Was kann ich tun?
tipo de documento Lecciones
El historicismo, también denominado romanticismo, desarrollado principalmente en el siglo xix y principios del xx concentraba todos sus esfuerzos en recuperar la arquitectura de tiempos pasados. Se trataba de imitar estilos arquitectónicos de otras épocas incorporándole algunas características culturales de ese siglo mientras que la arquitectura ecléctica se dedicaba a mezclar estilos para dar forma a algo nuevo.
Se pueden destacar diversas corrientes como las neobizantinas, neomudéjar y neobarrocas, aunque la que más auge tuvo fue la neogótica practicada en las islas Británicas que se basaba, como bien indica su nombre, en un nuevo gótico resucitado. Entre las edificaciones realizadas según este estilo destaca el Parlamento Británico, proyectado por A. W. Pugin (1812-1852) y Charles Barry (1795-1860). También tuvieron mucha importancia algunas variantes orientales, como el neogótico-indio, del que es un ejemplo el Pabellón Real de Brighton, obra de John Nash (1752-1835). En España, destacó la corriente neomudéjar, como expresión de un estilo propio y nacional.
En las artes iberoamericanas de finales del xix, debido a ese nacionalismo que sacó a escena el Romanticismo, se observa el afán por encontrar la "identidad nacional". En cuanto a la arquitectura esto tuvo su reflejo gracias al historicismo. La arquitectura historicista en Iberoamérica intentó imitar la arquitectura prehispánica y reinterpretarla siguiendo los cánones contemporáneos de la era o época.
Eclecticismo es un estilo mixto en las bellas artes, que toma los rasgos de varias fuentes y estilos. Consecuentemente, el eclecticismo nunca constituyó un estilo específico en el arte: se caracteriza por el hecho de que no fue un estilo particular. En general, el término describe la combinación de una variedad de influencias, principalmente de elementos de estilos diferentes de la arquitectura, la pintura y las artes gráficas y visuales.
El término "ecléctico" fue usado por primera vez por Johann Joachim Winckelmann para caracterizar el arte de los Carracci, que incorporaron a sus pinturas elementos del Renacimiento y de las tradiciones clásicas. En verdad, Agostino, Annibale y Lodovico Carracci habían tratado de combinar la línea del arte de Miguel Ángel, el color de Tiziano, el claroscuro de Correggio y la simetría de Rafael.
En el siglo XVIII, Sir Joshua Reynolds, cabeza de la Academia Real de Artes en Londres, fue uno de los más influyentes defensores del eclecticismo. En el sexto de sus famosos Discursos académicos (1774), escribió que el pintor puede usar los trabajos de la antigüedad como "una revista" de características comunes, siempre abierta al público, de donde cada hombre tiene el derecho de tomar los materiales que a él le complacen.
El eclecticismo, en arquitectura, es una tendencia que mezcla elementos de diferentes estilos y épocas de la historia del arte y la arquitectura. Nacido en Francia y rápidamente exportado por toda Europa y Rusia, y luego a Estados Unidos, el estilo se manifestó en Occidente entre 1860 y finales de los años 1920.
El término ecléctico viene del adjetivo griego εκλεκτός, que significa 'escogido', que a su vez deriva del verbo griego εκλέγω, 'escoger', puesto que lo que harán los arquitectos y artistas en general de esa época será escoger de toda la Historia del Arte lo que más les interese. También se utiliza para definir este período la palabra Historicismo, que se refiere a una nueva visión de la Historia, en la que se indaga filosóficamente. Sus referencias serán el arte gótico (neogótico), románico (neorrománico) y oriental (orientalismo y exotismo).
Eclecticismo o historicismo no se refieren a lo mismo, siendo el historicismo el uso de un lenguaje anterior y el eclecticismo el uso de varios lenguajes anteriores en una misma arquitectura. Será un período complicado de la historia de la arquitectura en el que coexistirán muchas tendencias entrecruzadas, con algunas versiones de carácter nacional, ya que cada país intentó revivir sus tradiciones más autóctonas, coincidiendo con los movimientos nacionalistas o regionalistas.
