El 7 de octubre de 1571 se libraba en en el golfo de Lepanto, situado entre el Peloponeso y Epiro, en Grecia actual un gran combate naval: la batalla de Lepanto.  En este artículo de José Ramón Cumplido Muñoz podrás conocer todos los detalles de la ofensiva. A continuación avanzamos algunos detalles de la batalla que concluyó con una gran victoria cristiana sobre los turcos. 

La flota turca era muy superior a la cristiana en naves (galeras, galeotes y  fustas) y no así en hombres que además estaban peor armados (arcabuces y mosquetes eran sus armas junto con los cañones de las naves). España participó en esta contienda bajo el mandato de Felipe II formando parte de la Liga Santa. Su participación fue posible porque hacía un par de años había sofocado, aunque temporalmente, la rebelión estallada en los Países Bajos. La batalla, mezcla de naval y terrestre, fue muy dura, una vez abordadas las naves se luchaba cuerpo a cuerpo y no había piedad con los vencidos. Sólo lograron salvarse unos 60 barcos turcos: 

"Jamás se vio batalla más confusa; trabadas de galeras una por una y dos o tres, como les tocaba... El aspecto era terrible por los gritos de los turcos, por los tiros, fuego, humo; por los lamentos de los que morían. Espantosa era la confusión, el temor, la esperanza, el furor, la porfía, tesón, coraje, rabia, furia; el lastimoso morir de los amigos, animar, herir, prender, quemar, echar al agua las cabezas, brazos, piernas, cuerpos, hombres miserables, parte sin ánima, parte que exhalaban el espíritu, parte gravemente heridos, rematándolos con tiros los cristianos. A otros que nadando se arrimaban a las galeras para salvar la vida a costa de su libertad, y aferrando los remos, timones, cabos, con lastimosas voces pedían misericordia, de la furia de la victoria arrebatados les cortaban las manos sin piedad, sino pocos en quien tuvo fuerza la codicia, que salvó algunos turcos" relataba Luis Cabrera de Córdoba (vía wikipedia)

La actuación del generalísimo de la Liga, don Don Juan de Austria, hijo ilegítimo del rey Carlos I de España y hermanastro de Felipe II de España, fue decisiva para la victoria cristiana:

«Vuestra Majestad debe mandar se den por todas partes infinitas gracias a nuestro Señor por la victoria tan grande y señalada que ha sido servido conceder en su armada, y porque V.M. la entienda toda como ha pasado, demás de la relación que con esta va, embio también a D.Lope de Figueroa para que como persona que sirvió y se halló en esta galera, de manera que es justo V.M. le mande hacer merced, signifique las particularidades que V.M. holgare entender; a él me remito por no cansar con una misma lectura tantas veces a V.M.»  

Encabezamiento de la primera carta de D.Juan de Austria a Felipe II después de la batalla de Lepanto.

Cervantes luchó en la batalla de Lepanto junto con uno de los más famosos marinos de la época, Álvaro de Bazán (marqués de Santa Cruz). Se mostró muy orgulloso de haber participado en la batalla, como lo demuestra su prólogo de la segunda parte del Quijote, "!a más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros". En la lucha fue herido y, como consecuencia, su mano izquierda perdió el movimiento, de ahí el apodo de "el manco de Lepanto", aunque la mano no le fuera amputada.