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Arquitectura civil en Mesopotamia, Egipto, Grecia y Roma.
Mesopotamia, al contrario que Egipto, conserva numerosos ejemplos de arquitectura civil. En el mundo griego, a excepción del Palacio de Cnosos, no encontramos muchos edificios civiles. Será en Roma donde la arquitectura civil alcance su máximo apogeo, con la construcción de foros, teatros, circos, anfiteatros, acueductos, termas o calzadas.
Apenas conservamos restos de edificios de carácter civil procedentes del mundo egipcio ya que las casas y los palacios estaban construidos en materiales perecederos, mientras que tumbas y templos se levantaban en piedra. Sí nos han quedado muestras de las casas de Deir el-Medineh, todas ellas construidas en ladrillo y con unas dimensiones de 10 por 3 metros. En cuanto al urbanismo, conocemos con bastante exactitud la ciudad de Tell el-Amarna, ciudad de nueva planta fundada por Akhenatón en un llano desértico de la orilla derecha del Nilo.
Sin embargo, son muchos más numerosos los ejemplos de arquitectura civil en el arte mesopotámico. Han quedado bastantes restos que nos han permitido levantar planos de los palacios reales de Ugarit, el palacio real de Ebla o el palacio real de Buyukkale. Estos edificios presentan como elemento común la organización de las estancias a través de diferentes patios, esquema que se continuará hasta el mundo romano.
También del mundo mesopotámico nos han quedado magníficos ejemplos urbanísticos, como la ciudad de Babilonia, que contó con 24 calles principales, distribuidas en 10 distritos, dentro de un recinto de planta rectangular; Assur, ciudad donde se afincaron los reyes asirios, situada entre la confluencia del Tigris y uno de sus canales; o Persépolis el lugar donde fija su residencia Darío en el siglo VI a.C. que acabó destruida tras una noche de orgía por el propio Alejandro Magno, antes de su partida hacia la India
Todas estas ciudades y ciudadelas estaban fuertemente defendidas por murallas a las que se accedía por suntuosas puertas, como la puerta real de Hattusa, la capital del Imperio Hitita, o la puerta de Isthar, en Babilonia.
El mundo griego tampoco otorgó especial importancia a las construcciones civiles, aunque sí es cierto que las civilizaciones minoica y micénica dieron a los palacios un relevante papel. La obra maestra de la arquitectura minoica es el palacio de Cnosós en Creta, que constaba de 17400 metros cuadrados construidos y de unas 1500 habitaciones organizadas en torno al patio central. Similares características presenta el palacio de Malia. La obsesión por la defensa que se manifiesta en la cultura micénica llevará a la edificación de potentes murallas. Una excelente muestra la encontramos en Tirinto, murallas que fueron aludidas por Homero para hablar de esta ciudad como 'la bien murada Tirinto'. También destaca la llamada puerta de los Leones, que servía para acceder a la ciudad de Micenas.
La aparición de la representación teatral en el mundo griego llevará a la creación de una construcción específica: el teatro, cuyo mejor ejemplo es el de Epidauro, diseñado por Policleto el Joven a finales del siglo IV a.C.
Otros ejemplos de arquitectura civil en Grecia son la Linterna de Lisícrates, levantada en la época de Alejandro en Atenas como homenaje al ganador de un concurso teatral, o el Reloj de Andrónico, curiosa construcción en la que un reloj de agua es coronado con una veleta de bronce con la imagen de Tritón.
La arquitectura civil conocerá un espectacular desarrollo durante la época romana. Afortunadamente se han conservado numerosos ejemplos de estos edificios que hicieron de Roma y sus provincias un auténtico entramado de arcos, acueductos y calzadas.
El eje de la ciudad de Roma eran los foros, centro de la vida urbana, alrededor del cual se levantaban los edificios más importantes. Para conmemorar las glorias militares se edificaron arcos de triunfo, siendo los más espectaculares los de Tito y Septimio Severo. Para suministrar de agua corriente a las ciudades no dudaron en levantar espectaculares acueductos como el de Segovia, el de los Milagros en Mérida o el Pont du Gard en Nimes. Para celebrar los diferentes espectáculos edificaron teatros como el de Mérida o el de Marcelo en Roma, circos, como el Máximo de Roma, y anfiteatros, siendo el máximo exponente de este tipo de edificios el famoso Coliseo, levantado por Vespasiano y Tito e inaugurado en el año 80. Para impartir justicia se edificaron las basílicas, siendo la de Majencio en Roma su mejor ejemplo. Para mantener el aseo personal se construyeron impresionantes termas como las de Caracalla en Roma. Incluso se realizaron las primeras galerías comerciales: los mercados de Trajano en Roma. También nos han quedado excelentes ejemplos de villas palaciegas como la de Adriano en Tivoli o la espectacular Domus Aurea construida por Nerón en Roma.
La civilización romana consiguió extenderse por toda Europa gracias a la amplia red de calzadas, manteniendo siempre a los bárbaros fuera del limes. Para ello no dudaron en construir murallas defensivas como el muro de Adriano en Milles Castle (Inglaterra), esquema que se repite en la famosa Muralla China que con una extensión de 6.500 km. abarca siete provincias, intentando evitar las invasiones de los pueblos del norte.
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Fecha publicación: 10.4.2013
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