Que puis-je faire ?
tipo de documento Lecciones
La primera escuela filosófica conocida es la llamada Escuela de Mileto o Escuela milesia, que se desarrolla en la ciudad de Mileto en Asia Menor (actualmente Turquía) entre los siglos VII y VI antes de Cristo, a la que pertenecen tres grandes pensadores: Tales, Anaximandro y Anaxímenes.
Aristóteles los llamó Físicos (fisiologoi), porque el tema principal de su investigación era la naturaleza o Físis. Para los griegos la fisis significa lo mismo que para nosotros el Universo, formado por una gran diversidad de seres individuales diferentes unos de otros.
La pregunta que se formuló por primera vez Tales de Mileto fue la siguiente: «¿Sería posible que el enorme conjunto de seres que observamos a través de nuestros sentidos se pudiera reducir a uno solo?, ¿sería posible que todos estos seres individuales, incluyéndonos a nosotros mismos, estuviéramos formados por una misma sustancia, que nuestros últimos componentes fueran idénticos?». En resumen, ¿puede reducirse lo múltiple a lo uno? He aquí el problema del Arjé, del origen común y único de todos los seres de la naturaleza.
En realidad este problema planteado por Tales todavía no ha sido resuelto. En el siglo XIX y principios del XX, se pensaba que los seres naturales estaban compuestos por átomos. En la década de 1930 se afirmaban que estaban compuestos por electrones, protones, neutrones. Hacia 1940 se decía que los seres naturales estaban compuestos por una pluralidad de partícula elementales, electrones, protones, neutrones, neutrinos etc. Últimamente parece que los seres naturales están constituidos por quarks, últimos componentes de las partículas elementales anteriores.
La genialidad de Tales consistió especialmente en el planteamiento del problema y no tanto en su respuesta, ya que preguntar por un arjé común implica varios problemas a su vez. En primer lugar la posibilidad de que todo lo que se muestra a nuestros sentidos como distinto, en realidad no lo sea; en segundo lugar la desconfianza de la información que nos dan los sentidos como fuente de conocimiento, y en tercer lugar, la contraposición fenómeno / noúmeno. Lo fenoménico significa aquello que aparece o se muestra a nuestros sentidos; lo nouménico, lo que nos dice la razón o inteligencia. En griego nús significa «inteligencia».
Tales de Mileto (640 a. C.) afirmó que el arjé es el agua. Esta afirmación la fundamentó en su observación de que el agua es el elemento primordial para la vida. Por ejemplo, un ser humano está compuesto en un 70% de agua, mientras que una lechuga lo está en un 90%. También fue importante su estancia en Egipto, donde las periódicas inundaciones del río Nilo y la formación del delta permitieron el desarrollo de la cultura egipcia.
Es interesante destacar su afición por las matemáticas. Fue capaz de conocer la medida de la altura de las pirámides, midiendo la sombra a la hora en que la suya solía ser igual a su cuerpo. También descubrió el teorema que lleva su nombre sobre los triángulos isósceles. En Astronomía señaló por primera vez los solsticios y equinoccios e investigó el tamaño y naturaleza del sol. Para Tales, la Tierra se mantiene sobre el agua como un leño, y por tanto no necesita ninguna otra sujeción.
Anaximandro (610 a.C.) pensó que el arjé es el ápeiron («lo indeterminado»), una materia proteica y caótica de la que, en virtud del movimiento produce unos remolinos que engendran una pluralidad de universos, en ellos se engendran lo caliente y frío, de los que nacen el agua, el fuego, la tierra y el aire; con estos elementos se forman los seres naturales.
La Tierra, afirma, está suspendida libremente sin ser sostenida por nada, y está firme por su equidistancia respecto de todas las cosas. El Sol es un círculo veintiocho veces mayor que la Tierra, semejante a la rueda de un carro, con el borde hueco lleno de fuego, y se manifiesta por una apertura como a través de un torbellino entubado. El ser humano se formó a partir de otras especies. Esto lo dedujo del hecho de que las demás especies se alimentan pronto por sí mismas, mientras que el hombre necesita de un largo tiempo. Los animales nacen de lo húmedo, también el ser humano se ha generado de los peces; del agua han nacido los peces y en ellos se formaron los hombres
Anaxímenes (525 a.C.) está de acuerdo con Anaximandro en que la naturaleza subyacente es una e infinita por no indeterminada, sino determinada, por eso la llamó aire.