Arquitectura de cristal y hierro, de hierro y vidrio, o ferrovítrea, son denominaciones de una técnica constructiva y estilo arquitectónico propio de la Revolución industrial, que se popularizó a través de la arquitectura ferroviaria, las galerías comerciales y mercados cubiertos, y los grandes pabellones de las exposiciones universales de la segunda mitad del siglo XIX.
Obtuvo una gran aceptación social en la Inglaterra victoriana a partir del Crystal Palace (Joseph Paxton, 1851). Paxton había experimentado el empleo de estos materiales en la construcción del gran invernadero de Chatsworth House (1837-1840), que impresionó a la reina Victoria y fue imitado en la Palm House del Real Jardín Botánico de Kew (arquitecto Decimus Burton y fundidor Richard Turner). Previamente se había levantado una cúpula de hierro y cristal de 18 metros de diámetro en el Coal Exchange de Londres (James Bunstone Bunning, 1847-1849). Existen precedentes anteriores. Entre 1843 y 1846 se construyó en Italia la cubierta transparente del Teatro Goldoni (Livorno), de Giuseppe Cappellini.
La utilización masiva del acero tanto para las estructuras (Steel Framing) como para elementos visibles y de una "piel" exterior acristalada (curtain wall o "muro cortina") es característica de la arquitectura funcionalista y los rascacielos del Movimiento Moderno y la segunda escuela de Chicago (Mies van der Rohe), a partir del segundo tercio del siglo XX (más recientemente, los sistemas de cerramiento exterior con double-skin facade o fachada ventilada).
Modernismo es el término con el que se designa a una corriente de renovación artística desarrollada a finales del siglo xix y principios del xx, durante el periodo denominado fin de siècle y belle époque. En distintos países recibió diversas denominaciones: art nouveau –en Bélgica y Francia, España e Hispanoamérica–, Jugendstil –en Alemania y países nórdicos–, Sezession –en Austria–, Modern Style –en los países anglosajones–, Nieuwe Kunst –en Países Bajos– y Liberty o floreale –en Italia–.
Todas estas denominaciones hacen referencia a la intención de crear un arte nuevo, joven, libre y moderno, que representara una ruptura con los estilos dominantes en la época, tanto los de tradición academicista (el historicismo o el eclecticismo) como los rupturistas (realismo o impresionismo). En la estética nueva que se trató de crear, predominaba la inspiración en la naturaleza a la vez que se incorporaban novedades derivadas de la revolución industrial, como el acero y el cristal, superando la pobre estética de la arquitectura del hierro de mediados del siglo xix.
Dos ideas son fundamentales para entender la cultura moderna que estaba emergiendo: la conciencia de que “el futuro ya ha comenzado”, que se relaciona con el concepto de progreso; y la convicción de que para tener futuro no sirven las pautas o doctrinas de etapas anteriores, sino que es necesario crear sus propias normas. Existe la ruptura con el pasado y la apuesta con el futuro desde el mismo presente.
En gran medida estas aspiraciones se basaron en las ideas estéticas de John Ruskin y William Morris, que proponían democratizar la belleza o socializar el arte, en el sentido de que hasta los objetos más cotidianos tuvieran valor estético y fueran accesibles a toda la población, aunque sin utilizar las nuevas técnicas de producción masiva que impedían el desarrollo del buen hacer artesanal. El modernismo no solo se dio en las artes tales como la pintura, escultura y arquitectura, sino también las artes aplicadas o decorativas, en las artes gráficas y en el diseño de mobiliario, rejería, joyería, cristalería, cerámica y azulejería, lámparas y todo tipo de objetos útiles en la vida cotidiana, incluido el mobiliario urbano, que pasó a tener gran importancia (kioscos, estaciones de metro, farolas, bancos, papeleras, urinarios). Muchos artistas identificados con el modernismo son artistas «integrales». Especialmente, en el caso de los arquitectos, no solo proyectaban edificios, sino que intervenían en el diseño de la decoración, el mobiliario, y todo tipo de complementos y enseres de uso diario que habían de contener.
