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Un texto es una composición de signos codificados en un sistema de escritura que forma una unidad de sentido.
También es una composición de caracteres imprimibles (con grafema) generados por un algoritmo de cifrado que, aunque no tienen sentido para cualquier persona, sí puede ser descifrado por su destinatario original. En otras palabras, un texto es un entramado de signos con una intención comunicativa que adquiere sentido en determinado contexto.
Para ser denominado como tal, un texto ha de ser resultado de la actividad lingüística del hombre, ha de tener incuestionablemente una específica intención comunicativa y, por último, ha de explicitarse con suficiencia el contexto en el cual se produce. Por ello se entiende que la Lingüística textual ha de ser necesariamente una disciplina “interdisciplinar”. La sociolingüística, la pragmática, la lógica de predicados, la filosofía y la sicología cognoscitiva, han venido a contituírse en elementos valiosísimos sin los cuales llegaría a ser difícil la comprensión de la producción y recepción de los textos. Necesitamos conocer el contexto social, el ámbito de uso, incluso la tradición filosófica en que se inscribe un determinado texto para comprenderlo.
Una evidencia de que las personas estamos acostumbradas a relacionarnos a través de textos complejos y no de oraciones es la existencia de verbos performativos. Atended a este ejemplo dicho por un vecino que baja por las escaleras a otro que espera en el rellano al ascensor: "El ascensor debe estar averiado, porque he visto a los técnicos dos pisos más arriba" Esta oración, en rigor, y atendiendo a la gramática tradicional carecería de sentido: el hecho de que los técnicos estén en la escalera no puede ser nunca la causa, expresada por el conector causal "porque", de la avería del ascensor (más bien al contrario). La oración por si misma no podría transmitir lo que realmente transmite con tanta precisión a su interlocutor, si éste no infiriera que el enunciado es en realidad un extracto de un texto más amplio. En rigor, lo que el vecino que habla ha querido decir es que "él ha deducido, (ha pensado, ha creído) que el ascensor estaba averiado porque ha visto a los técnicos", pero como estamos tan acostumbrados a interpretar textos complejos que van mucho más allá de la oración, la inferencia se realiza inmediatamente y sin darnos cuenta.
A fin de agrupar y clasificar la enorme diversidad de textos, se han propuesto tipologías textuales. Estas se basan en distintos criterios como la función que cumple el texto en relación con los interlocutores o la estructura global interna que presenta.
La clasificación más simple de los textos, en función de las características que predominan en cada uno (se considera que no hay texto puro, es decir, no hay texto que tenga rasgos correspondientes únicamente a cada categoría, todo texto es híbrido), es como sigue:
El registro lingüístico es el conjunto de variables contextuales, sociolingüísticas y de otro tipo que condicionan el modo en que una lengua es usada en un contexto concreto. Dentro de los factores variables que caracterizan el registro lingüístico están:
Los registros lingüísticos se ordenan de acuerdo con los siguientes factores principales o variables contextuales:
Formalidad
La formalidad de una situación tiene que ver con el hecho de que en ella se permita un uso más creativo o abierto de la lengua o que, por el contrario, se recurra predominantemente a "fórmulas" o "guiones" específicos, considerados adecuados para esa situación. En función del grado de formalidad —llamado a veces grado de ritualización porque la interacción comunicativa a veces procede por una serie de pasos o "ritos" preestablecidos—, se distingue entre registros formales o informales:
Derivado del registro lingüístico informal, está también el lenguaje vulgar, caracterizado por su pobreza léxica, su uso incorrecto de la lengua y el empleo de elementos lingüísticos rudimentarios. El argot o jerga son formas especializadas de lengua con un léxico específico, o donde las palabras comunes se usan en un sentido restringido más específico.