La Tierra, afirma, es plana y flota en el aire. El Sol, la Luna y los astros tienen en la Tierra su generación, giran alrededor de la Tierra como un sombrero alrededor de la cabeza. Del aire dilatado se forma el fuego, del aire condensado se produce el agua y la tierra.
Estos filósofos de la escuela de Mileto, alcanzan el primer grado de abstracción, o abstracción física, porque el arjé lo encuentran en un principio material físico (agua, ápeiron y aire).
Se forma en una importante colonia griega situada en el sur de Italia, que se llamó la Magna Grecia, y se desarrolla en el siglo VI antes de Cristo, aunque su influencia se deja sentir hasta nuestros días.
Según Zeller, el gran historiador alemán de la filosofía griega, la escuela pitagórica y sus tesis principales son obra de la colectividad, siendo muy difícil hablar en forma personal. No obstante la figura de Pitágoras como fundador de la escuela, tuvo un prestigio enorme. Precisamente se le atribuye el nombre de Filosofía, ya que cuando le preguntaron si era sabio (sofós), contestó, que no era sabio sino filósofo, es decir que amaba y deseaba ser sabio. La filosofía es pues el amor y el deseo de la sabiduría. El filósofo es crítico y consciente de sus límites.
Para los pitagóricos, el arjé es el número, afirmación que se puede interpretar de diversas formas:
Los pitagóricos llegaron a esta conclusión al observar cómo los diferentes sonidos emitidos por las diversas cuerdas de una lira dependían de su longitud, el distinto sonido (cualidad) está en función de la longitud (cantidad). También observaron la variación del sonido que producían martillos de distinto peso en un yunque.
La aportación de los pitagóricos es de suma importancia para la ciencia, ya que por primera vez se capta la posibilidad de matematizar los fenómenos naturales. Su interés por las matemáticas les llevó a varios descubrimientos como el teorema de Pitágoras, los números irracionales, la teoría de las series, de las proporciones, los números triangulares, cuadrangulares y los cuadrados perfectos.
En cuanto al ser humano, fueron los primeros que distinguieron con claridad el cuerpo del alma, el alma es inmortal y se reencarna en vidas sucesivas para perfeccionarse. Estas creencias iban ligadas al Orfismo, así como la idea de que el cuerpo es una cárcel para el alma: soma – sema (cuerpo – tumba).
En Astronomía afirmaban que la tierra gira en torno a un fuego central, teoría que fue la base de Aristarco de Samos en el siglo III antes de Cristo. Mantenían además que los cuerpos celestes al girar alrededor del fuego central, emitían una bellísima sinfonía, la música celestial.
Los pitagóricos alcanzan el grado de abstracción matemática.
Fue fundada por Jenófanes de Colofón, siendo el filósofo más importante Parménides (530 – 460), que escribió un tratado filosófico en verso sobre la naturaleza Peri fiseos.
Es la suya una de las concepciones filosóficas más profundas, cuya influencia llega hasta nuestros días.
Muestra una oposición radical entre el conocimiento sensible y el racional. Los sentidos no son fiables, sino engañosos, sólo nos conducen a la opinión (dóxa), pero no a la certeza. Es un camino que tiene por objeto las cosas cambiantes y perecederas, por lo que tal conocimiento también es perecedero.
El conocimiento racional, es el único camino para llegar a la verdad (alezeia). La multiplicidad de seres no es más que una vana apariencia de nuestros sentidos, ya que la multiplicidad y el cambio implican que el ser no sea y el no – ser sea. Por ejemplo un tronco de árbol en combustión, se transforma en ceniza: lo que implica que el ser árbol, se haga no – ser árbol, y que el no – ser ceniza, se haga ser ceniza.
La vía de la verdad, del conocimiento racional nos dice que el ser es y es imposible que no sea, y que el no ser no es y es imposible que sea. Estas son las ideas obtenidas de un importante fragmento de su obra: …”Sólo hay dos caminos, uno que el ser es y es imposible que no sea, es el camino de la razón que nos lleva a la verdad, el otro que el ser no es y es necesario que no sea; y esto te digo, es un sendero en el cual nadie puede persuadirse de nada”.
Por debajo del flujo real fenoménico que nos ofrecen los sentidos, por debajo de la multiplicidad de los seres, hay que afirmar la presencia de un Ser eterno, inmóvil y uno.