El modernismo no fue unánimemente recibido: una amplia corriente de opinión identificaba sus formas con el concepto de degeneración (una desintegración orgánica que corresponde a la desintegración social).
Las características que en general permiten reconocer al modernismo son:
La derivación de estas características del modernismo o Art nouveau en la década de 1920 dio origen al denominado Art déco, con el que a veces se identifica, aunque tiene características marcadamente diferentes.
La utilización habitual de los términos modernism (en inglés) o modernisme (en francés) no se refiere a este movimiento artístico, sino genéricamente a las vanguardias o al arte moderno, dentro de lo polisémico de ambos términos
Escuela de Chicago es la denominación histórica de un estilo arquitectónico que se desarrolló en la ciudad de Chicago a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, pionera en la introducción de nuevos materiales y técnicas para la construcción de grandes edificios comerciales y los primeros rascacielos.
Surge en Estados Unidos, donde las referencias históricas (arquitectura historicista) tienen menos peso e importancia que en Europa. El contexto socioeconómico es el de una ciudad muy próspera y en considerable incremento demográfico. El Gran incendio de Chicago (1871) dejó la mayor parte de la ciudad destruida, lo que supuso tener que levantarla de nuevo y dio al urbanismo una relevancia máxima. La necesidad de crear tan considerable cantidad de nuevos edificios dio pie al surgimiento de la escuela, al proporcionar una demanda de proyectos que ningún otro lugar podía igualar.
Se produjo una gran especulación sobre los terrenos, lo que estimuló las soluciones arquitectónicas que supusieran la construcción en vertical: muchos pisos elevados sobre una planta reducida. El número de pisos de los primeros edificios de la escuela (entre 10 y 16) es bastante modesto para los criterios posteriores, pero para su época eran todo un logro. Paralelamente aparecieron los primeros ascensores eléctricos. Los distintos arquitectos y talleres de arquitectura de la escuela de Chicago proponían soluciones similares entre ellos, lo que determinó la definición de un verdadero estilo arquitectónico común: pilares de hormigón como soporte o cimiento (que solucionan la dificultad de construir sobre un suelo arenoso y fangoso), estructuras metálicas (ya experimentadas en la arquitectura del hierro del siglo XIX) revestidas según la función del edificio, ventanas corridas que ocupaban la mayor parte de las fachadas (lo que más adelante se llamará "muro cortina") y la eliminación, en muchos casos, de los muros de carga. Dejaron de realizarse edificios con muros de piedra de gran grosor, en beneficio de atractivas fachadas de mampostería que suprimen los elementos decorativos (habituales en la arquitectura ecléctica de finales del siglo XIX). Se apuesta por superficies lisas y acristadas donde predominan las líneas horizontales y verticales.
Los modelos creados en Chicago pronto empezaron a ser emulados en otras ciudades de Estados Unidos, y están en el origen de la renovación arquitectónica del primer tercio del siglo XX (funcionalismo arquitectónico, Bauhaus, Movimiento Moderno).
La verticalidad arquitectónica y el abandono del muro de carga (ya casi innecesario), se ve acentuada y modulada por el ritmo de las carpinterías, las líneas rectas y el diálogo equilibrado y constante entre el sólido y el traslúcido, siendo este último el más predominante y enriquecedor tanto del lenguaje exterior, como de los espacios interiores, generando una iluminación más que suficiente.
La Exposición Mundial Colombina (World's Columbian Exposition) de Chicago de 1893 dio la oportunidad de presentar la nueva ciudad al mundo; y trajo como consecuencia un movimiento de reacción en la nueva generación de arquitectos estadounidenses, muchos de ellos originarios del Medio Oeste, que se conoce con el nombre de Prairie School ("escuela de la pradera").
Ya en 1938, la llegada a la ciudad de Mies van der Rohe (las autoridades nazis habían cerrado la Bauhaus en Alemania) significó el desarrollo de los nuevos planteamientos que caracterizan la denominada segunda escuela de Chicago.