Especialización
Cuando la audiencia destinataria de un discurso o texto está formada por personas cuyo nexo común es una actividad especializada o una actividad profesional específica, es frecuente el uso de un léxico específico. De acuerdo con el grado de especialización, se puede distinguir entre situaciones profesionales o estándar:
Medio
Constituyen modalidades textuales o discursivas las distintas formas que escoge un ser humano para organizar el contenido de un texto o discurso oral o escrito. Fundamentalmente son:
La exposición tiene por cometido explicar e informar. Analizar la información mediante la presentación de una idea. Por lo general se continúa con la valoración y el debate razonado correspondiente de las mismas. En contextos narrativos (por ejemplo, reales o históricos y literarios o ficticios), la exposición proporciona información básica para enseñar en el primer caso o entretener en el segundo. En otros contextos, por ejemplo, de comunicación técnica, su propósito es enseñar e informar. Emplea diferentes procedimientos retóricos tales como la clasificación, la comparación, el contraste, la analogía, la definición y el ejemplo. Su estructura suele ser temática: deductiva o analizante (que va de lo general a lo particular: tesis al principio, datos y especificaciones después), inductiva o sintetizante (de lo particular a lo general: datos y especificaciones al principio, tesis al final como conclusión) o encuadrada (tesis al principio, datos y demostraciones luego, y reformulación de la tesis al final). En los textos expositivos predomina la función representativa o referencial de la lengua, al estar orientada a proporcionar información. Su propósito es hacer saber, hacer comprender y aclarar, no convencer al interlocutor ni influir en él. Por ello se valora por cuatro valores: objetividad, neutralidad, verdad y profundidad. Puede ser divulgativa (destinada a un público amplio sin conocimientos específicos del tema) o especializada (destinada a personas ya instruidas en el asunto que trata la exposición).
Los géneros literarios de la exposición suelen ser también pragmáticos (informes, comunicados de prensa, noticias, recetarios, textos prescriptivos o de instrucciones, testamentos, artículos científicos, artículos de diccionario, tratados (con subgéneros como la enciclopedia, el manual y el libro de texto), las obras de referencia, las guías de usuario, las normas técnicas, los reglamentos, los diccionarios...
Características lingüísticas:
El propósito de la argumentación es persuadir o convencer demostrando la validez de una idea, criterio o punto de vista presentando un razonamiento lógico, discutiendo y argumentando y rebatiendo objeciones en contra para convencer a fondo al lector. Posee el objetivo adicional de instar o invitar al lector a tomar algún tipo de resolución o acción.
La estructura de estos textos suele ser temática: exposición del tema, formulación de la tesis, enumeración de los argumentos, refutación de objeciones y conclusión.
Los géneros pragmáticos y literarios que engloba son los anuncios publicitarios, la reseña crítica o recensión, el ensayo, la crítica literaria, cinematográfica, teatral, deportiva, televisiva, musical o de cualquier otro tipo, el editorial, el artículo de opinión, la carta de solicitud de empleo, la carta de recomendación, las cartas al director, el discurso político, etcétera.
Otro tipo de texto persuasivo es la sátira, que emplea un humor crítico y corrosivo con el fin de hacer meditar sobre algún aspecto censurable de la vida o de la sociedad. Tal vez el ejemplo más famoso es Jonathan Swift Una modesta proposición.
Los argumentos que utiliza pueden ser fuertes (convincentes), débiles (no fidedignos), pertinentes (que se relacionan con el tema), irrelevantes (que no tienen nada que aportar), irrefutables (que no admiten réplica ni discusión) o falacias (argumentos sibilinos que en realidad son engaños y no son válidos) y de distintos tipos:
El propósito de la descripción es presentar, inventar o pergeñar una persona, lugar, evento o sentimiento para que el lector pueda imaginar, por lo general de la forma más visual y concreta, cuanto se está presentando o describiendo.
Como la descripción pone en evidencia la percepción o punto de vista que tiene el autor sobre lo que presenta o describe puede ser subjetiva, aunque también puede prescindir de su subjetividad y hacer una descripción objetiva. Por lo general recurre al orden de presentarlo a través de sus cinco sentidos, pero también puede adoptar una estructura temática: presentación del objeto, detalles, partes que lo forman, funciones, usos etc.
Géneros literarios que la utilizan son la ecfrasis, la hipotiposis, la prosopografía, la etopeya, el retrato, el paisaje, la topografía, la memoria, etcétera. En el diario suelen describirse los hechos a los que uno ha asistido. En la poesía lírica se suelen también describir sentimientos y vivencias.
