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El duque de Lerma, de nombre completo Francisco de Sandoval y Rojas (1553-1625), fue hijo de Francisco Gómez de Sandoval y Zúñiga, del que hereda el título de marqués de Denia, y de Isabel de Borja y Castro. Será su tío Cristóbal de Rojas y Sandoval, arzobispo de Sevilla, el que lo introducirá en la corte de Felipe II, entrando como menino de Carlos de Austria (1545-1568), el mismo tio que le enseñará cómo destacar en esos ambientes cortesanos. Todo esto era parte del plan familiar en el que tenían que acercar a Francisco de Sandoval a la corte felipina para conseguir el patronazgo real. En 1575 hereda la casa y el título de Marqués de Denia, pero hereda una casa prácticamente arruinada, sin oficios, rentas o posición cercana al rey, hasta que cinco años después comience su verdadera andadura en la corte.Primeramente, será designado gentilhombre de la cámara real en 1580, mediante la mediación otra vez de su tío, cargo que en 1592 evolucionará a gentilhombre de la casa del príncipe Felipe, el hijo del rey y futuro Felipe III. En 1595 pasa a convertirse en Virrey de Valencia, puesto designado por el propio Felipe II, el cual comienza a dudar ya de la influencia del Duque sobre su heredero, y mediante esta herramienta consigue alejarlo durante un tiempo. Para 1597 ya estará de vuelta en Madrid, con un Felipe III que cada vez tiene más importancia y poder en la corte y en la que en agosto de 1598 será nombrado caballerizo mayor del Príncipe (Un mes más tarde fallecería Felipe II).
Será a la muerte de Felipe II y la consiguiente entronización de Felipe III cuando El duque de Lerma, que ya era desde años atrás la cabeza de familia de la casa de los Sandovales, pase a ser un personaje clave de la corte española. Es un personaje sin experiencia política, pero desde el comienzo sabrá entender el funcionamiento interno de la corte, y esa política de patronazgos y favores.
Retrato ecuestre del duque de Lerma, por Pedro Pablo Rubens, 1603 (Museo del Prado). Fuente: Wikipedia
Junto a esto, si algo caracterizó al Duque, y quizás acabó siendo su ruina, fue que nunca olvidó los menesteres para con su familia, su nombre y su casa, siempre intentando elevar los privilegios y en definitiva el prestigio de su linaje, en una España, la del siglo XVII, donde los privilegios de las casas nobles eran tan importante.
La situación suya y de su familia no ascendió rápidamente nada más conseguir el cargo de gentilhombre de la cámara real en 1580, ya que en 1585 Francisco de Sandoval y Rojas explicaba en una carta al rey Felipe II que la casa de los Sandovales estaba en bancarrota, endeudada, y que precisaba de urgencia del favor del rey, ya que de no obtenerlo tendría que marchar a tierras valencianas para intentar sufragar todos estos problemas al margen de la corte en la que ya se encontraba. La respuesta de Felipe no fue la que esperaba, y éste, viendo que el monarca no iba a ser accesible, cambia su hoja de ruta y desplaza su objetivo al príncipe heredero. (Un modus operandi que copiará el Conde Duque de Olivares).La situación económica virará con la llegada de Felipe III al trono, iniciándose el cambio con el título de Duque de Lerma para Francisco de Rojas y Sandoval en 1599, pasando así a ser grande de Castilla. A partir de aquí el Duque tendrá claro que lo primero que va a hacer es recuperar aquello que su familia perdió en la época de los Trastámara, ya sea en posesiones o en forma de compensación económica. Si bien es cierto que esta empresa se demoró más de lo que el Duque en un principio previó, antes de 1610 ya había conseguido ser el dueño de las rentas de más de sesenta pueblos y una compensación económica por aquellas tierras que en su día fueron de su familia de 260.000 ducados, que invirtió en conseguir nuevas posesiones en Castilla. Junto a esto, pasaría a ser caballerizo mayor como ya hemos dicho anteriormente, con unas rentas anuales por el cargo que superaban los 12000 ducados anuales, así como el cargo de sumiller de corps de Felipe III y tutor y mayordomo mayor del príncipe, el futuro Felipe IV. También añadiría la Encomienda Mayor de la Orden Militar de Santiago, en 1599, y más de 230.000 ducados en mercedes. Los Sandovales pasaron de contar sus rentas en 20.000 ducados allá por 1585 a 150.000 en 1618, cantidades similares a casas nobiliarias tan importantes como la de los Duques de Medina Sidonia, y ser la casa nobiliar de mayores rentas de toda la península en 1616: más de 250.000 ducados.La situación que más tarde el Duque de Lerma mostrará en su testamento serán otras, ya que declarará tener deudas por valor de 400.000 ducados, derivadas de sus grandes gastos en mantener su posición social de primer nivel.