Parménides representa el monismo estático del ser. El ser es uno, imperecedero, continuo, indivisible, homogéneo, inmóvil y esférico.
Además de Parménides hay otros dos pensadores en esta escuela, Meliso y Zenón, que enunció las famosas aporías, razonamientos que ponían de manifiesto la imposibilidad racional del movimiento, el velocísimo Aquiles no alcanza al animal más lento, la tortuga.
En primer lugar sostiene que hay una oposición radical entre el conocimiento sensible y el racional: "Malos son los ojos y los oídos de quien tiene alma de bárbaro”. El único conocimiento que lleva a la verdad es el de la razón.
En segundo lugar, los sentidos nos dicen que en el Universo hay cosas estables, sin embargo bajo la aparente inmutabilidad subyace lo verdaderamente real, una naturaleza siempre cambiante, como un río en el que nunca nos bañan las mismas aguas, panta rei, todo fluye.
Esta naturaleza cambiante procede de un fuego en el que todo surge y al que todo vuelve. La vía descendente: fuego, aire, agua, tierra. La vía ascendente: tierra, agua, aire, fuego.
Este proceso está regulado por el Logos, la razón universal, gracias a ella el universo es un cosmos y no un caos. El logos es la ley inmutable que regula todo cambio.
El motor del cambio incesante es la oposición de contrarios, discordia y paz….”De las cualidades contrarias nace la guerra y de la guerra nacen todas las cosas. La guerra es el padre de todas las cosas, y por ello la guerra es el rey de todas las cosas”.
Parménides y Heráclito representan el tercer grado de abstracción o abstracción metafísica.
Intentaron superar el problema del movimiento y la unidad del ser de Parménides, abandonando el monismo y admitiendo una pluralidad de arjés o primeros principios que permitieran su explicación.
Empédocles de Agrigento (490 – 435). Escribió una obra Peri fiseos, donde explica que el arjé o materia primordial es múltiple: agua, aire, tierra y fuego. Estos cuatro arjés son las raíces de todas las cosas. Aristóteles los llamó elementos, nombre que
ha prosperado. Estos elementos se ponen en movimiento gracias a dos fuerzas, amor y odio; el amor tiende a unir los elementos, el odio a separarlos; se trata de la primera aproximación a la distinción actual entre materia y energía.
Anaxágoras de Clazoméne (500 – 429). En su obra Peri físeos, el arjé son los spérmata, las semillas, partículas elementales, inalterables, invisibles y cualitativamente heterogéneas a las que Aristóteles llamó homeomerías. Estas homeomerías están en todas las cosas y seres naturales mezclándose entre sí. Por ejemplo, en la digestión asimilamos sustancias distintas: pan, carne etc. En el alimento hay homeomerías que estaban agregadas, y en este proceso se separan, las de la sangre van a la sangre, las del pelo al pelo etc. Si sustituimos las homeomerías por: glúcidos, lípidos, proteínas e hidratos de carbono, nos encontraremos en la explicación actual.
Todo el proceso está impulsado por la Inteligencia o Nús, fuerza motriz universal que impulsa a la primitiva masa caótica de homeomerías que constituyen los seres naturales. Este impulso se mantiene de forma mecánica.
Demócrito de Abdera (472 – 370). Escribió una obra titulada Pequeña estructura del Universo, en la que el arjé es una pluralidad de pequeñas partículas en número elevadísimo, indestructibles, cualitativamente idénticas (a diferencia de las homeomerías de Anaxágoras), inalterables e indivisibles, a las que llamó átomos.
Los átomos son de distinto tamaño y de distinta forma. (En la actualidad se dice que el átomo de uranio es mayor que el de hidrógeno, y la estructura del átomo de polonio es diferente de la del helio). Los átomos se encuentran en el vacío y están dotados de un movimiento natural rectilíneo, al chocar entre sí, se forman remolinos que producen uniones de átomos, así explica la formación de los seres naturales, cuando los átomos se separan se produce su destrucción.
También es muy curiosa su explicación sobre la multiplicidad y diversidad de los seres naturales:
El proceso de agregación o disgregación, se realiza por leyes necesarias, ineludibles, nada se deja al azar o a la influencia de alguna Inteligencia o Ser supremo. Demócrito representa un riguroso materialismo, ya que hasta las almas de los seres humanos están compuestas por átomos, y un igualmente riguroso mecanicismo.