Texto: wikipedia
Imagen:
El historicismo, también denominado romanticismo, desarrollado principalmente en el siglo xix y principios del xx concentraba todos sus esfuerzos en recuperar la arquitectura de tiempos pasados. Se trataba de imitar estilos arquitectónicos de otras épocas incorporándole algunas características culturales de ese siglo mientras que la arquitectura ecléctica se dedicaba a mezclar estilos para dar forma a algo nuevo.
Se pueden destacar diversas corrientes como las neobizantinas, neomudéjar y neobarrocas, aunque la que más auge tuvo fue la neogótica practicada en las islas Británicas que se basaba, como bien indica su nombre, en un nuevo gótico resucitado. Entre las edificaciones realizadas según este estilo destaca el Parlamento Británico, proyectado por A. W. Pugin (1812-1852) y Charles Barry (1795-1860). También tuvieron mucha importancia algunas variantes orientales, como el neogótico-indio, del que es un ejemplo el Pabellón Real de Brighton, obra de John Nash (1752-1835). En España, destacó la corriente neomudéjar, como expresión de un estilo propio y nacional.
En las artes iberoamericanas de finales del xix, debido a ese nacionalismo que sacó a escena el Romanticismo, se observa el afán por encontrar la "identidad nacional". En cuanto a la arquitectura esto tuvo su reflejo gracias al historicismo. La arquitectura historicista en Iberoamérica intentó imitar la arquitectura prehispánica y reinterpretarla siguiendo los cánones contemporáneos de la era o época.
Eclecticismo es un estilo mixto en las bellas artes, que toma los rasgos de varias fuentes y estilos. Consecuentemente, el eclecticismo nunca constituyó un estilo específico en el arte: se caracteriza por el hecho de que no fue un estilo particular. En general, el término describe la combinación de una variedad de influencias, principalmente de elementos de estilos diferentes de la arquitectura, la pintura y las artes gráficas y visuales.
El término "ecléctico" fue usado por primera vez por Johann Joachim Winckelmann para caracterizar el arte de los Carracci, que incorporaron a sus pinturas elementos del Renacimiento y de las tradiciones clásicas. En verdad, Agostino, Annibale y Lodovico Carracci habían tratado de combinar la línea del arte de Miguel Ángel, el color de Tiziano, el claroscuro de Correggio y la simetría de Rafael.
En el siglo XVIII, Sir Joshua Reynolds, cabeza de la Academia Real de Artes en Londres, fue uno de los más influyentes defensores del eclecticismo. En el sexto de sus famosos Discursos académicos (1774), escribió que el pintor puede usar los trabajos de la antigüedad como "una revista" de características comunes, siempre abierta al público, de donde cada hombre tiene el derecho de tomar los materiales que a él le complacen.
El eclecticismo, en arquitectura, es una tendencia que mezcla elementos de diferentes estilos y épocas de la historia del arte y la arquitectura. Nacido en Francia y rápidamente exportado por toda Europa y Rusia, y luego a Estados Unidos, el estilo se manifestó en Occidente entre 1860 y finales de los años 1920.
El término ecléctico viene del adjetivo griego εκλεκτός, que significa 'escogido', que a su vez deriva del verbo griego εκλέγω, 'escoger', puesto que lo que harán los arquitectos y artistas en general de esa época será escoger de toda la Historia del Arte lo que más les interese. También se utiliza para definir este período la palabra Historicismo, que se refiere a una nueva visión de la Historia, en la que se indaga filosóficamente. Sus referencias serán el arte gótico (neogótico), románico (neorrománico) y oriental (orientalismo y exotismo).
Eclecticismo o historicismo no se refieren a lo mismo, siendo el historicismo el uso de un lenguaje anterior y el eclecticismo el uso de varios lenguajes anteriores en una misma arquitectura. Será un período complicado de la historia de la arquitectura en el que coexistirán muchas tendencias entrecruzadas, con algunas versiones de carácter nacional, ya que cada país intentó revivir sus tradiciones más autóctonas, coincidiendo con los movimientos nacionalistas o regionalistas.
