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Platón (en griego Πλάτων) (hacia 429 a.C. - 348 a.C.) fue un filósofo griego, discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles. Es uno de los pensadores más eminentes y completos de toda la historia de la Filosofía, y una de las cimas del pensamiento humano. Asimismo, muchos filósofos posteriores se verían influenciados por las ideas de Platón.
Toda su vida tuvo una profunda preocupación por la política, en el sentido más noble que podemos darle a este concepto, inclinación que le vino por su propia familia, emparentada con el gran Solón, legislador de Atenas, patria de Platón.
En su juventud militó en el partido demócrata y frecuentó la compañía de Sócrates; fue precisamente la admiración que sintió por el maestro y la injusta condena a muerte del mismo, lo que le impulsó a separarse de la política directa y dedicarse de lleno a la educación y a la filosofía. Por esta razón fundó la Academia, en la casa de su amigo Academo, con la finalidad de elevar el conocimiento humano de la ignorancia y la injusticia, a la suprema cima de la sabiduría entendida como episteme y como areté, es decir como ciencia y virtud, según las enseñanzas de su maestro Sócrates.
Para Platón la finalidad de todo verdadero conocimiento es la praxis, alcanzar una sociedad perfecta.
El estilo de sus obras es de una gran belleza literaria; la mayor parte están escritas en forma de diálogo, siendo Sócrates el personaje central. Hay que destacar además, la importancia que dio Platón a los mitos y cuentos, como medio eficaz y didáctico para expresar su pensamiento.
Según Platón no existe sólo un mundo sino dos: cosmos noetós (mundo de las ideas) y el cosmos aiszetós (mundo sensible).
El cosmos noetós o mundo de las ideas está constituido por una pluralidad de ideas o arquetipos inteligibles a modo de moldes de los seres materiales que integran la naturaleza sensible, donde vivimos los seres humanos.
Las ideas son eternas, inmutables, simples, indivisibles, perfectas e inmateriales, son el verdadero ser, la verdadera realidad. Sólo el conocimiento de las ideas nos proporciona episteme (ciencia).
Las ideas son para Platón seres reales, al estilo de Parménides: son múltiples pero están jerarquizadas, según la siguiente estructura o jerarquía:
La relación entre las ideas es de participación e imitación: mézesis y mimesis. Es decir, todas las ideas son partes (mézesis), participaciones de la bondad que irradia la idea del Bien, de ella reciben pues su ser y su perfección, por eso son también imitaciones (mímesis) de la misma, y éste es un primer ejemplo del amor o eros platónico. Las ideas aman, desean la idea del Bien.
Las ideas son entes perfectos inmateriales y eternos que viven en un mundo que está mas allá del nuestro pero que podemos alcanzarlo con nuestra razón como por ejemplo con las matemáticas todos los objetos del mundo sensible que vemos todos tiene un parecido con una figura geométrica por ejemplo los círculos que haces tu en tu hoja o los que vemos en las mesas son círculo que resultan aproximaciones más o menos trazadas del círculo ideal que se encuentra en el mundo inteligible como un objeto inmutable que solo puede alcanzado por la razón la palabra justicia puede aplicarse a centenares de acciones concretas porque esas acciones tienen algo en común se parecen a participan de la idea de justicia es decir la justicia en sí son como seres perfectas que los objetos del mundo sensible reflejan en la experiencia y que solo con las matemáticas y la dialéctica podremos ver cual es su verdadera apariencia es decir los filósofos con el avance del conocimiento y librándose de las ataduras de lo sensible y orientándose a lo inteligible podrá contemplar las esencias de las cosas en sí mismas en una contemplación que esta contemplación la adjudica el método del diálogo el método propio de la filosofía es un procedimiento de selección de las características que en las cosas pueden ser más adecuadas o no cuando se las juzgan a partir de sus modelos las ideas por eso con la dialéctica podemos alcanzar lo más genérico y abstracto y mirar, observar, ver, los verdaderos seres
En el cosmos aiscetós o mundo sensible las cosas son sensibles, generables y corruptibles, mutables, divisibles e imperfectas. Por esta razón, para Platón el nuestro no es un mundo verdadero, sino una apariencia de ser.
El conocimiento que proporciona este mundo es la opinión (dóxa). En este mundo también existe una jerarquía, con la siguiente estructura:
La relación entre los dos mundos es de mezesis (participación), y de mimesis (imitación). Los seres del mundo sensible son como sombras (eidos) de las ideas, son sólo participaciones de las mismas, porque siempre tienen alguna cualidad que está en la idea correspondiente.
La idea de belleza, por ejemplo, no se agota en cada cosa o persona bella; también son imitaciones, porque se parecen a esos modelos ideales.