Lo integran un conjunto de pensadores que tuvieron unos intereses filosóficos comunes en torno al ser humano y su vida social y política. Su actividad se desarrolla entre los siglos V y IV antes de Cristo, en el proceso de transformación democrática de Atenas. Los sofistas - hoy los llamaríamos expertos - se presentan como inconformistas y revolucionarios, son profesores capaces de enseñar a los ciudadanos a discutir con energía y precisión, a saber convencer en la asamblea, en una palabra, educar ciudadanos para la democracia.
La palabra sofista es un superlativo del adjetivo sofós, designa al más sabio o entendido. Posteriormente tuvo un sentido peyorativo debido a las críticas de Sócrates, Platón y Aristóteles; sin embargo la filosofía actual ha concedido a estos pensadores, una gran importancia para el humanismo griego.
No constituyeron una escuela filosófica aunque tuvieron unas características comunes:
Entre todos, destacamos a Protágoras y Gorgias.
Protágoras de Abdera (486 – 411). Sus obras principales son Sobre la verdad y Sobre los dioses. Su afirmación fundamental se conoce como la teoría del homo – mensura, el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son y de las que no son en cuanto que no son.
Las interpretaciones dadas a lo largo de la historia de la filosofía son tres, en función de los significados que se den a la palabra hombre.
La primera interpretación fue criticada por Platón en varios diálogos, especialmente en el Teeteto, la tercera es la propia de Manuel Kant, filósofo alemán del siglo XVIII. La segunda aparece en muchos otros pensadores de diversas épocas.
Otras aportaciones de este movimiento son:
Gorgias de Leontini (484 – 376). Sus obras principales Sobre el no ser o la naturaleza, El elogio de Helena y la defensa de Palamedes, reflejan el más claro exponente del escepticismo, expresado en sus tres famosas frases:
También han sido diversas las interpretaciones de estas frases:
Gorgias fue muy conocido en su época, por sus teorías morales sobre la virtud, según nos cuenta Platón en el diálogo Menón. Sus afirmaciones básicas son:
Texto: Paloma Sánchez en Wikillerato
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La primera escuela filosófica conocida es la llamada Escuela de Mileto o Escuela milesia, que se desarrolla en la ciudad de Mileto en Asia Menor (actualmente Turquía) entre los siglos VII y VI antes de Cristo, a la que pertenecen tres grandes pensadores: Tales, Anaximandro y Anaxímenes.
Aristóteles los llamó Físicos (fisiologoi), porque el tema principal de su investigación era la naturaleza o Físis. Para los griegos la fisis significa lo mismo que para nosotros el Universo, formado por una gran diversidad de seres individuales diferentes unos de otros.
La pregunta que se formuló por primera vez Tales de Mileto fue la siguiente: «¿Sería posible que el enorme conjunto de seres que observamos a través de nuestros sentidos se pudiera reducir a uno solo?, ¿sería posible que todos estos seres individuales, incluyéndonos a nosotros mismos, estuviéramos formados por una misma sustancia, que nuestros últimos componentes fueran idénticos?». En resumen, ¿puede reducirse lo múltiple a lo uno? He aquí el problema del Arjé, del origen común y único de todos los seres de la naturaleza.
En realidad este problema planteado por Tales todavía no ha sido resuelto. En el siglo XIX y principios del XX, se pensaba que los seres naturales estaban compuestos por átomos. En la década de 1930 se afirmaban que estaban compuestos por electrones, protones, neutrones. Hacia 1940 se decía que los seres naturales estaban compuestos por una pluralidad de partícula elementales, electrones, protones, neutrones, neutrinos etc. Últimamente parece que los seres naturales están constituidos por quarks, últimos componentes de las partículas elementales anteriores.
La genialidad de Tales consistió especialmente en el planteamiento del problema y no tanto en su respuesta, ya que preguntar por un arjé común implica varios problemas a su vez. En primer lugar la posibilidad de que todo lo que se muestra a nuestros sentidos como distinto, en realidad no lo sea; en segundo lugar la desconfianza de la información que nos dan los sentidos como fuente de conocimiento, y en tercer lugar, la contraposición fenómeno / noúmeno. Lo fenoménico significa aquello que aparece o se muestra a nuestros sentidos; lo nouménico, lo que nos dice la razón o inteligencia. En griego nús significa «inteligencia».
