó a proponer un "cirujano de hierro", para que resolviese los problemas de España. Lema de Costa (lo que pedía): "Despensa, escuela y siete llaves al sepulcro del Cid".
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Las dos principales causas que desembocaron en la restauración de la monarquía de Alfonso XII fueron: de un lado, la inestabilidad del gobierno de Serrano, y por otro, la progresiva incorporación de las clases medias y los grupos burgueses a la causa alfonsina (Partido Alfonsino). Desde 1870 había sido Alfonso, por su madre, heredero al trono estando en el exilio en París. Alfonso XII firmó en Inglaterra el Manifiesto de Sandhurst (redactado en realidad por Cánovas), en el que el futuro rey prometía para España una monarquía constitucional y democrática, y mostraba la voluntad de integrar en el nuevo régimen algunos avances políticos del sexenio.
Cánovas apostaba por una restauración monárquica pacífica y sin intervención militar, pero el movimiento se aceleró entre sectores del ejército y el general Martínez Campos se adelantó al proceso político y dirigió un pronunciamiento en Sagunto (Valencia) a favor de la monarquía. El gobierno no opuso resistencia y Cánovas firmó un Ministerio - Regencia y comunicó a Alfonso XII su proclamación como Rey.
Alfonso XII ratificó a Cánovas como jefe de gobierno, quien emprendió una política encaminada a tres objetivos :
Entre las primeras medidas de Cánovas se produjeron nuevos nombramientos de gobernadores civiles, de presidentes de las diputaciones provinciales y de alcaldes. Se restituyó en sus empleos y en sus grados a empleados y militares que habían sido separados en el sexenio. Se dieron instrucciones para el mantenimiento del orden público y el control de los elementos demócratas y republicanos. Se restableció el Concordato con la Santa Sede y se aseguraban las aportaciones del Estado a la Iglesia Católica.
Todo esto supuso una vuelta al pasado anterior al 68 aunque se intentó que los sectores menos radicales de la Revolución del 68 (Unión Liberal y Partido Progresista) aceptasen la monarquía y se integrasen en el nuevo régimen. Además hubo un grupo de demócratas (los monárquicos) que aceptaron también la monarquía. Su líder más importante fue Cristino Martos.
Según las ideas de Cánovas la Restauración debía cumplir dos objetivos :
Jugó un papel fundamental Alfonso XII como rey-soldado. Para evitar la fragmentación parlamentaria y garantizar gobiernos estables, Cánovas había previsto la existencia de dos grandes partidos, uno más conservador, liderado por él mismo, otro más liberal que acabó liderando Sagasta. Así, la dinámica política de la Restauración se basó en el turno pacífico de estos dos partidos según el modelo de bipartidismo británico. El partido del gobierno debía ceder el poder cuando perdía la confianza de las Cortes o del Rey. Para que pasase a gobernar el otro partido que respetaría la obra legislativa de sus antecesores aunque implantase una nueva línea política.
En los primeros años, a partir de 1875, se dio el dominio del partido conservador ante la división de la oposición (no estaba organizado el Partido Liberal). Su acción de gobierno entre 1875 y 1881 estuvo marcada por reformas administrativas y por medidas que reforzaban el control del Estado : abolición de los fueros vascos, censura previa de prensa, restricción de la libertad de cátedra (Ley Orovio). La ley electoral de 1878 (en la Constitución de 1876 se hacía referencia a una legislación posterior) se establecía un sufragio censitario muy restringido (850.000 personas).
Quedaban sometidas a la interpretación las libertades de reunión y asociación.
Durante estos años se fue perfilando entre los sectores liberales progresistas el otro partido tras aceptar la monarquía y la Constitución. Así, en 1880, quedaba fundado oficialmente el Partido Liberal Fusionista, futuro Partido Liberal, bajo la jefatura de Sagasta. Cuando se comprobó la solidez de este partido y su fidelidad al sistema, el rey les encargó en febrero de 1881, por primera vez, la formación de gobierno (la primera vez que llegaba al poder un gobierno liberal progresista sin pronunciamiento). Comienza así el turno político que caracterizó este régimen hasta 1823. Este gobierno liberal de Sagasta (1881-1883) tomó medidas para terminar con las restricciones de la libertad de expresión (derogación de la Ley Orovio, afirmación del derecho de reunión y la libertad de prensa sin censura previa), aunque no se atrevieron todavía a restablecer el sufragio universal ni el juicio por jurados. En esta etapa se produjeron algunos disturbios y protestas sociales : los sucesos de la Mano Negra en Jerez (anarquistas) y un intento de pronunciamiento republicano en 1883 con tres sedes : Badajoz, Santo Domingo de la calzada y la Seo de Urgell. Ambos movimientos fueron reprimidos con dureza, pero provocaron que el rey encargara otra vez el gobierno a Cánovas en 1884 que gobernó otros dos años hasta la muerte del rey en 1885.