El origen de este mundo sensible, lo expone en el diálogo de Timeo. En él explica que un extraño personaje, el Demiurgo, caracterizado como un genio todopoderoso, modela el mundo sensible a imitación de las ideas, a las que toma como paradigma, como modelo.
El Demiurgo utiliza la materia caótica y el espacio vacío para construir:
Combinando, por último, los cuatro elementos, forma los diferentes seres del mundo sensible. Platón explica la generación del mundo sensible gracias a los poliedros regulares, que los matemáticos griegos llamaron los sólidos perfectos.
Las almas humanas no son formadas por el Demiurgo, proceden del mundo ideal. El alma cósmica en cambio es formada con elementos inmateriales del mundo de las ideas.
El ser humano es un compuesto de cuerpo y alma; aunque en realidad el ser humano es su alma. Así lo dice textualmente Platón en el diálogo Alcibíades.
En el Fedro, afirma la eternidad del alma humana, que es por tanto inmortal, indivisible, espiritual y simple; pertenece al mundo de las Ideas, en donde es feliz con su contemplación. Las almas marchan en procesión sobre un carro conducido por un auriga tirado por dos caballos alados, uno blanco y otro negro. El caballo negro se desboca y se precipita en el mundo sensible arrastrando al carro y al auriga con él. El auriga simboliza el aspecto racional del alma humana. El caballo blanco el aspecto irascible, y el caballo negro, el concupiscible. Las almas, llegan al mundo sensible para encarnarse en los cuerpos como castigo de su concupiscencia.
En el Fedón, expone varias pruebas de su inmortalidad, la principal se debe al hecho de su simplicidad, al ser simple no puede destruirse, ya que la destrucción o corrupción supone la separación de los elementos componentes.
El alma humana tiene tres funciones o aspectos, simbolizados en el mito anterior.
En la vida terrestre, el alma está unida al cuerpo, pero de forma puramente accidental, el cuerpo es una cárcel de la que el alma debe liberarse a través del conocimiento y la virtud. Platón asemeja la unión entre el cuerpo y el alma como el jinete y el caballo o como el piloto y la nave que gobierna. El único sentido de la vida es precisamente la liberación de las ataduras materiales.
La virtud es el camino más adecuado para liberar el alma de la cárcel del cuerpo, consiste en el dominio de las pasiones que le sujetan al mundo sensible, es una purificación que separa el alma del cuerpo, según afirma en el Fedón.
Las virtudes van perfeccionando cada uno de los aspectos del alma, la sabiduría (sofía), propia de la función racional, la fortaleza (andreia), perfecciona el aspecto irascible, la templanza (sofrosine), es la propia de la función concupiscible, y finalmente la justicia (dikaiosine), armoniza las tres virtudes anteriores. El ejercicio de las virtudes produce el eros o amor platónico a las Ideas eternas.
En varios diálogos (Fedón, Fedro y Gorgias), Platón relata la vida del más allá, la escatología del alma.
Después de la muerte, las almas humanas son juzgadas por un tribunal presidido por el rey Minos; aquellas cuya purificación es total, vuelven a la región de las Ideas, donde son eternamente felices. Las almas que no están totalmente purificadas, van a los Campos Elíseos, una especie de paraíso donde la felicidad no es completa. Las almas que no han iniciado su proceso de purificación, se dirigen a un lugar infernal, el Hades, donde son castigadas. Pasado el tiempo de purificación, salen de los Campos Elíseos o del Hades, para ser nuevamente juzgadas ante las Tres Parcas, que rigen el destino de los hombres; cada alma elige su nueva reencarnación, en un filósofo, un guerrero, en un pastor e incluso en un animal; a pesar de que el filósofo sea el mejor terreno para la purificación, sin embargo las almas cegadas aún por las pasiones, eligen todo tipo de reencarnaciones, incluso algunas prefieren reencarnarse en animales para evitar los sufrimientos de la vida humana.
Antes de reencarnarse todas las almas beben agua del río Ameles olvidando de este modo su vida anterior, y reinician el proceso de purificación hasta su retorno al mundo de las Ideas.
El origen de la sociedad se encuentra en las ventajas que representa en cuanto a la perfección material y espiritual que el hombre necesita. Gracias a la sociedad se puede conseguir un estado de paz y de división del trabajo. Por esta razón la sociedad debe reformarse hasta alcanzar la República perfecta, en la cual deben gobernar los mejores (aristos), es decir aquellos que estén más próximos a la ciencia de las Ideas. Platón es uno de los mayores críticos del gobierno democrático, en el que la opinión de los más ignorantes es la que prevalece; los cargos se hacen por elección popular y suelen recaer en los más ineptos. Frente a la democracia, propone la aristocracia, la teoría del filósofo Basileus, en la que los más sabios dedican sus esfuerzos y su vida al Estado.