Tales de Mileto (640 a. C.) afirmó que el arjé es el agua. Esta afirmación la fundamentó en su observación de que el agua es el elemento primordial para la vida. Por ejemplo, un ser humano está compuesto en un 70% de agua, mientras que una lechuga lo está en un 90%. También fue importante su estancia en Egipto, donde las periódicas inundaciones del río Nilo y la formación del delta permitieron el desarrollo de la cultura egipcia.
Es interesante destacar su afición por las matemáticas. Fue capaz de conocer la medida de la altura de las pirámides, midiendo la sombra a la hora en que la suya solía ser igual a su cuerpo. También descubrió el teorema que lleva su nombre sobre los triángulos isósceles. En Astronomía señaló por primera vez los solsticios y equinoccios e investigó el tamaño y naturaleza del sol. Para Tales, la Tierra se mantiene sobre el agua como un leño, y por tanto no necesita ninguna otra sujeción.
Anaximandro (610 a.C.) pensó que el arjé es el ápeiron («lo indeterminado»), una materia proteica y caótica de la que, en virtud del movimiento produce unos remolinos que engendran una pluralidad de universos, en ellos se engendran lo caliente y frío, de los que nacen el agua, el fuego, la tierra y el aire; con estos elementos se forman los seres naturales.
La Tierra, afirma, está suspendida libremente sin ser sostenida por nada, y está firme por su equidistancia respecto de todas las cosas. El Sol es un círculo veintiocho veces mayor que la Tierra, semejante a la rueda de un carro, con el borde hueco lleno de fuego, y se manifiesta por una apertura como a través de un torbellino entubado. El ser humano se formó a partir de otras especies. Esto lo dedujo del hecho de que las demás especies se alimentan pronto por sí mismas, mientras que el hombre necesita de un largo tiempo. Los animales nacen de lo húmedo, también el ser humano se ha generado de los peces; del agua han nacido los peces y en ellos se formaron los hombres
Anaxímenes (525 a.C.) está de acuerdo con Anaximandro en que la naturaleza subyacente es una e infinita por no indeterminada, sino determinada, por eso la llamó aire.
La Tierra, afirma, es plana y flota en el aire. El Sol, la Luna y los astros tienen en la Tierra su generación, giran alrededor de la Tierra como un sombrero alrededor de la cabeza. Del aire dilatado se forma el fuego, del aire condensado se produce el agua y la tierra.
Estos filósofos de la escuela de Mileto, alcanzan el primer grado de abstracción, o abstracción física, porque el arjé lo encuentran en un principio material físico (agua, ápeiron y aire).
Se forma en una importante colonia griega situada en el sur de Italia, que se llamó la Magna Grecia, y se desarrolla en el siglo VI antes de Cristo, aunque su influencia se deja sentir hasta nuestros días.
Según Zeller, el gran historiador alemán de la filosofía griega, la escuela pitagórica y sus tesis principales son obra de la colectividad, siendo muy difícil hablar en forma personal. No obstante la figura de Pitágoras como fundador de la escuela, tuvo un prestigio enorme. Precisamente se le atribuye el nombre de Filosofía, ya que cuando le preguntaron si era sabio (sofós), contestó, que no era sabio sino filósofo, es decir que amaba y deseaba ser sabio. La filosofía es pues el amor y el deseo de la sabiduría. El filósofo es crítico y consciente de sus límites.
Para los pitagóricos, el arjé es el número, afirmación que se puede interpretar de diversas formas:
Los pitagóricos llegaron a esta conclusión al observar cómo los diferentes sonidos emitidos por las diversas cuerdas de una lira dependían de su longitud, el distinto sonido (cualidad) está en función de la longitud (cantidad). También observaron la variación del sonido que producían martillos de distinto peso en un yunque.
La aportación de los pitagóricos es de suma importancia para la ciencia, ya que por primera vez se capta la posibilidad de matematizar los fenómenos naturales. Su interés por las matemáticas les llevó a varios descubrimientos como el teorema de Pitágoras, los números irracionales, la teoría de las series, de las proporciones, los números triangulares, cuadrangulares y los cuadrados perfectos.
