Napoleón y la guerra de independencia (1808-1814)

La guerra de independencia española, o también llamada guerra de 1808, es el enfrentamiento que se dio entre las tropas Napoleónicas y la población española en la Península Ibérica a lo largo de 6 años, hasta 1814. Antes de entrar de lleno en la guerra, ¿Quién era Napoleón?. Napoleón I Bonaparte (1769-1821) fue un gobernante y militar que tras la revolución francesa de 1789 tomó el control de Francia y acabó por declararse emperador y formar un imperio. Siendo emperador, uno de sus mayores conflictos armados fue contra Gran Bretaña, la cual tenía de aliado a Portugal. De esta manera es como consiguen las tropas napoleónicas entrar en España sin disparar una sola vez, ya que el acuerdo era que iban a Portugal, solo estaban de paso. La realidad fue diferente y muchas tropas francesas se quedaron en grandes ciudades españolas, con la idea de antes o después conquistarla. Napoleón quería quitar a los borbones del trono de España e imponer a su hermano, José I Bonaparte. Lo consiguió, primero obligando a Carlos IV y su hijo Fernando VII a renunciar al trono y después con la instauración del reinado de José I Bonaparte, conocido en España como Pepe Botella.El 2 de mayo de 1808 se produjo en Madrid una revuelta muy grande contra la ocupación francesa que se extendió por España y dio comienzo a la guerra de 1808 o guerra de independencia. Fue una guerra muy dura, con una peculiaridad, y es que no fue tanto un enfrentamiento entre dos ejércitos profesionales sino una resistencia de la población contra los franceses, mediante pequeñas batallas, ataques sorpresa, bloqueo de caminos...Es lo que se llamará más adelante guerra de guerrillas. Por ejemplo, se cambiaban las señales de los caminos para desviar a una tropa francesa hacia un camino sin salida y ahí atacar rápidamente. Junto a esto, a partir de 1812 Napoleón tuvo que sacar tropas de España para mandarlas a Rusia, lo que favoreció a los españoles en la guerra. Hay que decir que no todos los españoles se enfrentaron a los franceses, muchos estaban a favor de José I y de Napoleón porque creían que iba a favorecer al desarrollo del país, son los llamados afrancesados. Es en 1812 también cuando nace el constitucionalismo en España, con la declaración de la constitución de Cádiz, también llamada La Pepa (Por promulgarla el día de San José), una constitución muy avanzada para su tiempo que solo estuvo vigente hasta 1814, cuando volvió Fernando VII y la abolió.                        En 1814 terminaba definitivamente la guerra, dejando atrás un país que había sufrido la muerte de más de 400000 españoles, saqueos y robos en muchos pueblos, destrozos, zonas arrasadas...Todo esto arruinó económicamente a muchas partes de España y al propio estado. Si hay algo positivo que sacar de la guerra es la creación de un sentimiento de identidad y hermanamiento entre los españoles contra un enemigo común. 

La I Guerra Carlista (1833-1840)

Tras la Guerra de Independencia, Fernando VII fue repuesto en el trono español. Muere en 1833 sin haber conseguido tener ningún hijo varón, solo dos hijas. Antes de morirse, promulgó la llamada pragmática sanción, para eliminar la ley sálica, una ley que solo dejaba heredar el trono a una mujer en caso de que no hubiese ningún hombre en la línea de herencia. Así, en vez de heredar el trono el hermano de Fernando VII, Carlos, lo heredaría la hija mayor, mujer, Isabel. A la muerte del rey, Isabel contaba con 3 años, y mucha gente, a pesar de la nueva ley, se puso del lado de Carlos, naciendo así los llamados carlistas, partidarios de Carlos María Isidro de Borbón, y los Isabelinos, fieles al deseo de Fernando VII y por tanto defensores de Isabel.  Se desató una guerra civil por ver quién se quedaba el trono. Las fuerzas isabelinas eran mayores, pero el carlismo era fuerte en zonas importantes del norte de España, como Navarra, estableciendo su capital en Estella. Su lema era: Dios, Patria y Rey, ya que querían una monarquía católica clásica, despreciando la constitución de 1812. Uno de sus generales más famosos fue Zumalacárregui, y por parte de los Isabelinos a lo largo de la guerra fue haciéndose importante Baldomero Espartero. La guerra, que al principio estaba casi más difícil para el bando isabelino, cambió con el intento de toma de Bilbao por los carlistas, que asediaron la ciudad durante meses. No lo consiguieron y eso les debilitó, además de perder a Zumalacárregui al morir en el asedio. Al final la guerra se decidió a favor de Isabel, a partir de ese momento Isabel II, y Carlos de Borbón se exilió en Portugal. La guerra a nivel general en el norte terminó en 1839, con la firma de Vergara, pero un pequeño reducto de carlistas en Aragón aguantó hasta mayo de 1840.