Texto: Paloma Sánchez en Wikillerato
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Platón (en griego Πλάτων) (hacia 429 a.C. - 348 a.C.) fue un filósofo griego, discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles. Es uno de los pensadores más eminentes y completos de toda la historia de la Filosofía, y una de las cimas del pensamiento humano. Asimismo, muchos filósofos posteriores se verían influenciados por las ideas de Platón.
Toda su vida tuvo una profunda preocupación por la política, en el sentido más noble que podemos darle a este concepto, inclinación que le vino por su propia familia, emparentada con el gran Solón, legislador de Atenas, patria de Platón.
En su juventud militó en el partido demócrata y frecuentó la compañía de Sócrates; fue precisamente la admiración que sintió por el maestro y la injusta condena a muerte del mismo, lo que le impulsó a separarse de la política directa y dedicarse de lleno a la educación y a la filosofía. Por esta razón fundó la Academia, en la casa de su amigo Academo, con la finalidad de elevar el conocimiento humano de la ignorancia y la injusticia, a la suprema cima de la sabiduría entendida como episteme y como areté, es decir como ciencia y virtud, según las enseñanzas de su maestro Sócrates.
Para Platón la finalidad de todo verdadero conocimiento es la praxis, alcanzar una sociedad perfecta.
El estilo de sus obras es de una gran belleza literaria; la mayor parte están escritas en forma de diálogo, siendo Sócrates el personaje central. Hay que destacar además, la importancia que dio Platón a los mitos y cuentos, como medio eficaz y didáctico para expresar su pensamiento.
Según Platón no existe sólo un mundo sino dos: cosmos noetós (mundo de las ideas) y el cosmos aiszetós (mundo sensible).
El cosmos noetós o mundo de las ideas está constituido por una pluralidad de ideas o arquetipos inteligibles a modo de moldes de los seres materiales que integran la naturaleza sensible, donde vivimos los seres humanos.
Las ideas son eternas, inmutables, simples, indivisibles, perfectas e inmateriales, son el verdadero ser, la verdadera realidad. Sólo el conocimiento de las ideas nos proporciona episteme (ciencia).
Las ideas son para Platón seres reales, al estilo de Parménides: son múltiples pero están jerarquizadas, según la siguiente estructura o jerarquía:
La relación entre las ideas es de participación e imitación: mézesis y mimesis. Es decir, todas las ideas son partes (mézesis), participaciones de la bondad que irradia la idea del Bien, de ella reciben pues su ser y su perfección, por eso son también imitaciones (mímesis) de la misma, y éste es un primer ejemplo del amor o eros platónico. Las ideas aman, desean la idea del Bien.
Las ideas son entes perfectos inmateriales y eternos que viven en un mundo que está mas allá del nuestro pero que podemos alcanzarlo con nuestra razón como por ejemplo con las matemáticas todos los objetos del mundo sensible que vemos todos tiene un parecido con una figura geométrica por ejemplo los círculos que haces tu en tu hoja o los que vemos en las mesas son círculo que resultan aproximaciones más o menos trazadas del círculo ideal que se encuentra en el mundo inteligible como un objeto inmutable que solo puede alcanzado por la razón la palabra justicia puede aplicarse a centenares de acciones concretas porque esas acciones tienen algo en común se parecen a participan de la idea de justicia es decir la justicia en sí son como seres perfectas que los objetos del mundo sensible reflejan en la experiencia y que solo con las matemáticas y la dialéctica podremos ver cual es su verdadera apariencia es decir los filósofos con el avance del conocimiento y librándose de las ataduras de lo sensible y orientándose a lo inteligible podrá contemplar las esencias de las cosas en sí mismas en una contemplación que esta contemplación la adjudica el método del diálogo el método propio de la filosofía es un procedimiento de selección de las características que en las cosas pueden ser más adecuadas o no cuando se las juzgan a partir de sus modelos las ideas por eso con la dialéctica podemos alcanzar lo más genérico y abstracto y mirar, observar, ver, los verdaderos seres
En el cosmos aiscetós o mundo sensible las cosas son sensibles, generables y corruptibles, mutables, divisibles e imperfectas. Por esta razón, para Platón el nuestro no es un mundo verdadero, sino una apariencia de ser.
El conocimiento que proporciona este mundo es la opinión (dóxa). En este mundo también existe una jerarquía, con la siguiente estructura:
La relación entre los dos mundos es de mezesis (participación), y de mimesis (imitación). Los seres del mundo sensible son como sombras (eidos) de las ideas, son sólo participaciones de las mismas, porque siempre tienen alguna cualidad que está en la idea correspondiente.
La idea de belleza, por ejemplo, no se agota en cada cosa o persona bella; también son imitaciones, porque se parecen a esos modelos ideales.