En cuanto al ser humano, fueron los primeros que distinguieron con claridad el cuerpo del alma, el alma es inmortal y se reencarna en vidas sucesivas para perfeccionarse. Estas creencias iban ligadas al Orfismo, así como la idea de que el cuerpo es una cárcel para el alma: soma – sema (cuerpo – tumba).
En Astronomía afirmaban que la tierra gira en torno a un fuego central, teoría que fue la base de Aristarco de Samos en el siglo III antes de Cristo. Mantenían además que los cuerpos celestes al girar alrededor del fuego central, emitían una bellísima sinfonía, la música celestial.
Los pitagóricos alcanzan el grado de abstracción matemática.
Fue fundada por Jenófanes de Colofón, siendo el filósofo más importante Parménides (530 – 460), que escribió un tratado filosófico en verso sobre la naturaleza Peri fiseos.
Es la suya una de las concepciones filosóficas más profundas, cuya influencia llega hasta nuestros días.
Muestra una oposición radical entre el conocimiento sensible y el racional. Los sentidos no son fiables, sino engañosos, sólo nos conducen a la opinión (dóxa), pero no a la certeza. Es un camino que tiene por objeto las cosas cambiantes y perecederas, por lo que tal conocimiento también es perecedero.
El conocimiento racional, es el único camino para llegar a la verdad (alezeia). La multiplicidad de seres no es más que una vana apariencia de nuestros sentidos, ya que la multiplicidad y el cambio implican que el ser no sea y el no – ser sea. Por ejemplo un tronco de árbol en combustión, se transforma en ceniza: lo que implica que el ser árbol, se haga no – ser árbol, y que el no – ser ceniza, se haga ser ceniza.
La vía de la verdad, del conocimiento racional nos dice que el ser es y es imposible que no sea, y que el no ser no es y es imposible que sea. Estas son las ideas obtenidas de un importante fragmento de su obra: …”Sólo hay dos caminos, uno que el ser es y es imposible que no sea, es el camino de la razón que nos lleva a la verdad, el otro que el ser no es y es necesario que no sea; y esto te digo, es un sendero en el cual nadie puede persuadirse de nada”.
Por debajo del flujo real fenoménico que nos ofrecen los sentidos, por debajo de la multiplicidad de los seres, hay que afirmar la presencia de un Ser eterno, inmóvil y uno.
Parménides representa el monismo estático del ser. El ser es uno, imperecedero, continuo, indivisible, homogéneo, inmóvil y esférico.
Además de Parménides hay otros dos pensadores en esta escuela, Meliso y Zenón, que enunció las famosas aporías, razonamientos que ponían de manifiesto la imposibilidad racional del movimiento, el velocísimo Aquiles no alcanza al animal más lento, la tortuga.
En primer lugar sostiene que hay una oposición radical entre el conocimiento sensible y el racional: "Malos son los ojos y los oídos de quien tiene alma de bárbaro”. El único conocimiento que lleva a la verdad es el de la razón.
En segundo lugar, los sentidos nos dicen que en el Universo hay cosas estables, sin embargo bajo la aparente inmutabilidad subyace lo verdaderamente real, una naturaleza siempre cambiante, como un río en el que nunca nos bañan las mismas aguas, panta rei, todo fluye.
Esta naturaleza cambiante procede de un fuego en el que todo surge y al que todo vuelve. La vía descendente: fuego, aire, agua, tierra. La vía ascendente: tierra, agua, aire, fuego.
Este proceso está regulado por el Logos, la razón universal, gracias a ella el universo es un cosmos y no un caos. El logos es la ley inmutable que regula todo cambio.
El motor del cambio incesante es la oposición de contrarios, discordia y paz….”De las cualidades contrarias nace la guerra y de la guerra nacen todas las cosas. La guerra es el padre de todas las cosas, y por ello la guerra es el rey de todas las cosas”.
Parménides y Heráclito representan el tercer grado de abstracción o abstracción metafísica.
Intentaron superar el problema del movimiento y la unidad del ser de Parménides, abandonando el monismo y admitiendo una pluralidad de arjés o primeros principios que permitieran su explicación.
Empédocles de Agrigento (490 – 435). Escribió una obra Peri fiseos, donde explica que el arjé o materia primordial es múltiple: agua, aire, tierra y fuego. Estos cuatro arjés son las raíces de todas las cosas. Aristóteles los llamó elementos, nombre que
ha prosperado. Estos elementos se ponen en movimiento gracias a dos fuerzas, amor y odio; el amor tiende a unir los elementos, el odio a separarlos; se trata de la primera aproximación a la distinción actual entre materia y energía.
