Los lumbrícidos (Lumbricidae), son una familia de lombrices de tierra, son anélidos oligoquetos del orden Crassiclitellata. Cabe destacar que el nombre de lombriz se aplica a otros invertebrados vermiformes sin relación alguna con los anélidos, como las lombrices intestinales (tenias, pertenecientes a los platelmintos) y Ascaris lumbricoides (del filo de los nematodos). De origen acuático, mantienen aún características propias del medio: respiración cutánea, dependencia de la humedad, sistemas de resistencia a desecamiento (cápsulas, puestas masivas, quiescencia). Las lombrices más conocidas excavan galerías en el suelo y salen de noche a explorar sus alrededores. Son animales muy beneficiosos: mientras excavan para hacer sus túneles, ingieren partículas de suelo y digieren cualquier resto orgánico. En épocas húmedas arrastran hojas al interior de la tierra para alimentarse. Con ello remueven, airean y enriquecen el suelo, contribuyendo a que se mantenga fértil al hacer ascender fósforo y potasio del subsuelo y al expulsar sus propios desechos nitrogenados. La época más propicia para las lombrices es cuando el clima es húmedo y cálido, momento en el que salen a la superficie para procrear. Las lombrices son hermafroditas ya que poseen órganos reproductores masculinos y femeninos, pero necesitan aparearse (ver Oligochaeta). Son muy voraces, llegando a comer hasta el 90% de su propio peso por día. De esta ingesta, excreta entre el 50 y 60%, convertido en un nutriente natural de altísima calidad, conocido como lombricompuesto o humus de lombriz. Las lombrices de tierra no tienen dientes; su efectividad reside en su aparato digestivo para lo cual tiene un aparato bucal succionador, faringe, buche, molleja y el resto es intestino. Su apareamiento se produce generalmente cuando asoman a comer a la superficie. La puesta de huevos se realiza a razón de un cocón por animal cada 45 a 60 días. Viven de 4 a 5 años. No posee pulmones: respira por la piel (respiración cutánea). No pueden reproducirse asexualmente pero sí poseen capacidad de regeneración. Seccionadas en dos partes, el trozo de lombriz que contiene la cabeza regenera el extremo caudal.
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