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En 1548, Tiziano pintó un retrato conmemorativo de la victoria de Carlos V sobre la Liga Esmalcalda en Mühlberg. Podemos encontrarlo aquí dentro de la Línea del tiempo del Museo del Prado.
Si activamos la capa de contexto histórico en la Línea del tiempo, pinchando en la rueda de utilidades que hay en la esquina superior derecha de la página podemos entender la historia que rodea al cuadro. En esa capa de contexto, si vamos hacia atrás en el tiempo, hacia la izquierda veremos que Carlos I de España y V de Alemania era nieto de los reyes Católicos y, a partir de ahí, recuperar todo lo que nos enseña este cuadro. Además, haciendo doble clic en la entidad de nuestro interés, podremos llegar hasta una ficha explicativa.
Siguiendo los pasos de sus antecesores, el emperador Carlos no podía tolerar que se pusiese en duda la auténtica fe cristiana en una Europa que comenzaba a temblar por un terremoto llamado Martín Lutero. Lutero se atrevió a alzar la voz contra lo que él consideraba una corrupción de la doctrina católica y del comportamiento de figuras tan relevantes como el propio Papa, figura encarnada entonces por León X. Las ideas del sajón, completamente revolucionarias, poco a poco se fueron expandiendo por el viejo continente.
Este teólogo se nos descubre si abrimos la capa de Filosofía. Nacido en 1483, es contemporáneo a otros personajes que podemos estudiar en la capa de Contexto histórico y que aparecerán en este relato como Carlos I de España y V de Alemania, Enrique VIII de Inglaterra o Francisco I de Francia.
Sorprendentemente, el que fuera el hombre más poderoso de Europa decidió propiciar el diálogo entre católicos y protestantes tal y como se demostró en la llamada Dieta de Worms de 1521, presidida por el propio Carlos I y en la que participó también Martín Lutero, reunión tras la cual el teólogo tuvo que escapar, temiendo por su vida, siendo acogido por el príncipe sajón Federico III.
Quedaba claro, así, que algunos príncipes del Sacro Imperio Romano Germánico comenzaban a simpatizar por estas ideas reformistas, ideas tendrán sus respuestas bélicas como veremos más adelante con la propia Batalla de Mühlberg.
Estas ideas protestantes comenzaron a tener simpatizantes incluso entre miembros de las casas reales más importantes de Europa. Podemos encontrar ejemplos en Margarita de Navarra, reina y hermana de Francisco I de Francia (férreo enemigo de Carlos) que, si bien nunca llegó a convertirse, jamás escondió su afecto por las ideas ligadas al protestantismo.
Si nos paramos un momento en Francisco I, en la capa Contexto histórico, podemos observar que su reinado está próximo a la realización de la Gioconda o Mona Lisa de Leonardo Da Vinci, en la capa de Pintura. Esta relación no es casual: el monarca, gran admirador de Leonardo (al que posteriormente acogería en su propio palacio de Amboise) adquirió el famoso cuadro que hoy podemos ver en el Louvre. Un ejemplo más de cómo hasta las cosas que nos pueden parecer más inverosímiles acaban relacionándose.
Dicha causa protestante también se instalaría, en cierto modo, en la corte inglesa: si bien con tintes que lo distinguen de luteranos y calvinistas, la respuesta anglicana de Enrique VIII se puede encajar en un deseo de repudiar las normas católicas tal y como demostró Lutero. La adopción del anglicanismo en Inglaterra desataría después conflictos religiosos entrelazados con los dinásticos entre María I de Inglaterra (católica) y su hermana Isabel I de Inglaterra (protestante), así como con la propia Isabel y María I de Escocia (católica) años después, con un presbiterano John Knox siempre haciendo ruido de fondo.
Así pues, y en respuesta al caos que se extendía por Europa, la Iglesia Católica decide llevar a cabo lo que se conoce como la Contrarreforma, que extendería desde 1545 hasta el fin de la guerra de los Treinta Años (mitad del siglo XVII). Carlos I vería así como el Concilio de Trento daba el pistoletazo de salida a todo un cambio en la mentalidad religiosa que pretendía hacer fuerte al catolicismo frente a las nuevas doctrinas, un conflicto que comenzaba a derramar sangre, como en la Batalla de Mühlberg.
Todos los personajes previamente nombrados aparecen estrechamente relacionados en la capa Contexto histórico, demostrando que quizá estaban más cerca de lo que ellos mismos creían. Como vemos, todos muy cercanos a esta Batalla cuya ficha podemos observar en la capa del Museo del Prado, siempre en la parte inferior de la línea del tiempo.
La Batalla de Mühlberg, contexto en el que se encuadra este retrato de Carlos I, enfrenta a la Liga Esmalcalda (alianza de príncipes protestantes) contra las tropas del emperador y su hermano, el archiduque Fernando. La victoria de Carlos y, por ende, del catolicismo, provocó la desaparición de esta Liga pero la toma por parte de los protestantes de algunas plazas imperiales como Metz o Verdún con ayuda de Enrique II de Francia (que, curiosamente, mantenía su condición de católico a pesar de estas apatentes alianzas con reformistas), hijo del previamente nombrado Francisco I.
Lamentablemente, este no sería el único conflicto entre católicos y protestantes ya que diferentes batallas y matanzas se llevarían a cabo hasta casi el siglo XVIII.La obra de Tiziano nos puede servir como excusa para aprender mucho más sobre la época a través de la Línea del tiempo del Museo del Prado.
¿Qué filósofos destacaban en aquel momento? ¿Qué otras obras se pintaron a la vez? ¿Qué música sonaba en los salones de la época? Utiliza las distintas capas a las que da acceso la página del museo y conoce cómo era el mundo a mediados del siglo XVI
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