Anaxágoras de Clazoméne (500 – 429). En su obra Peri físeos, el arjé son los spérmata, las semillas, partículas elementales, inalterables, invisibles y cualitativamente heterogéneas a las que Aristóteles llamó homeomerías. Estas homeomerías están en todas las cosas y seres naturales mezclándose entre sí. Por ejemplo, en la digestión asimilamos sustancias distintas: pan, carne etc. En el alimento hay homeomerías que estaban agregadas, y en este proceso se separan, las de la sangre van a la sangre, las del pelo al pelo etc. Si sustituimos las homeomerías por: glúcidos, lípidos, proteínas e hidratos de carbono, nos encontraremos en la explicación actual.
Todo el proceso está impulsado por la Inteligencia o Nús, fuerza motriz universal que impulsa a la primitiva masa caótica de homeomerías que constituyen los seres naturales. Este impulso se mantiene de forma mecánica.
Demócrito de Abdera (472 – 370). Escribió una obra titulada Pequeña estructura del Universo, en la que el arjé es una pluralidad de pequeñas partículas en número elevadísimo, indestructibles, cualitativamente idénticas (a diferencia de las homeomerías de Anaxágoras), inalterables e indivisibles, a las que llamó átomos.
Los átomos son de distinto tamaño y de distinta forma. (En la actualidad se dice que el átomo de uranio es mayor que el de hidrógeno, y la estructura del átomo de polonio es diferente de la del helio). Los átomos se encuentran en el vacío y están dotados de un movimiento natural rectilíneo, al chocar entre sí, se forman remolinos que producen uniones de átomos, así explica la formación de los seres naturales, cuando los átomos se separan se produce su destrucción.
También es muy curiosa su explicación sobre la multiplicidad y diversidad de los seres naturales:
El proceso de agregación o disgregación, se realiza por leyes necesarias, ineludibles, nada se deja al azar o a la influencia de alguna Inteligencia o Ser supremo. Demócrito representa un riguroso materialismo, ya que hasta las almas de los seres humanos están compuestas por átomos, y un igualmente riguroso mecanicismo.
Lo integran un conjunto de pensadores que tuvieron unos intereses filosóficos comunes en torno al ser humano y su vida social y política. Su actividad se desarrolla entre los siglos V y IV antes de Cristo, en el proceso de transformación democrática de Atenas. Los sofistas - hoy los llamaríamos expertos - se presentan como inconformistas y revolucionarios, son profesores capaces de enseñar a los ciudadanos a discutir con energía y precisión, a saber convencer en la asamblea, en una palabra, educar ciudadanos para la democracia.
La palabra sofista es un superlativo del adjetivo sofós, designa al más sabio o entendido. Posteriormente tuvo un sentido peyorativo debido a las críticas de Sócrates, Platón y Aristóteles; sin embargo la filosofía actual ha concedido a estos pensadores, una gran importancia para el humanismo griego.
No constituyeron una escuela filosófica aunque tuvieron unas características comunes:
Entre todos, destacamos a Protágoras y Gorgias.
Protágoras de Abdera (486 – 411). Sus obras principales son Sobre la verdad y Sobre los dioses. Su afirmación fundamental se conoce como la teoría del homo – mensura, el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son y de las que no son en cuanto que no son.
Las interpretaciones dadas a lo largo de la historia de la filosofía son tres, en función de los significados que se den a la palabra hombre.
La primera interpretación fue criticada por Platón en varios diálogos, especialmente en el Teeteto, la tercera es la propia de Manuel Kant, filósofo alemán del siglo XVIII. La segunda aparece en muchos otros pensadores de diversas épocas.
Otras aportaciones de este movimiento son:
Gorgias de Leontini (484 – 376). Sus obras principales Sobre el no ser o la naturaleza, El elogio de Helena y la defensa de Palamedes, reflejan el más claro exponente del escepticismo, expresado en sus tres famosas frases:
También han sido diversas las interpretaciones de estas frases:
Gorgias fue muy conocido en su época, por sus teorías morales sobre la virtud, según nos cuenta Platón en el diálogo Menón. Sus afirmaciones básicas son:
Texto: Paloma Sánchez en Wikillerato
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