Arquitectura de cristal y hierro, de hierro y vidrio, o ferrovítrea, son denominaciones de una técnica constructiva y estilo arquitectónico propio de la Revolución industrial, que se popularizó a través de la arquitectura ferroviaria, las galerías comerciales y mercados cubiertos, y los grandes pabellones de las exposiciones universales de la segunda mitad del siglo XIX.
Obtuvo una gran aceptación social en la Inglaterra victoriana a partir del Crystal Palace (Joseph Paxton, 1851). Paxton había experimentado el empleo de estos materiales en la construcción del gran invernadero de Chatsworth House (1837-1840), que impresionó a la reina Victoria y fue imitado en la Palm House del Real Jardín Botánico de Kew (arquitecto Decimus Burton y fundidor Richard Turner). Previamente se había levantado una cúpula de hierro y cristal de 18 metros de diámetro en el Coal Exchange de Londres (James Bunstone Bunning, 1847-1849). Existen precedentes anteriores. Entre 1843 y 1846 se construyó en Italia la cubierta transparente del Teatro Goldoni (Livorno), de Giuseppe Cappellini.
La utilización masiva del acero tanto para las estructuras (Steel Framing) como para elementos visibles y de una "piel" exterior acristalada (curtain wall o "muro cortina") es característica de la arquitectura funcionalista y los rascacielos del Movimiento Moderno y la segunda escuela de Chicago (Mies van der Rohe), a partir del segundo tercio del siglo XX (más recientemente, los sistemas de cerramiento exterior con double-skin facade o fachada ventilada).
Modernismo es el término con el que se designa a una corriente de renovación artística desarrollada a finales del siglo xix y principios del xx, durante el periodo denominado fin de siècle y belle époque. En distintos países recibió diversas denominaciones: art nouveau –en Bélgica y Francia, España e Hispanoamérica–, Jugendstil –en Alemania y países nórdicos–, Sezession –en Austria–, Modern Style –en los países anglosajones–, Nieuwe Kunst –en Países Bajos– y Liberty o floreale –en Italia–.
Todas estas denominaciones hacen referencia a la intención de crear un arte nuevo, joven, libre y moderno, que representara una ruptura con los estilos dominantes en la época, tanto los de tradición academicista (el historicismo o el eclecticismo) como los rupturistas (realismo o impresionismo). En la estética nueva que se trató de crear, predominaba la inspiración en la naturaleza a la vez que se incorporaban novedades derivadas de la revolución industrial, como el acero y el cristal, superando la pobre estética de la arquitectura del hierro de mediados del siglo xix.
Dos ideas son fundamentales para entender la cultura moderna que estaba emergiendo: la conciencia de que “el futuro ya ha comenzado”, que se relaciona con el concepto de progreso; y la convicción de que para tener futuro no sirven las pautas o doctrinas de etapas anteriores, sino que es necesario crear sus propias normas. Existe la ruptura con el pasado y la apuesta con el futuro desde el mismo presente.
En gran medida estas aspiraciones se basaron en las ideas estéticas de John Ruskin y William Morris, que proponían democratizar la belleza o socializar el arte, en el sentido de que hasta los objetos más cotidianos tuvieran valor estético y fueran accesibles a toda la población, aunque sin utilizar las nuevas técnicas de producción masiva que impedían el desarrollo del buen hacer artesanal. El modernismo no solo se dio en las artes tales como la pintura, escultura y arquitectura, sino también las artes aplicadas o decorativas, en las artes gráficas y en el diseño de mobiliario, rejería, joyería, cristalería, cerámica y azulejería, lámparas y todo tipo de objetos útiles en la vida cotidiana, incluido el mobiliario urbano, que pasó a tener gran importancia (kioscos, estaciones de metro, farolas, bancos, papeleras, urinarios). Muchos artistas identificados con el modernismo son artistas «integrales». Especialmente, en el caso de los arquitectos, no solo proyectaban edificios, sino que intervenían en el diseño de la decoración, el mobiliario, y todo tipo de complementos y enseres de uso diario que habían de contener.