Entre sus rasgos lingüísticos pueden enumerarse los siguientes:
El propósito de la narración es contar un hecho real o ficticio o una serie de ellos. A esta serie de hechos se la suele denominar trama o argumento. Estos hechos se disponen en forma de secuencia por lo general cronológica (planteamiento, desarrollo o nudo y desenlace) o lógica (condiciones, causas, consecuencias, dificultades, fines), pero los narradores que pretenden algo más que explicar los hechos suelen alterar el orden según una conveniencia pragmática o artística. Por ejemplo, los narradores hábiles suelen posponer el comienzo de la historia hasta después de que ya se ha captado y fijado la atención y el interés del público que escucha la historia, a fin de que puedan soportar que se les presenten los personajes y los marcos espaciotemporales (cronotopo) de la historia, que es lo menos atractivo de la misma y que suele ocupar más tiempo al principio. A este orden se le llama comienzo in medias res, o "mediadas las cosas". Junto a estos elementos, sobre todo si la narración es elaborada y compleja, es importante contar además con narrador, personajes y temas.
Los géneros literarios incluidos dentro de esta modalidad son la anécdota, la biografía y autobiografía, la epopeya, el cantar de gesta, la novela, el cuento o relato corto, el cuento folclórico, el mito, la historia, la historia oral, la leyenda, el romance...12
Los recursos lingüísticos que esta modalidad selecciona suelen ser:
Un texto dialogado es una conversación oral o escrita entre dos o más personas. Por lo general consta de un hablante y un oyente que van alternando estos papeles. Se distribuye en "parlamentos" encabezados por un guion, o por el nombre de quien habla en versalitas (esto es, letras mayúsculas o capitales) si se trata de teatro, seguido por dos puntos. Y existen dos modalidades: el diálogo en estilo directo y el diálogo en estilo indirecto.
El género literario en que más se utiliza es en el teatro o género dramático (comedia, tragedia, tragicomedia, ópera, farsa...), en que se suele acompañar de acotaciones y apartes y en escenas, cuadros y actos; pero también se emplea en la entrevista periodística, en el debate... También se suele insertar dentro del texto narrativo, en novelas, seriales radiofónicos, cinematografía... Los registros idiomáticos indican el nivel de instrucción de las personas que intervienen en el diálogo: niveles culto, coloquial o vulgar.
Las características lingüísticas de los textos dialogados son las siguientes:
Texto
Imagen:
Un texto es una composición de signos codificados en un sistema de escritura que forma una unidad de sentido.
También es una composición de caracteres imprimibles (con grafema) generados por un algoritmo de cifrado que, aunque no tienen sentido para cualquier persona, sí puede ser descifrado por su destinatario original. En otras palabras, un texto es un entramado de signos con una intención comunicativa que adquiere sentido en determinado contexto.
Para ser denominado como tal, un texto ha de ser resultado de la actividad lingüística del hombre, ha de tener incuestionablemente una específica intención comunicativa y, por último, ha de explicitarse con suficiencia el contexto en el cual se produce. Por ello se entiende que la Lingüística textual ha de ser necesariamente una disciplina “interdisciplinar”. La sociolingüística, la pragmática, la lógica de predicados, la filosofía y la sicología cognoscitiva, han venido a contituírse en elementos valiosísimos sin los cuales llegaría a ser difícil la comprensión de la producción y recepción de los textos. Necesitamos conocer el contexto social, el ámbito de uso, incluso la tradición filosófica en que se inscribe un determinado texto para comprenderlo.
Una evidencia de que las personas estamos acostumbradas a relacionarnos a través de textos complejos y no de oraciones es la existencia de verbos performativos. Atended a este ejemplo dicho por un vecino que baja por las escaleras a otro que espera en el rellano al ascensor: "El ascensor debe estar averiado, porque he visto a los técnicos dos pisos más arriba" Esta oración, en rigor, y atendiendo a la gramática tradicional carecería de sentido: el hecho de que los técnicos estén en la escalera no puede ser nunca la causa, expresada por el conector causal "porque", de la avería del ascensor (más bien al contrario). La oración por si misma no podría transmitir lo que realmente transmite con tanta precisión a su interlocutor, si éste no infiriera que el enunciado es en realidad un extracto de un texto más amplio. En rigor, lo que el vecino que habla ha querido decir es que "él ha deducido, (ha pensado, ha creído) que el ascensor estaba averiado porque ha visto a los técnicos", pero como estamos tan acostumbrados a interpretar textos complejos que van mucho más allá de la oración, la inferencia se realiza inmediatamente y sin darnos cuenta.