El origen de este mundo sensible, lo expone en el diálogo de Timeo. En él explica que un extraño personaje, el Demiurgo, caracterizado como un genio todopoderoso, modela el mundo sensible a imitación de las ideas, a las que toma como paradigma, como modelo.
El Demiurgo utiliza la materia caótica y el espacio vacío para construir:
Combinando, por último, los cuatro elementos, forma los diferentes seres del mundo sensible. Platón explica la generación del mundo sensible gracias a los poliedros regulares, que los matemáticos griegos llamaron los sólidos perfectos.
Las almas humanas no son formadas por el Demiurgo, proceden del mundo ideal. El alma cósmica en cambio es formada con elementos inmateriales del mundo de las ideas.
El ser humano es un compuesto de cuerpo y alma; aunque en realidad el ser humano es su alma. Así lo dice textualmente Platón en el diálogo Alcibíades.
En el Fedro, afirma la eternidad del alma humana, que es por tanto inmortal, indivisible, espiritual y simple; pertenece al mundo de las Ideas, en donde es feliz con su contemplación. Las almas marchan en procesión sobre un carro conducido por un auriga tirado por dos caballos alados, uno blanco y otro negro. El caballo negro se desboca y se precipita en el mundo sensible arrastrando al carro y al auriga con él. El auriga simboliza el aspecto racional del alma humana. El caballo blanco el aspecto irascible, y el caballo negro, el concupiscible. Las almas, llegan al mundo sensible para encarnarse en los cuerpos como castigo de su concupiscencia.
En el Fedón, expone varias pruebas de su inmortalidad, la principal se debe al hecho de su simplicidad, al ser simple no puede destruirse, ya que la destrucción o corrupción supone la separación de los elementos componentes.
El alma humana tiene tres funciones o aspectos, simbolizados en el mito anterior.
En la vida terrestre, el alma está unida al cuerpo, pero de forma puramente accidental, el cuerpo es una cárcel de la que el alma debe liberarse a través del conocimiento y la virtud. Platón asemeja la unión entre el cuerpo y el alma como el jinete y el caballo o como el piloto y la nave que gobierna. El único sentido de la vida es precisamente la liberación de las ataduras materiales.
La virtud es el camino más adecuado para liberar el alma de la cárcel del cuerpo, consiste en el dominio de las pasiones que le sujetan al mundo sensible, es una purificación que separa el alma del cuerpo, según afirma en el Fedón.
Las virtudes van perfeccionando cada uno de los aspectos del alma, la sabiduría (sofía), propia de la función racional, la fortaleza (andreia), perfecciona el aspecto irascible, la templanza (sofrosine), es la propia de la función concupiscible, y finalmente la justicia (dikaiosine), armoniza las tres virtudes anteriores. El ejercicio de las virtudes produce el eros o amor platónico a las Ideas eternas.
En varios diálogos (Fedón, Fedro y Gorgias), Platón relata la vida del más allá, la escatología del alma.
Después de la muerte, las almas humanas son juzgadas por un tribunal presidido por el rey Minos; aquellas cuya purificación es total, vuelven a la región de las Ideas, donde son eternamente felices. Las almas que no están totalmente purificadas, van a los Campos Elíseos, una especie de paraíso donde la felicidad no es completa. Las almas que no han iniciado su proceso de purificación, se dirigen a un lugar infernal, el Hades, donde son castigadas. Pasado el tiempo de purificación, salen de los Campos Elíseos o del Hades, para ser nuevamente juzgadas ante las Tres Parcas, que rigen el destino de los hombres; cada alma elige su nueva reencarnación, en un filósofo, un guerrero, en un pastor e incluso en un animal; a pesar de que el filósofo sea el mejor terreno para la purificación, sin embargo las almas cegadas aún por las pasiones, eligen todo tipo de reencarnaciones, incluso algunas prefieren reencarnarse en animales para evitar los sufrimientos de la vida humana.
Antes de reencarnarse todas las almas beben agua del río Ameles olvidando de este modo su vida anterior, y reinician el proceso de purificación hasta su retorno al mundo de las Ideas.
El origen de la sociedad se encuentra en las ventajas que representa en cuanto a la perfección material y espiritual que el hombre necesita. Gracias a la sociedad se puede conseguir un estado de paz y de división del trabajo. Por esta razón la sociedad debe reformarse hasta alcanzar la República perfecta, en la cual deben gobernar los mejores (aristos), es decir aquellos que estén más próximos a la ciencia de las Ideas. Platón es uno de los mayores críticos del gobierno democrático, en el que la opinión de los más ignorantes es la que prevalece; los cargos se hacen por elección popular y suelen recaer en los más ineptos. Frente a la democracia, propone la aristocracia, la teoría del filósofo Basileus, en la que los más sabios dedican sus esfuerzos y su vida al Estado.
Texto: Paloma Sánchez en Wikillerato
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