El modernismo no fue unánimemente recibido: una amplia corriente de opinión identificaba sus formas con el concepto de degeneración (una desintegración orgánica que corresponde a la desintegración social).
Las características que en general permiten reconocer al modernismo son:
La derivación de estas características del modernismo o Art nouveau en la década de 1920 dio origen al denominado Art déco, con el que a veces se identifica, aunque tiene características marcadamente diferentes.
La utilización habitual de los términos modernism (en inglés) o modernisme (en francés) no se refiere a este movimiento artístico, sino genéricamente a las vanguardias o al arte moderno, dentro de lo polisémico de ambos términos
Escuela de Chicago es la denominación histórica de un estilo arquitectónico que se desarrolló en la ciudad de Chicago a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, pionera en la introducción de nuevos materiales y técnicas para la construcción de grandes edificios comerciales y los primeros rascacielos.
Surge en Estados Unidos, donde las referencias históricas (arquitectura historicista) tienen menos peso e importancia que en Europa. El contexto socioeconómico es el de una ciudad muy próspera y en considerable incremento demográfico. El Gran incendio de Chicago (1871) dejó la mayor parte de la ciudad destruida, lo que supuso tener que levantarla de nuevo y dio al urbanismo una relevancia máxima. La necesidad de crear tan considerable cantidad de nuevos edificios dio pie al surgimiento de la escuela, al proporcionar una demanda de proyectos que ningún otro lugar podía igualar.
Se produjo una gran especulación sobre los terrenos, lo que estimuló las soluciones arquitectónicas que supusieran la construcción en vertical: muchos pisos elevados sobre una planta reducida. El número de pisos de los primeros edificios de la escuela (entre 10 y 16) es bastante modesto para los criterios posteriores, pero para su época eran todo un logro. Paralelamente aparecieron los primeros ascensores eléctricos. Los distintos arquitectos y talleres de arquitectura de la escuela de Chicago proponían soluciones similares entre ellos, lo que determinó la definición de un verdadero estilo arquitectónico común: pilares de hormigón como soporte o cimiento (que solucionan la dificultad de construir sobre un suelo arenoso y fangoso), estructuras metálicas (ya experimentadas en la arquitectura del hierro del siglo XIX) revestidas según la función del edificio, ventanas corridas que ocupaban la mayor parte de las fachadas (lo que más adelante se llamará "muro cortina") y la eliminación, en muchos casos, de los muros de carga. Dejaron de realizarse edificios con muros de piedra de gran grosor, en beneficio de atractivas fachadas de mampostería que suprimen los elementos decorativos (habituales en la arquitectura ecléctica de finales del siglo XIX). Se apuesta por superficies lisas y acristadas donde predominan las líneas horizontales y verticales.
Los modelos creados en Chicago pronto empezaron a ser emulados en otras ciudades de Estados Unidos, y están en el origen de la renovación arquitectónica del primer tercio del siglo XX (funcionalismo arquitectónico, Bauhaus, Movimiento Moderno).
La verticalidad arquitectónica y el abandono del muro de carga (ya casi innecesario), se ve acentuada y modulada por el ritmo de las carpinterías, las líneas rectas y el diálogo equilibrado y constante entre el sólido y el traslúcido, siendo este último el más predominante y enriquecedor tanto del lenguaje exterior, como de los espacios interiores, generando una iluminación más que suficiente.
La Exposición Mundial Colombina (World's Columbian Exposition) de Chicago de 1893 dio la oportunidad de presentar la nueva ciudad al mundo; y trajo como consecuencia un movimiento de reacción en la nueva generación de arquitectos estadounidenses, muchos de ellos originarios del Medio Oeste, que se conoce con el nombre de Prairie School ("escuela de la pradera").
Ya en 1938, la llegada a la ciudad de Mies van der Rohe (las autoridades nazis habían cerrado la Bauhaus en Alemania) significó el desarrollo de los nuevos planteamientos que caracterizan la denominada segunda escuela de Chicago.
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