El turnismo bipartidista se consolida en este año (1885). Cánovas y Sagasta acordaron, para consolidar la regencia de María Cristina, reafirmar esa alternancia política que ya se venía produciendo con el Pacto de El Pardo, decisivo para garantizar la estabilidad del régimen. Como primera manifestación de este pacto, Cánovas le cedió el poder a Sagasta, que inició un periodo de gobierno entre 1885 y 1890 que se conoce como el “Parlamento Largo”, porque agotó casi completamente el periodo de la legislatura (5 años). Este periodo se caracteriza por reformas trascendentes de carácter liberal :
Antecedente : guerra entre 1868-1878 finalizada con la Paz del Zanjón.
Las consecuencias de la pérdida colonial fueron las siguentes:
Las manifestaciones de obreros y campesinos para mejorar su situación fueron prohibidas a partir de 1874 mediante la disolución de la AIT en España. Antes de esto, en un congreso de la AIT en Zaragoza, el movimiento obrero se escindió en dos tendencias : la anarquista, partidaria de la emancipación de los trabajadores sin un Estado ; y la socialista-marxista, defensora de esta emancipación por medios políticos.
El no cumplimiento de las promesas políticas del 68 provocó el odio de los obreros hacia cualquier tipo de Estado y a la desconfianza en cualquier reforma política, lo que significaba la separación del mundo obrero de la política.
Geográficamente el anarquismo se extendió coincidiendo con la revolución cantonal del 73, esto es, por la costa este, Andalucía, Zaragoza y Madrid, ampliándose luego a otros núcleos industriales. En 1874 los anarquistas se organizaron clandestinamente llegando a pensar en una revolución para acabar con el Estado. En 1881 volvió a la legalidad con el gobierno de Sagasta creándose la Federación de Trabajadores de la Región Española, que apostó por imponer el anarquismo de forma pacífica, lo que provocó la ruptura con sector andaluz partidario de la violencia, que se dividió en agrupaciones secretas delictivas (como la “Mano Negra”). El Gobierno responsabilizó a la Federación de Trabajadores de la Región Española de los crímenes andaluces, lo que, junto con las luchas internas, debilitó a la organización quedándose el movimiento obrero anarquista sin salida. Esto provocó una reforma doctrinal encaminada a la organización sindical.
Esta tendencia del movimiento obrero estaba muy relacionada con Marx, que apostaba por la participación política de los trabajadores enfrentándose al régimen. El socialista más importante fue Pablo Iglesias, quien, analizando el socialismo francés, fundó el Partido Socialista Obrero Español en 1879 con un programa inspirado en la AIT. Este partido proponía varias bases para el triunfo obrero : la posesión del poder político, la transformación de lo privado en colectivo y la enseñanza general científica, basadas en la teoría de clases marxista ; la abolición de las clases sociales y unas medidas políticas y económicas que acabaran con la “esclavitud obrera”. En 1881 se difundió ampliamente el programa gracias a la salida de la clandestinidad. Además en 1884 se publicó el Informe de Jaime Vera (amigo de Pablo Iglesias) para el gobierno con las ideas marxistas, y en 1886 apareció El Socialista, periódico del partido.
Como consecuencia de la crisis económica de 1887 se creó en 1888 la Unión General de Trabajadores, un sindicato destinado a mejorar las condiciones de vida y de trabajo de los obreros por medio de la negociación, las demandas al poder político y la huelga. Así el partido sería el instrumento del poder político y el sindicato el instrumento de las exigencias laborales cotidianas.
Al principio el PSOE no confiaba en alianzas con otros partidos, pero ,tras los escasos resultados, se consideraron las ventajas de una alianza con los republicanos, que culminaron en 1910 con la formación de la conjunción republicano-socialista.
Tras el desastre del 1898 y la liquidación del imperio colonial español surgió en la sociedad española el Regeneracionismo, una corriente política y cultural de crítica al sistema de la Restauración cuyo líder, Joaquín Costa, proponía modernizar al país con reformas educativas, económicas y culturales como remedio a sus males.
Los políticos conservadores y liberales del turno de partidos se apuntaron al regeneracionismo para modernizar España desde arriba sin alterar las bases fundamentales del sistema de la Restauración. A esta actuación se la denominó Revisionismo.
La figura más destacada fue Joaquín Costa que definió el estado político de España en un informe que hizo para el Ateneo de Madrid titulado "Oligarquía y caciquismo". Costa proponía para acabar con estos males:
Costa llegó a proponer un "cirujano de hierro", para que resolviese los problemas de España. Lema de Costa (lo que pedía): "Despensa, escuela y siete llaves al sepulcro del Cid".
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