A fin de agrupar y clasificar la enorme diversidad de textos, se han propuesto tipologías textuales. Estas se basan en distintos criterios como la función que cumple el texto en relación con los interlocutores o la estructura global interna que presenta.
La clasificación más simple de los textos, en función de las características que predominan en cada uno (se considera que no hay texto puro, es decir, no hay texto que tenga rasgos correspondientes únicamente a cada categoría, todo texto es híbrido), es como sigue:
El registro lingüístico es el conjunto de variables contextuales, sociolingüísticas y de otro tipo que condicionan el modo en que una lengua es usada en un contexto concreto. Dentro de los factores variables que caracterizan el registro lingüístico están:
Los registros lingüísticos se ordenan de acuerdo con los siguientes factores principales o variables contextuales:
Formalidad
La formalidad de una situación tiene que ver con el hecho de que en ella se permita un uso más creativo o abierto de la lengua o que, por el contrario, se recurra predominantemente a "fórmulas" o "guiones" específicos, considerados adecuados para esa situación. En función del grado de formalidad —llamado a veces grado de ritualización porque la interacción comunicativa a veces procede por una serie de pasos o "ritos" preestablecidos—, se distingue entre registros formales o informales:
Derivado del registro lingüístico informal, está también el lenguaje vulgar, caracterizado por su pobreza léxica, su uso incorrecto de la lengua y el empleo de elementos lingüísticos rudimentarios. El argot o jerga son formas especializadas de lengua con un léxico específico, o donde las palabras comunes se usan en un sentido restringido más específico.
Especialización
Cuando la audiencia destinataria de un discurso o texto está formada por personas cuyo nexo común es una actividad especializada o una actividad profesional específica, es frecuente el uso de un léxico específico. De acuerdo con el grado de especialización, se puede distinguir entre situaciones profesionales o estándar:
Medio
Constituyen modalidades textuales o discursivas las distintas formas que escoge un ser humano para organizar el contenido de un texto o discurso oral o escrito. Fundamentalmente son:
La exposición tiene por cometido explicar e informar. Analizar la información mediante la presentación de una idea. Por lo general se continúa con la valoración y el debate razonado correspondiente de las mismas. En contextos narrativos (por ejemplo, reales o históricos y literarios o ficticios), la exposición proporciona información básica para enseñar en el primer caso o entretener en el segundo. En otros contextos, por ejemplo, de comunicación técnica, su propósito es enseñar e informar. Emplea diferentes procedimientos retóricos tales como la clasificación, la comparación, el contraste, la analogía, la definición y el ejemplo. Su estructura suele ser temática: deductiva o analizante (que va de lo general a lo particular: tesis al principio, datos y especificaciones después), inductiva o sintetizante (de lo particular a lo general: datos y especificaciones al principio, tesis al final como conclusión) o encuadrada (tesis al principio, datos y demostraciones luego, y reformulación de la tesis al final). En los textos expositivos predomina la función representativa o referencial de la lengua, al estar orientada a proporcionar información. Su propósito es hacer saber, hacer comprender y aclarar, no convencer al interlocutor ni influir en él. Por ello se valora por cuatro valores: objetividad, neutralidad, verdad y profundidad. Puede ser divulgativa (destinada a un público amplio sin conocimientos específicos del tema) o especializada (destinada a personas ya instruidas en el asunto que trata la exposición).
Los géneros literarios de la exposición suelen ser también pragmáticos (informes, comunicados de prensa, noticias, recetarios, textos prescriptivos o de instrucciones, testamentos, artículos científicos, artículos de diccionario, tratados (con subgéneros como la enciclopedia, el manual y el libro de texto), las obras de referencia, las guías de usuario, las normas técnicas, los reglamentos, los diccionarios...
Características lingüísticas:
El propósito de la argumentación es persuadir o convencer demostrando la validez de una idea, criterio o punto de vista presentando un razonamiento lógico, discutiendo y argumentando y rebatiendo objeciones en contra para convencer a fondo al lector. Posee el objetivo adicional de instar o invitar al lector a tomar algún tipo de resolución o acción.
La estructura de estos textos suele ser temática: exposición del tema, formulación de la tesis, enumeración de los argumentos, refutación de objeciones y conclusión.