Estos muy significativos aumentos de rentas económicas que hemos visto en el punto anterior es difícil explicarlos sin algún tipo de artimañas o corruptelas de por medio en beneficio propio. Lerma, en sus defensas a partir de 1621, esgrimirá que todo aquello que había conseguido era como pago a sus excelentes servicios a la corona, así como por la recuperación de todo aquello que había sido robado a su familia sin fundamento por monarcas corrompidos y juegos de facciones. Quizás uno de los casos más excepcionales por el nivel de rentas que le produjo y la ejemplificación del puro beneficio personal fue el convencimiento al monarca de trasladar la corte a Valladolid, y más tarde, volver a Madrid.En la primavera de 1601 el Rey toma la decisión de trasladar la corte y la capital a Valladolid, poniendo como pretexto la ejemplificación de los cambios que estaban llegando a la corona con su reinado, aunque obviamente fue una decisión prácticamente unilateral del Duque de Lerma. Valladolid era la ciudad por excelencia del Duque de Lerma, el cual había nacido en 1553 a tan solo veintidós kilómetros de la citada ciudad, en Tordesillas. Si la corte se trasladaba en la primavera de 1601, él en diciembre de 1600 había comprado el patronato de la iglesia y el monasterio dominico de San Pablo, con el objetivo de servir de panteón a Los Sandovales, y más tarde, el 29 de diciembre, extorsionó al marqués de Camarasa hasta que consiguió comprarle su gran palacio de la plaza de San Pablo. De esta manera, ya contaba con la posesión de gran parte del núcleo urbano, adquiriendo el poder que le haría dominar la ciudad. Durante los años de 1601 a 1607, Lerma reconstruyó la iglesia de San Pablo gastando casi 150.000 ducados. Además, colocó una inscripción, explicando por qué adquiría el templo:“Don Francisco Gómez de Sandoval y Rojas Duque de Lerma y Marqués de Denia y de Zea, del Consejo de Estado del Rei Católico Don Phelipe III Nuestro Señor, Su Cavallerizo Mayor y Sumiller de Corps, Comendador Mayor de Castilla, y la Duquesa Doña Catalina de la Cerda, su muger, considerando con devido agradeçimiento los grandes bienes que de la divina mano an reçivido y acordándose en vida de la muerte a honra y Gloria de Dios y del Apóstol San Pablo dotaron este monasterio de grandes rentas y le adornaron de joyas y le edificaron y en él por estar sin patrón adquirieron derecho de patronazgo perpetuo para sí y los sucesores de su casa y mayorazgo y le eligieron por entierro principal suyo y de sus descendientes. A VI de Diziembre MDC Años”A día de hoy se puede seguir viendo la inscripción en la fachada de San Pablo.Mientras el Duque de Lerma tenía un palacio en la ciudad de enorme factura, el rey ni siquiera tenía una residencia de un nivel digno para su figura. Para ello, el valido hizo honra de su ingenio y picaresca, y vendió al Rey el citado palacio Camarasa, cobrándole 186.393 ducados, obteniendo prácticamente 100.000 ducados de beneficio, y además se quedaba como alcalde perpetuo del palacio, lo que a la sazón significaba que él seguía controlando el palacio de facto.Para más inri, Felipe III concedió a Lerma el permiso para comprar un palacio en ruinas a orillas del Pisuerga: La Casa de la Ribera. Pagó por las ruinas y las tierras 3.000 ducados, invirtiendo inmediatamente otros 85.000 ducados en reconstruirlo y convertirlo en un moderno palacio-finca. Además, estableció escenarios, espacios para corridas de toros, grandes y exuberantes jardines, por lo que, si ya controlaba la corte oficial, ahora también era el dueño del palacio donde se realizaban las actividades de ocio de los cortesanos y grandes familias.Años más tarde, cuando la situación en Valladolid ya era preocupante, ya que en el verano de 1605 la salubridad de la ciudad había descendido enormemente, muriendo más de 1000 personas a las que había que sumar los enfermos. En enero de 1606 el Duque de Lerma informó a la villa de Madrid de que se iba a producir el retorno de la corte, si bien él antes había adquirido prácticamente todas las tierras que se encontraban entre la actual Atocha y Manzanares, obviamente a un precio muchísimo más bajo tras la caída de precios a la salida de la corte de la ciudad, por lo que tras el retorno esas posesiones le produjeron grandes beneficios otra vez.
Los motivos de la caída de su poder en la corte y como favorito del monarca son variados, aunque todos vienen a concurrir simultáneamente en el año 1618. La primera es la más básica: el aumento de tensión entre facciones; por una parte, la suya, a la que podemos sumar a Calderón, el conde de Lemos, Fernando de Borja y el conde de Saldaña, y por el otro lado tendríamos a su propio hijo, el Duque de Uceda, al confesor real Aliaga y a Carrillo, los cuales estaban superando a los primeros en estima por parte del monarca.El 31 de marzo de 1621 muere Felipe III, a la edad de cuarenta y dos años, y Felipe IV decide intentar limpiar todo aquel panorama de desgobierno y caos que se estaba implantando en la corte, siguiendo las directrices que le estaba indicando Fray Juan de Santa María, que en sus escritos hablaba de realizar una purga en la corte. El duque de Uceda, Aliaga, Acevedo, Ciriza y Diego Guzmán fueron expulsados y juzgados. Peor suerte le correría a Rodrigo Calderón, uno de los favoritos del Duque de Lerma, que fue acusado, condenado a muerte y ejecutado por decapitación en la Plaza Mayor de Madrid.Por su parte Lerma no pudo ser enjuiciado ya que desde 1618 había sido ordenado cardenal, por consejo de Felipe III, y los cardenales no podían ser juzgados. Aun así, Felipe IV secuestró las propiedades del Duque, ahora cardenal también, además de investigar todo su patrimonio minuciosamente, expropiaciones por cierto que darían pleitos hasta el siglo XX. Sobre este episodio de hacerse cardenal, de forma más que premeditada para evitar los juicios que le iban a venir, corrió por el pueblo una coplilla jocosa que evidencia que no era ya un secreto para el pueblo que el Duque de Lerma era una persona corrupta:"Por no morir ahorcado,el mayor ladrón de España,se vistió de colorado" El duque de Lerma se retiró de la corte ya desde 1618 y se marchó a sus posesiones en la ciudad de Valladolid, donde moriría en 1625 habiendo perdido todo el prestigio que durante su periodo de valimiento había conseguido. Hoy en día se están realizando revisiones historiográficas para dilucidar cuánto peso tiene en la defenestración de su figura el siguiente valido: El conde Duque de Olivares, y poner en contexto estas corruptelas en comparación a otras familias como los guzmanes, por ejemplo.
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