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Poesía: Charles Baudelaire y el vino.

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Charles Baudelaire dedica en su libro Las Flores del Mal una sección con 5 poemas al vino. Son los siguientes:

  • El alma del vino
  • El vino de los traperos
  • El vino del asesino
  • El vino del solitario
  • El vino de los amantes

Charles Pierre Baudelaire fue llamado poeta maldito, debido a su vida de bohemia , a sus excesos, y a la visión del mal que impregna su obra. Fue el poeta de mayor impacto en el simbolismo francés. Las influencias más importantes sobre él fueron Théophile Gautier, Joseph de Maistre (de quien dijo que le había enseñado a pensar) y, en particular, Edgar Allan Poe, a quien tradujo extensamente. (Fuente: wikipedia)

Las virtudes del vino están enumeradas en estos poemas, sobre todo en el primero: vinculación a la naturaleza, por su origen en la siembra, carácter divino y sagrado en la tradición judeo cristiana, bebida tonificante, ayuda a modificar el ánimo, puede conducirnos a la euforia y alegría. Vamos:

El ALMA DEL VINO:

Cantó una noche el alma del vino en las botellas:
«¡Hombre, elevo hacia ti, caro desesperado,
Desde mi vítrea cárcel y mis lacres bermejos,
Un cántico fraterno y colmado de luz!»

Sé cómo es necesario, en la ardiente colina,
Penar y sudar bajo un sol abrasador,
Para engendrar mi vida y para darme el alma;
Mas no seré contigo ingrato o criminal.

Disfruto de un placer inmenso cuando caigo
En la boca del hombre al que agota el trabajo,
y su cálido pecho es dulce sepultura
Que me complace más que mis frescas bodegas.

¿Escuchas resonar los cantos del domingo
y gorjear la esperanza de mi jadeante seno?
De codos en la mesa y con desnudos brazos
Cantarás mis loores y feliz te hallarás;

Encenderé los ojos de tu mujer dichosa;
Devolveré a tu hijo su fuerza y sus colores,
Siendo para ese frágil atleta de la vida,
El aceite que pule del luchador los músculos.

Y he de caer en ti, vegetal ambrosía,
Raro grano que arroja el sembrador eterno,
Porque de nuestro amor nazca la poesía
Que hacia Dios se alzará como una rara flor!»

EL VINO DE LOS TRAPEROS

Frecuentemente, al claro fulgor de un reverbero
Del cual bate el viento la llama y atormenta el vidrio,
En el corazón de un antiguo arrabal, laberinto fangoso
Donde la humanidad bulle en fermentos tempestuosos,

Se ve un trapero que llega, meneando la cabeza,

Tropezando, y arrimándose a los muros como un poeta,
Y, sin cuidarse de los polizontes, sus sombras negras
Expande todo su corazón en gloriosos proyectos.

Formula juramentos, dicta leyes sublimes,

Aterra los malvados, redime las víctimas,
Y bajo el firmamento cual un dosel suspendido,
Se embriaga con los esplendores de su propia virtud.

Sí, esta gente hostigada por miserias domésticas,

Molidos por el trabajo y atormentados por la edad,
Derrengados y doblándose bajo un montón de basuras,
Vómitos confusos del enorme París,

Retornan, perfumados de un olor de toneles,

Seguidos de compañeros, encanecidos en las batallas,
Cuyos mostachos penden como las viejas banderas.
Los pendones, las flores y los arcos triunfales

Iérguense ante ellos, ¡solemne sortilegio!

¡Y en la ensordecedora y luminosa orgía
Clarines, sol, aclamaciones y tambores,
Tráenle la gloria al pueblo ebrio de amor!

Es así como a través de la Humanidad frívola

El vino arrastra el oro, deslumbrante Pactolo;
Por la garganta del hombre canta sus proezas
Y reina por sus dones así como los verdaderos reyes.

Para ahogar el rencor y acunar la indolencia

De todos estos viejos malditos que mueren en silencio,
Dios, tocado por los remordimientos, había hecho el sueño;
¡El hombre agregó el Vino, hijo sagrado del Sol!

EL VINO DEL ASESINO

¡Ahora que ella ha muerto yo soy
libre
y puedo emborracharme cuando quiera!
Cuando volvía a casa sin un céntimo
me destrozaba el alma con sus gritos.

Ahora soy dichoso como un rey;
el
aire es puro, el es admirable…
Recuerdo que también fue como éste
aquel verano en que la conocí.

Esta sed espantosa que me abrasa
para calmarse necesita al menos
de tanto vino como quepa allí,
en su tumba, lo cual no es decir poco:

en el fondo de un pozo la he arrojado,
y además he cubierto su cadáver
con piedras que formaban el brocal.
¡Intentaré olvidarla, si es posible!

Invocando amorosos juramentos
de los que nada puede desligarnos,
y para hacer las paces y volver
a la embriaguez de aquellos buenos tiempos,

le rogué que acudiera a aquella cita,
cita nocturna en un camino oscuro.
¡Y acudió! ¡Qué
mujer más insensata!
¡Todos estamos más o menos locos!

Vi que todavía era muy hermosa,
aunque ya fatigada. En cuanto a mí,
la amaba demasiado. Y ésta fue
la razón dedecirle: ¡Has de morir!

Nadie va a comprenderme. Sé que nunca
uno de esos obtusos borrachines
pensó en el desvarío de sus noches
hacer una mortaja con el vino.

Ninguno de esos crápulas, tan sólidos
como una de esas máquinas de hierro,
ni durante el invierno ni en verano
ha conocido el verdadero amor,

con sus encantamientos de negrura,
su cortejo infernal de mil temores,
sus frascos de veneno, con sus lágrimas,
sus ruidos de cadena y de osamenta.

¡Por fin me siento
libre y estoy solo!
Esta noche estaré como una cuba;
y sin temor y sin remordimiento
me tenderé en el suelo una vez más

porque quiero dormir a pierna suelta.
Y las pesadas ruedas de los carros
con su carga de piedras y de fango
o los trenes rabiosos, bien podrían

mi culpable cabeza machacar
o dividir mi cuerpo en dos pedazos.
Yo me río de todo, del Demonio,
de Dios y de la corte celestial.

EL VINO DE LOS AMANTES

¡Hoy el espacio es fabuloso!
Sin freno, espuelas o brida,
Partamos a lomos del vino
¡A un cielo divino y mágico!

Cual dos torturados ángeles
Por calentura implacable,
En el cristal matutino
Sigamos el espejismo.

Meciéndonos sobre el ala
De la inteligente tromba
En un delirio común,

Hermana, que nadas próxima,
Huiremos sin descanso
Al paraíso de mis sueños

EL VINO DEL SOLITARIO

¡Hoy el espacio es fabuloso!
Sin freno, espuelas o brida,
Partamos a lomos del vino
¡A un cielo divino y mágico!

Cual dos torturados ángeles
Por calentura implacable,
En el cristal matutino
Sigamos el espejismo.

Meciéndonos sobre el ala
De la inteligente tromba
En un delirio común,

Hermana, que nadas próxima,
Huiremos sin descanso
Al paraíso de mis sueños.

 

Conceptual map: Poesía: Charles Baudelaire y el vino.

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Fecha publicación: 7.4.2013

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