Los géneros pragmáticos y literarios que engloba son los anuncios publicitarios, la reseña crítica o recensión, el ensayo, la crítica literaria, cinematográfica, teatral, deportiva, televisiva, musical o de cualquier otro tipo, el editorial, el artículo de opinión, la carta de solicitud de empleo, la carta de recomendación, las cartas al director, el discurso político, etcétera.
Otro tipo de texto persuasivo es la sátira, que emplea un humor crítico y corrosivo con el fin de hacer meditar sobre algún aspecto censurable de la vida o de la sociedad. Tal vez el ejemplo más famoso es Jonathan Swift Una modesta proposición.
Los argumentos que utiliza pueden ser fuertes (convincentes), débiles (no fidedignos), pertinentes (que se relacionan con el tema), irrelevantes (que no tienen nada que aportar), irrefutables (que no admiten réplica ni discusión) o falacias (argumentos sibilinos que en realidad son engaños y no son válidos) y de distintos tipos:
El propósito de la descripción es presentar, inventar o pergeñar una persona, lugar, evento o sentimiento para que el lector pueda imaginar, por lo general de la forma más visual y concreta, cuanto se está presentando o describiendo.
Como la descripción pone en evidencia la percepción o punto de vista que tiene el autor sobre lo que presenta o describe puede ser subjetiva, aunque también puede prescindir de su subjetividad y hacer una descripción objetiva. Por lo general recurre al orden de presentarlo a través de sus cinco sentidos, pero también puede adoptar una estructura temática: presentación del objeto, detalles, partes que lo forman, funciones, usos etc.
Géneros literarios que la utilizan son la ecfrasis, la hipotiposis, la prosopografía, la etopeya, el retrato, el paisaje, la topografía, la memoria, etcétera. En el diario suelen describirse los hechos a los que uno ha asistido. En la poesía lírica se suelen también describir sentimientos y vivencias.
Entre sus rasgos lingüísticos pueden enumerarse los siguientes:
El propósito de la narración es contar un hecho real o ficticio o una serie de ellos. A esta serie de hechos se la suele denominar trama o argumento. Estos hechos se disponen en forma de secuencia por lo general cronológica (planteamiento, desarrollo o nudo y desenlace) o lógica (condiciones, causas, consecuencias, dificultades, fines), pero los narradores que pretenden algo más que explicar los hechos suelen alterar el orden según una conveniencia pragmática o artística. Por ejemplo, los narradores hábiles suelen posponer el comienzo de la historia hasta después de que ya se ha captado y fijado la atención y el interés del público que escucha la historia, a fin de que puedan soportar que se les presenten los personajes y los marcos espaciotemporales (cronotopo) de la historia, que es lo menos atractivo de la misma y que suele ocupar más tiempo al principio. A este orden se le llama comienzo in medias res, o "mediadas las cosas". Junto a estos elementos, sobre todo si la narración es elaborada y compleja, es importante contar además con narrador, personajes y temas.
Los géneros literarios incluidos dentro de esta modalidad son la anécdota, la biografía y autobiografía, la epopeya, el cantar de gesta, la novela, el cuento o relato corto, el cuento folclórico, el mito, la historia, la historia oral, la leyenda, el romance...12
Los recursos lingüísticos que esta modalidad selecciona suelen ser:
Un texto dialogado es una conversación oral o escrita entre dos o más personas. Por lo general consta de un hablante y un oyente que van alternando estos papeles. Se distribuye en "parlamentos" encabezados por un guion, o por el nombre de quien habla en versalitas (esto es, letras mayúsculas o capitales) si se trata de teatro, seguido por dos puntos. Y existen dos modalidades: el diálogo en estilo directo y el diálogo en estilo indirecto.
El género literario en que más se utiliza es en el teatro o género dramático (comedia, tragedia, tragicomedia, ópera, farsa...), en que se suele acompañar de acotaciones y apartes y en escenas, cuadros y actos; pero también se emplea en la entrevista periodística, en el debate... También se suele insertar dentro del texto narrativo, en novelas, seriales radiofónicos, cinematografía... Los registros idiomáticos indican el nivel de instrucción de las personas que intervienen en el diálogo: niveles culto, coloquial o vulgar.
Las características lingüísticas de los textos dialogados son las siguientes:
Texto
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